A diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, que instalan sus universidades en predios ubicados en las afueras de las grandes ciudades, el mapa de Buenos Aires está, cada vez más, salpicado de verdaderos “campus urbanos”. En los últimos veinte años, especialmente las universidades privadas se instalaron y ampliaron sus sedes en algunos barrios tradicionales, generando actividades comerciales y de servicios, como bares, restaurantes, librerías y hasta viviendas en alquiler temporario orientadas a los estudiantes; y colaboraron en desarrollar otras zonas más postergadas en la Ciudad, como Constitución.
Esos “distritos” abarcan más de diez cuadras alrededor del rectorado o de la sede principal de la universidad en cuestión. Pero esta modalidad no se agota en zonas céntricas, como la avenida Córdoba a la altura de las facultades de Medicina, Odontología y Ciencias Económicas de la UBA, por ejemplo, sino que se extiende a otros barrios como Palermo, Belgrano y Puerto Madero, entre otros.
Para Daniel Silberfaden, decano de la Universidad de Palermo (UP), “la idea al momento de su fundación, en 1991, fue distribuir las diferentes facultades alrededor de la calle Mario Bravo y sus alrededores. En el caso de las áreas de servicios, el plan fue ofrecerles a los vecinos que desarrollen sus proyectos comerciales alrededor de esas sedes”. Por ese motivo, la UP “no tiene bares, librerías ni residencias estudiantiles dentro de sus edificios”, agrega.
Según especialistas en urbanismo, la delimitación de un campus urbano permite, entre otros factores, que los estudiantes se apropien del espacio público.
Roberto Converti, decano de Arquitectura de la UADE –ubicada en la zona que une el centro con el sur de la Ciudad–, resalta “el polo de desarrollo que generan estos distritos universitarios, además de ser una parte indisoluble del tejido urbano”. Esa universidad, por caso, “apuntaló la consolidación de Constitución, una de las zonas porteñas más portergadas. Por allí circulan unas 30 mil personas por día, y los alrededores se benefician de ese movimiento”, agrega Converti.
La Universidad del Salvador tiene una de sus sedes ubicadas en el barrio de Once –que era la facultad de Ciencias Sociales y se convirtió en Enfermería y Arte Dramático–. Apuestan a que la zona “se desarrolle a partir de la inversión inmobiliaria y comercial”, dice Fernando Lucero Schmidt, vicerrector de la USAL.
En el caso de la UCES, ubicada en la zona de Paraguay y Libertad desde principios de los años 90, fueron consolidando un “distrito propio, a partir de la construcción de nuevos edificios para las diferentes facultades”, dicen desde esa casa de estudios.
Nuevos vecinos. Además de las áreas de servicios orientadas al público universitario, otro de los factores que impulsa un ‘campus urbano’ es el inmobiliario. En este sentido, la idea es aprovechar la demanda de alojamiento que se genera en esa zona puntual de la Ciudad. “Una universidad provoca un interesante tránsito que genera que esa gente permanezca allí durante un período de tiempo más extenso que en una zona de oficinas, donde las personas están de paso. Además, los estudiantes de universidades privadas, sobre todo, son buscados porque tienen un poder adquisitivo más alto”, asegura el experto José Rozados, del portal Reporte Inmobiliario.
Marcelo de Vincenzi, vicerrector de Gestión y Evaluación de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), confirma la tendencia: “En nuestro caso, por ejemplo, las calles aledañas a la sede de San Juan, en Constitución, cambiaron radicalmente: no sólo se instalaron librerías, cafés y restaurantes, sino también emprendimientos inmobiliarios y la mejora del transporte público. Pasó de ser una zona de casas bajas y conventillos a una de edificios y comercios con un perfil más adecuado a los estudiantes”.
Polémico proyecto en el Tiro Federal
Dentro de la Legislatura porteña comenzó a circular un proyecto que apunta a la creación de una nueva Ciudad Universitaria bajo el nombre de Parque de la Innovación. De concretarse este proyecto, sería el segundo predio de este tipo que concentraría una gran cantidad de universidades públicas y privadas.
Según consigna el proyecto –que adelantó PERFIL– enviado a la Legislatura por el Ejecutivo porteño, la idea es desprenderse de un predio conformado por las avenidas Lugones, Udaondo y Libertador, donde actualmente funciona el club Tiro Federal. La iniciativa apunta a la creación de un centro urbano donde “se impulse la generación, atracción y desarrollo de innovación, además de generar viviendas para estudiantes y la instalación de diferentes áreas de servicios”, consigna el proyecto.
La Ciudad debe, primero, desprenderse del predio y luego realizar audiencias públicas para aprobarlo.