SOCIEDAD

La confesión de la madre de la beba muerta en Ayacucho

La autopsia demostró que su hija había fallecido por problemas pulmonares. Sin embargo, inventó un robo para ocultar los verdaderos hechos.

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Soledad Ibáñez, madre de la beba que murió en Ayacucho en julio y cuyo deceso derivó en marchas masivas en reclamo de justicia, confesó hoy que "inventó" que su hija falleció en un asalto a su casa de la ciudad bonaerense porque estaba "avergonzada" de que haya perdido la vida en un aparente descuido suyo, cuando ella se "bañaba".

La mujer, de 24 años, reveló lo ocurrido en su tercera declaración ante la Justicia, luego de haberle dicho ayer "la verdad" a su marido, informó el ministro de Seguridad provincial, Ricardo Casal, quien precisó que Ibáñez quedó bajo la asistencia de personal de Protección a la Víctima para "contenerla".

Casal argumentó que el caso "se encuadra en la figura de pena natural", al considerar que la joven apeló a la "mentira" por el "sufrimiento psicológico" que le causó la "muerte" de su hija, "más allá del encubrimiento" del hecho.

"La mamá (de la beba) no resistió la presión de su dolor y contó la verdad", reveló Casal  y agregó que Ibáñez optó por la "mentira" para "amainar su responsabilidad" en el deceso.
Según el ministro, la joven se "bañaba" en la tarde del miércoles 27 de julio luego de haber "dado la teta" a la beba y, tras la ducha, notó que su hija -de tres meses- "había muerto".

El funcionario kirchnerista agregó que Ibáñez "se desvaneció, se golpeó la cabeza en la habitación y, cuando recuperó el conocimiento, llamó al 101", número telefónico de emergencias de Ayacucho, ciudad situada a 380 kilómetros de Capital Federal con una población de casi 20 mil habitantes.

"Lo más grave es que la pediatra que asistía a la beba declaró que la nena tenía reflujo severo, por lo que no podía estar acostada sino que tenía que estar siempre en 45 grados", resaltó Casal debido que, al parecer, la niña perdió la vida mientras estaba tendida en posición horizontal.

Ibáñez, de 24 años, poco después de conocerse la noticia del deceso de la beba, denunció que un grupo de delincuentes encapuchados irrumpió a las 15 de ese miércoles en su casa para robar.
La joven, esposa del productor agropecuario de la zona Juan Pablo Olano, de 28 años, agregó que los asaltantes le exigieron dinero y la golpearon, tras lo cual quedó con un ojo morado.


Según Ibáñez, uno de los ladrones, furioso porque la beba -llamada Antonia- no paraba de llorar, tapó a la niña con una frazada, lo que produjo su muerte por asfixia.

La Policía Comunal, poco después de haber iniciado la investigación del caso, sostuvo que no se violentaron puertas ni ventanas en la vivienda de la mujer y no hubo faltantes de objetos de valor como un televisor LCD y teléfonos celulares.

El testimonio de la joven conmovió a la sociedad de Ayacucho, donde hubo tres marchas masivas en reclamo de justicia, la primera de las cuales finalizó con incidentes frente a la comisaría y la casa del jefe comunal.

"Los vecinos actuaron de muy buena fe pero, de algún modo, fueron alentados por algún personaje que quiso obtener rédito político y desprestigiar al intendente", consideró hoy Casal.
Opinó que "se estuvo incitando a la violencia para que la gente sintiera necesidad de saciar sed de venganza ante la supuesta banda encapuchada que entró y mató a la beba".

La indignación ciudadana mermó cuando se conoció el resultado de la autopsia al cadáver de la beba, según el cual el cuerpo no presentaba "signos de haber sido agredido".
Los peritos intervinientes establecieron la inexistencia de "lesiones externas violentas", al tiempo que determinaron que "no existió asfixia mecánica".

Casal adelantó que personal de Protección a la Víctima, repartición que funciona en la órbita de su ministerio, "comenzó a asistir a la mamá porque el caso encuadra en la figura penal de pena natural, ya que la joven tuvo sufrimiento psicológico, más allá del encubrimiento".

"Habrá que contenerla porque quedó avergonzada por la elaboración de hechos que no existieron y que están comprendidos en la desesperación de una mujer ante la imposibilidad de dar explicaciones a sus seres queridos", sostuvo el ministro.

El funcionario completó: "Me parece que hay una pena natural muy considerable en comparación a la mentira que articuló para cubrir la tragedia que se desencadenó en su hogar".

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Fuente: DyN