Según las cámaras que los representan, la rentabilidad de los supermercados chinos viene en picada desde hace tres años. Pero para sus dueños, la crisis también puede significar una oportunidad: muchos de ellos decidieron cambiarse al rubro gastronómico, y en los últimos meses se abrieron cerca de 250 restaurantes de comida por peso en Capital y el Conurbano.
Los hay para todos los gustos: algunos venden casi exclusivamente comidas orientales, otros tienen parrilla y muchos son solamente vegetarianos. Todos son autoservicios y cobran por peso, cualquiera sea el contenido de la bandeja. Pero incluso los precios pueden variar, desde $ 42 por kilo en el Centro hasta más de $ 50 en Belgrano. Se concentran en zonas de oficinas, y en eso reside una de las claves que los hace atractivos para sus dueños. A diferencia de los supermercados, el horario de atención nunca es superior a las ocho horas. Y no abren los fines de semana.
Esa fue una de las razones que influyó para que Diego decidiera dejar el supermercado que tiene su familia en Flores y abrir su propia casa de comidas en Moreno al 800. “El trabajo es bastante más tranquilo, puedo cortar en el medio y cierro temprano. Es completamente distinto al supermercado, donde hay que estar todo el día pendiente del local”, explica.
Su caso es paradigmático. Según explica Yolanda Durán, presidenta de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático (Cedeapsa), la mayoría de los dueños de estos emprendimientos son hijos de inmigrantes chinos nacidos en la Argentina que buscan una calidad de vida mejor que la tuvieron sus padres. Y de esta forma, consiguen combinar la cultura del trabajo oriental con las costumbres occidentales.
“El restaurante suele ser el segundo negocio; los hijos necesitan independizarse y se encuentran con que esto les deja más rentabilidad y es menos esclavo que el autoservicio: comienzan temprano por la mañana y a las 15 ya están cerrando. Eso les da más tiempo”, indica Durán.
Para Miguel Calvete, titular de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de la República Argentina (Fesach), la caída de la rentabilidad fue el factor principal que empujó el boom de la comida por peso. Además del aumento en el alquiler de los espacios y los costos de la mercadería, se sumó la competencia de los locales Carrefour Express en casi todos los barrios.
La Fesach calcula que hay cerca de 1.600 supermercados en la Ciudad. Su crecimiento no tenía pausa desde hace una década, pero este año se detuvo por primera vez. “Hubo un incremento en los volúmenes de venta, pero una baja en la rentabilidad”, indica Calvete.
Los empresarios chinos calculan el margen actual de ganancia de los autoservicios en 15%. Pero al permitir alquilar sitios más chicos y baratos, contratar empleados por sólo un turno, y hasta vender las bebidas más caras, como en el área gastronómica, las casas de comida dejan cerca del 30%. Las primeras que surgieron hace dos años se instalaban dentro de los mismos súper, pero poco a poco, comenzaron a ganar espacio hasta desplazar completamente a la actividad anterior.
Como muchos de sus propietarios o sus familias tienen también supermercados, pueden comprar en mayor cantidad y bajar los precios de sus proveedores. Así, aumenta la ganancia de los dos locales. Y como logran compartir la mercadería, lo que sobra en uno, puede venderse en el otro. A Li, dueño de dos en San Telmo le resultó: “Es mejor negocio y me gusta más”.