El 12 de enero de 1975, la cantante y bailarina negra Josephine Baker, nacida en Saint Louis, Estados Unidos, falleció en París. Extranjera y de origen sumamente humilde, bisexual y amiga de la aristocrática Princesa Grace Kelly, los restos de la artista estadounidense que murió de un derrame cerebral en Pitié-Salpêtrière, un hospital público de París, fueron despedidos tres días más tarde con honores militares y un funeral católico en la Iglesia de la Madeleine, pese a que la artista se había convertido al judaísmo. Luego, fueron trasladados al Principado de los ricos, en Mónaco.
Sin embargo, conservan en paralelo un sitio de honor, con memorial, una placa honorífica, en el Panteón Nacional de París, al que sólo pudieron llegar las 80 personas más influyentes de Francia.
¿Cómo se explica que una estadounidense negra que se presentaba semidesnuda en los cabarets parisinos ocupe un lugar privilegiado en la historia del país galo, junto a Voltaire, Victor Hugo y el matrimonio Curie? Allí donde ni siquiera Molière pudo ingresar?
Las 15 razones de Josephine Baker
En principio, Josephine Baker rompió varias barreras en su personalísima carrera de artista:
- Josephine Baker despertó a la fama mundial en Francia cuando se presentó por primera vez en el cabaret parisino Folies Bergères. Era 1926, tenía apenas 19 años y, delante de un decorado Art Nouveau protagonizaba el número musical Danse Sauvage ("Danza salvaje"). Casi desnuda, sólo tenía un collar de perlas, un corpiño y una pollerita hecha con bananas y piedras preciosas. Bailaba provocativamente, sonriendo con sus dientes blancos, zarandeando las caderas, entrecruzando las piernas con un charleston (ritmo absolutamente desconocido en Francia). Su desenfado impactó en el código de “los años locos”, y la ovacionaron doce veces.
- Además de faldas raras, sus mascotas también lo eran: varias veces la vieron paseando con su chita por las calles de París. En su casa también tenía loros y una boa.
- Aunque era estadounidense, el ser negra y carismática ayudó de algún modo a que los franceses –poseedores de varias colonias y territorios de ultramar- derribaran algunos prejuicios sobre los “africanos salvajes”. Gustara o no, el vestuario exótico de sus presentaciones terminó siendo tendencia de moda en su época.
- Josephine Baker fue también quien logró que los franceses deliraran por el jazz, un ritmo importado.
- Josephine Baker, a quien llamaban la “Venus de ébano”, fue la primera mujer negra que protagonizó una película en Francia, Zouzou (1934); antes apareció en La Sirène des Tropiques (1927); y luego, en la comedia Princesse Tam Tam (1934).
- Contrató al novelista belga George Simenon como su secretario y el creador del Inspector Maigret instaló la figura de Baker como objeto de culto en los cenáculos artísticos: cubistas, dadaístas e incluso futuristas comenzaron a considerar a Josephine Baker la responsable del renacimiento negro en la francofonía, la pin-up que volvía a unir Francia con el complejo mundo africano.
- En 1936, regresó a Estados Unidos para actuar con Bob Hope en alguno de los musicales Ziegfield Follies de Broadway, en Nueva York. La crítica y la opinión pública censuraron el tono subido del show. Algunos hoteles y restaurantes de Estados Unidos advirtieron que, si la artista iba, no la dejarían ingresar.
Por entonces, Josephine Baker ya tenía una cláusula de contrato que especificaba que sólo actuaba en salas y teatros que garantizaran la entrada libre al público negro. Su nombre ingresó a la lista negra del FBI, durante el Período de Entreguerras –y luego también-. Por este mismo motivo, en 1951, denunció por racismo al dueño del local Stork Club de Nueva York.
- En 1937, se convirtió al judaísmo para contraer matrimonio con el magnate azucarero francés Jean Lion, que era “blanco”; esta unión le permitió adquirir la ciudadanía francesa y multiplicar su patrimonio. Sin embargo, al año se separaron y ambos eran espiados durante la ocupación alemana de Francia, en 1940.
- Desde septiembre de 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Josephine Baker comenzó a trabajar bajo las órdenes de Jacques Abtey, Jefe de la contrainteligencia militar en París. Públicamente, trabajaba para la Cruz Roja Internacional, incluso cantaba para animar a las tropas en el frente de batalla, pero cuando el nazismo ocupó Francia, se enroló en los servicios secretos.
Durante la Guerra realizó varias misiones en Marruecos e incluso en Francia. Obtuvo el cargo de subteniente en el cuerpo Auxiliar de Mujeres de la Fuerza Aérea de Francia y sus apariciones públicas sólo eran como una uniformada. Por esa actuación recibió varios honores militares del gobierno de Francia:
-La Croix de Guerre, creada para distinguir a civiles, militares y ciudades amigas durante la Segunda Guerra Mundial.
-Y la Legión de Honor y Medalla de la Resistencia, que recibió de manos de Charles De Gaulle.
Suena a mayor valentía aun haber aprovechado su celebridad para ser espía y concurrir a embajadas, fiestas y ceremonias que realizaba la cúpula nazi en la Francia ocupada y, valiéndose de sus contactos, obtener información secreta que la cantante transmitía luego a las fuerzas de la Resistencia, Francia Libre, pasando información incluso con tinta transparente en sus propias partituras musicales.
