P.A.A., Emiliano Tagliarino y Diego Goncebate, los principales referentes de las barras bravas de Independiente, Huracán y Lanús, desembarcaron en Sudáfrica a fines de enero pasado. Era la primera escala de un “plan mundial” que comenzó a gestarse en octubre del año pasado, cuando se fundó la polémica agrupación Hinchadas Unidas Argentinas que preside el puntero kirchnerista Marcelo Mallo (ver aparte).
Aunque ninguno de ellos pueda justificar el origen del dinero necesario para los gastos de semejante viaje, los principales referentes del tablón pararon en hoteles cinco estrellas de Johannesburgo, recorrieron Pretoria y organizaron la logística para que el próximo 9 de junio, entre 250 y 300 barras arriben a Sudáfrica para ver a la selección.
Según contaron a PERFIL, se instalarán en una escuela secundaria de Pretoria, ubicada a cinco kilómetros de la concentración argentina. Allí llegarán con colchones inflables, bolsas de dormir y frazadas, porque –aseguran desde HUA– “no hay camas para todos” y a la noche “refresca mucho”. “Nos habían propuesto alojarnos en un estadio de rugby, pero no nos servía porque no entrábamos todos. Será como ir de campamento”, cuenta Mallo en su oficina de Barrio Norte, donde recibe a PERFIL. Por cada día de alojamiento deberán abonar 11 dólares.
En la cuestionada expedición a Sudáfrica, los barras contrataron 22 combis que los llevarán a Johannesburgo y Polokwane, donde Argentina jugará contra Nigeria, Corea del Sur y Grecia.
“Cada una de las barras consigue los pasaportes, se hace cargo del costo del pasaje y las entradas”, aclara Mallo, quien no brinda demasiados detalles a la hora de explicar cómo se financian. “Se manejan con sus clubes –explica–. Ellos tienen sus negocios. Algunos, como Huracán o Independiente, colocaron sponsors en las banderas, como una forma más de recaudar”.
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