Camila Montero tiene 27 años, es feminista, atea, militante de izquierda, y es apodada “La troska de Dios” por el papa Francisco, a quien conoció en 2008 en la Fundación La Alameda -donde milita denunciando casos de trata de personas y de trabajo esclavo-, cuando todavía era el cardenal Jorge Bergoglio.
“Cuando entré a La Alameda en 2008 tenía una visión muy prejuiciosa sobre Bergoglio, porque venía de un lugar muy diferente, de la lucha por los derechos de género, por los derechos reproductivos y por el derecho al aborto legal. Soy atea y siempre me había sentido en la vereda de enfrente de la Iglesia”, cuenta Camila en diálogo con Perfil.com.
“De pronto me di cuenta que La Alameda tenía necesidad de una protección, porque por nuestras denuncias corrían riesgo nuestras vidas, y él, simplemente por protegernos y defender lo que estábamos haciendo, se plantó desde un lugar completamente legítimo, sin pedir nunca nada a cambio, sin pedir que cambiemos nuestra posición o que defendamos otras banderas. Nos aceptó tal cual éramos, ateos y muy lejanos del cristianismo, para protegernos”, reflexiona.
Camila cuenta que ahí descubrió cómo Bergoglio los apoyaba, había misas contra la trata y el trabajo esclavo para La Alameda, y hasta los recibía en la Catedral "sin buscar nada a cambio". Fue en esos intercambios que Bergoglio la apodó la “Troska de Dios”, al conocer sus fuertes posiciones políticas de izquierda.
“Una vez fuimos a la Catedral con Gustavo Vera (titular de la ONG) para hacerle una entrevista por los 10 años de La Alameda, y entablamos una muy buena relación. Gustavo hizo un chiste de que yo era Camila ‘la troska’, por mi posición feminista, y Bergoglio me empezó a llamar ‘la troska de Dios’, me hacía ese chiste permanentemente”, cuenta y se ríe.
Respecto de la postura de Bergoglio contra el aborto legal y seguro y contra el matrimonio igualitario -sobre lo que firmó un documento que se trataba de una “movida del diablo”-, Camila recuerda que una de las misas que dio Bergoglio contra la trata de personas y el trabajo esclavo en la Plaza Constitución, un día antes de la convocatoria de sectores católicos contra el matrimonio igualitario, el ahora sumo pontífice no hizo mención alguna al tema sobre el que estaba en contra.
“Yo le había advertido a mis compañeros que si daba algún mensaje homofóbico iba, al menos, a chiflarlo. Pero no dijo una sola palabra, en una plaza llena, pudiendo decir lo que quisiera para incluso marcar la agenda pública. Es decir, no sacó ni el más mínimo rédito de eso”, cuenta.
La “Troska de Dios”, que luego confiesa que no es troskista sino “marxista”, repite una y otra vez el respeto que tiene por Francisco I, luego de haber “roto el prejuicio” al conocerlo: “Nos defendió siempre desde un lugar muy legítimo por nuestra lucha, sin ningún beneficio personal, sacándose fotos con víctimas de la trata y el trabajo esclavo y con nosotros, como para decir ‘con esta gente no se metan’”.
Finalmente, Camila se anima a deslizar esperanzas en esta nueva Iglesia con Bergoglio como jefe: “Tengo miles de diferencias y no creo que en otras cuestiones se vaya a avanzar con la Iglesia, pero sí confío que la agenda de la trata de personas y el trabajo esclavo a nivel mundial va a ser absolutamente central para la Iglesia a partir de Bergoglio. Y para mí, dentro de la lucha que yo llevo adelante, es absolutamente válido”.
* De la redacción de Perfil.com