- Una vez concluida la guerra, retomó su apoyo enérgico a la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles en Estados Unidos. Con la ayuda del entonces fiscal general Robert Kennedy, la cantante proscripta viajó a su país para estar presente en la marcha que organizó Martin Luther King, en Washington, el 28 de agosto de 1963, en donde el líder pronunció su famoso discurso “I have a dream”.
- En ese encuentro en Washington, fue la única mujer que tuvo micrófono. Y dijo: "Ustedes saben que siempre he tomado el camino rocoso. Nunca tomé el fácil. Pero a medida que envejezco, y como sabía que tenía el poder y la fuerza, tomé ese camino rocoso y traté de suavizarlo un poco", explicó.
"Quería hacerlo más fácil para ustedes. Quiero que tengan la oportunidad de tener lo que tuve yo", agregó Josephine Baker en Washington, para reconocer que su vida había cambiado radicalmente desde que se había radicado en Francia.
- Fue la primera cantante negra que llenó cuatro veces el Carnegie Hall para recaudar fondos para la causa contra la segregación racial.
- No contenta con un marido blanco, tuvo un segundo. Fue en 1947, con el compositor francés Joe Bouillon, que fue uno de sus matrimonios más duraderos, una década. Mucho antes que Angelina Jolie –pero por haber perdido el útero tras dar a luz a un bebé muerto-, la pareja adoptó 9 chicos de distintas nacionalidades y “colores”, para formar lo que llamaron su "Tribu Arcoiris".
Los hijos provenían de Francia, Marruecos, Argelia, Corea, Japón, Finlandia, Costa de Marfil y Venezuela. Para vivir con todos ellos, su quinto esposo, le regaló a la feliz madre, bailarina y cantante, un auténtico castillo en Dordoña, le Château des Milandes.
- Al divorciarse de Bouillon, en 1957, Josephine Baker adoptó otros tres niños, a quienes terminó manteniendo sola, como príncipes. Sin embargo, lo pagaría caro porque la artista, que había llegado a ser la mujer negra más rica del mundo, estaba en bancarrota.
- Tras el asesinato de Martin Luther King, en 1968, su viuda, Coretta Scott King, le ofreció liderar –al menos espiritualmente- el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, pero Josephine Baker no aceptó.
En 1964, Josephine Baker reveló a la prensa la asfixia económica en la que se encontraba y Brigitte Bardot, conmovida por su historia, le envió un suculento salvataje económico.
Lo mismo haría Grace Kelly, otra estrella estadounidense en el “exilio”: le ofreció vivir de por vida en una casa en Roquebrune junto a sus hijos, en Mónaco. Desde entonces, Josephine Baker era una de sus invitadas favoritas en todos los eventos de caridad de la Princesa monegasca.
Josephine, una negra sin prejuicios
"Como mujer negra, no podría haber logrado lo que hizo si se hubiera quedado en Estados Unidos", declaró a la cadena BBC una de las biógrafas de Josephine Baker, Bennetta Jules-Rosette, directora del Centro de Investigación de Estudios Africanos y Afroestadounidenses de la Universidad de California, autora del texto Josephine Baker en el arte y la vida: el ícono y la imagen.
Mientras Josephine Baker, hija de una empleada doméstica filmaba películas en Francia, la inolvidable actriz y cantante Hattie McDaniel, interpretó a Mammy, la criada de Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó” (1939). Por ese papel ganó un Oscar, es cierto, pero durante la ceremonia, en 1940, no le permitieron sentarse junto a los demás invitados, simplemente porque era negra; le pusieron una mesita detrás de todos los demás.
Josephine Baker, una vida de película
Todo fue precoz en la carrera de Josephine Baker, desde que llegó al mundo como Freda Josephine McDonald, en un barrio afroamericano de Saint Louis, en Missouri, el 3 de junio de 1906. Su padre biológico era un español que deambulaba por los bares tocando el tambor. Ella casi no conoció, pero si es cierto que hay niños que nacen con la música en la sangre, Josephine podría ser uno de ellos.
Su madre, Carrie McDonald, era lavandera y también limpiaba las mansiones de los ricos para mantener a su hija, que comenzó a trabajar a los 8 años. Aun así, procuró que Josephine fuera a la escuela, pero la niña dejó el colegio para casarse con Willie Wells, el primero de sus seis maridos. Tenía 13 años y un vértigo imparable.
Un año más tarde consiguió el primer contrato en un local de vodevil, dejó a Willie Wells y lo que siguió pasó tan rápido como una ráfaga: se unió a un grupo de artistas callejeros, Jones Family Band, se fue de gira con ellos, luego pasó a la compañía Dixie Steppers y, en Filadelfia, conoció a William Howard "Willie" Baker, el guitarrista de blues, que sería el segundo marido de Josephine, a los 15 años. Hasta el final de sus días, el apellido de Willie Baker fue su invariable identidad artística, aunque el matrimonio se disolvería en dos años.
A Josephine Baker no le gustaba perder el tiempo y se fue sola a Nueva York. Al principio no le iba bien, pero pudo llegar con un papel chico a un Music Hall de Broadway y, en 1921, al elenco de la comedia musical Shuffle Along, un show que fue bastante popular y la llevó de gira durante dos años.
En 1924, consiguió un trabajo en Plantation Club y allí conoció a la persona que se dispuso convertirla en estrella: Caroline Reagan la esposa del agregado comercial de la Embajada de Estados Unidos en París. La mujer le prometió pagarle US$ 250 por semana si aceptaba trabajar en un musical que ella quería montar en París. Y fue así como llegó a la Revue Nègre del Follies Bergère y su charleston con la pollerita de bananas.