Una mujer de 30 años de la población santafesina de Ricardone que prefirió arrojarse a la pileta de un club con short y remera para no exhibir su físico en público, fue obligada a salir del agua, por lo que recurrió a la Defensoría del Pueblo para denunciar el hecho como un caso de discriminación.
"Ella tiene algunos kilos de más y también le quedaron feas cicatrices de algunas cesáreas y por eso no quiere usar malla en público", comentó a la emisora Radio 2 el esposo de la protagonista, llamada Graciela Correa.
La mujer, quien el domingo último se hallaba junto a su marido y sus hijos en el camping del Sindicato de Trabajadores Químicos de Ricardone, localidad situada a unos 15 kilómetros al norte de Rosario, optó por tirarse la pileta vestida con un short y una remera, pero fue obligada a retirarse por el bañero del natatorio.
El entredicho entre la mujer y el bañero concluyó cuando miembros de la comisión directiva se escudaron en los reglamentos del club y le pidieron que se retirara, por no allanarse a las disposiciones vigentes en la entidad.
"No esperaba que me trataran de esa manera, y mucho menos que me prohibieran bañarme y me echaran de la pileta; por eso decidí denunciar a la comisión directiva ante la Defensoría del Pueblo de San Lorenzo y también pienso denunciarlos en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) porque me sentí discriminada al no poder bañarme como el resto de la gente, aunque les expliqué mis razones".
Por su parte, los integrantes de la comisión directiva se defendieron de la acusación de la mujer argumentando que ellos no hicieron otra cosa que aplicar el reglamento vigente, "el mismo al que deben ajustarse todos los asociados que hacen uso de la pileta".
Fuente: Télam