SOCIEDAD
DIARIO PERFIL

La nueva generación de viudas negras en la noche porteña

Se reciclaron en la última década. Cómo operan. Besos, engaño y sedantes.

Las viudas negras ahora hacen menos "inteligencia" previa, son más lindas y jóvenes. Con la promesa de sexo en grupo asaltan a sus víctimas.
| Cedoc

Estaban conversando mientras bebían una copa de champán en un coqueto boliche de Palermo. La escena era parte de la rutina de dos hombres casados. Y de negocios. Hasta que conocieron a tres mujeres bien vestidas, sensuales y hasta sumisas, con quienes entablaron una conversación que pareció casual.

Lo que ellos no sabían era que estaban a punto de ser asaltados y que la fantasía de mantener sexo grupal era simplemente una trampa tentadora de la que no pudieron escapar.

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El caso, que ocurrió hace 15 días, se suma a otros hechos de similares características que revelan una nueva tendencia en una vieja modalidad delictiva: las “viudas negras”. Fuentes policiales consultadas por PERFIL contaron que existe una gran diferencia entre las “viudas negras” de hace diez años y las de ahora.

Antes, actuaba una sola mujer, de entre 40 y 50 años, que dormía a su víctima con la intención de robar. Ahora es diferente: las mujeres son cada vez más jóvenes, tienen entre 25 y 35 años, son bonitas, actúan en grupo y juegan con la atracción que despierta en los hombres el sexo grupal.

“Es posible que la edad de comienzo más temprano tenga que ver con una mayor audacia y autonomía, así como un comportamiento desinhibido para cometer sus actos. Las mujeres astutas o antisociales saben por intuición y experiencia cómo son los códigos de conquista que les gustan a los hombres. En síntesis, tienen un saber del alma masculina y saben cuáles son sus puntos más vulnerables”, explica a PERFIL el médico psiquiatra, psicoterapeuta y sexólogo Walter Ghedin.

Hace dos décadas, la “viuda negra” frecuentaba un bar y estudiaba minuciosamente a su víctima. “Hacía un trabajo de inteligencia previa. Sabía si era soltero, si tenía dinero y dónde vivía. El día que iba a atacar a su hombre, se vestía para la ocasión”, cuenta a este diario un jefe policial que investiga uno de los últimos casos.

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