El SAME es uno de los orgullos de la gestión porteña. Sin embargo, un reciente informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (Agcba) evaluó su funcionamiento y apuntó una serie de críticas, como demoras en las ambulancias, falta de personal propio, ausencia de equipamiento y problemas de facturación, entre otros. Pese a esto, concluye que cumple con sus objetivos de forma “eficaz”.
Para la realización del informe se relevaron 813 auxilios, de los cuales 659 fueron códigos rojos (emergencias que implican riesgo de vida), 112 amarillos (sin riesgo de vida), y 42 verdes; y del total 120 se analizaron en profundidad. El período analizado fue el año 2012. Allí se buscó reflejar la efectividad de respuesta ante los llamados, y se determinó que ante los códigos rojos, donde la resolución no debe superar los 15 minutos, hubo un 38% de demoras; y en los amarillos, que deben resolverse entre los 20 y los 60 minutos, un 91%.
Ante esto, el director del SAME, Alberto Crescenti, sostiene a PERFIL que se realizan cerca de mil auxilios diarios (donde más de la mitad son códigos rojos), por lo que la muestra” no es representativa”, y que en el caso de los amarillos el concepto tomado es erróneo, ya que el tiempo de respuesta para un código de este tipo varía entre una hora y una hora y media. “En la emergencia se considera la hora de oro, y en código rojo el SAME llega dentro de los 15 minutos”, apunta, y agrega que “sobre 250 mil prestaciones que se hacen por año la mortalidad es del 0,04%, la más baja del mundo”.
Otra de las críticas del informe refiere a la falta de dotación propia, ya que los médicos que van en los móviles dependen de los hospitales porteños, lo que para los auditores puede provocar demoras o la imposibilidad de la salida de las ambulancias.
“Los médicos se asignan por suplencias de guardia, o se los solicita a las guardias de los hospitales, con la dificultad que esto genera. Si el SAME y el hospital no cuentan con médicos para asignar, la ambulancia no sale”, reza el informe. Y en relación con el equipamiento de las ambulancias, observaron que el 75% de los móviles auditados “no contaba con la totalidad del equipamiento biomédico móvil exigido”, ni la totalidad de los medicamentos exigidos. En tres casos, incluso, encontraron medicamentos vencidos.
“En febrero de 2012 se produce la tragedia de Once, si no hubiera tenido equipamiento o medicamentos, ¿cómo hago para atender a mil heridos en 45 minutos y ubicarlos en 14 hospitales?”, retruca por su parte Crescenti.
Facturación. El 77% de los auxilios no registró los datos para facturar luego a las prestadoras, según el informe, que registró una facturación mensual de $ 80 mil por mes. “Esto significa que si se accidenta una persona que conduce un auto de alta gama y cuenta con el más costoso plan de salud, el SAME no estaría en condiciones para facturar el servicio a la obra social o prepaga”, explica Facundo Del Gaiso, auditor a cargo del informe.
Desde el SAME, en cambio, sostienen que facturan casi $ 1 millón por mes a las prepagas, aunque reconocen que antes el sistema no era eficiente, y que recién en 2012 se armó la oficina de facturación. Lo mismo con la informatización del sistema: aún completan todas las planillas a mano, otro punto observado por la Auditoría, ya que, agrega Del Gaiso, muchos de estos registros luego resultan “ilegibles”.