Desde Córdoba
A casi diez días de la muerte del financista Jorge Suau, el caso sigue rodeado de misterio. Los investigadores aún no logran determinar con certeza si se trató de un homicidio o un suicidio.
Suau, de 47 años, estuvo desaparecido durante 24 horas hasta que fue hallado muerto dentro de su camioneta Toyota Hilux, el 13 de febrero pasado, cerca de la localidad de Rafael García, sobre la ruta C 45. Tenía quemaduras en algunas partes de su cuerpo, y la autopsia determinó que falleció por inhalación de dióxido de carbono.
Sin embargo, desde su círculo íntimo sospechan que podría tratarse de un crimen mafioso. Eduardo Rodrigo, socio de Suau en la financiera, también asegura que el fin de Suau no fue un suicidio.
Ambos eran titulares de Cordubensis SA (CBI), una de las financieras más grandes de Córdoba. Fuentes de la causa estiman que la empresa –actualmente en quiebra– manejaría cientos de millones de pesos fuera del mercado oficial. Entre sus clientes, se contarían empresarios y funcionarios de renombre.
Rodrigo, presidente de la firma, se encuentra fuera de Córdoba y, según su abogado, se mantiene oculto luego de recibir reiteradas amenazas de muerte. “Tiene miedo, porque al socio lo mataron”, explica a PERFIL su representante legal, Carlos Patricio Laje, quien desestima la hipótesis de suicidio.
“A una semana de la desaparición de Suau, nosotros creemos que fue un homicidio. A mi cliente lo amenazaron varias veces, y una persona hasta le puso un revólver sobre la mesa para que le devolvieran el dinero”. Tras las advertencias, Rodrigo tomó la decisión de ocultarse, incluso, antes del hallazgo de su socio.
Un fuerte indicio que apunta al asesinato es un mensaje que Suau encargó antes de su muerte. Pidió a personas de su entorno que si “algo le pasaba”, entregaran dos cartas, una destinada al fiscal Enrique Senestrari y otra al vicepresidente de la Cámara Federal de Córdoba, Ignacio Vélez Funes. En las misivas, denunciaba lavado de dinero en la financiera CBI e involucró a empresarios locales y encumbrados funcionarios de la Provincia y de la Municipalidad de Córdoba.
Este jueves, el camarista Vélez Funes detalló a la prensa que en el mensaje se “describen supuestos hechos de lavado de dinero y corrupción”.
Otra de las piezas clave en la investigación es el fiscal federal, Enrique Senestrari, quien recibió de parte de un familiar directo de Suau un pendrive con información, junto a una de las cartas escritas por el propio financista. El fiscal –quien tomó notoriedad por casos muy resonantes como el de Grido, y el Narcoescándalo, la causa que involucraba a policías con venta de drogas– estaría trabajando sobre esta información, lo que podría aportar nuevas pistas en la investigación. Si bien el funcionario judicial no quiso dar más detalles de la causa, precisó a los medios que en la carta “no se ve ninguna intención suicida”.
El padre del financista, Atilio Suau, también sembró todo tipo de sospechas respecto de la muerte de su hijo. “Teníamos charlas de padre e hijo, y él me comentó que tenía miedo, no por personas vinculadas a la financiera, sino por gente que tenía discrepancias con él. Mi hijo sería incapaz de quitarse la vida. Tengo indicios fuertes para pensar que él no se suicidó”, aseguró a la prensa.
Suau era licenciado en Ciencias Políticas y tenía un pasado vinculado a la política: fue secretario de Culto del gobierno de José Manuel de la Sota y ocupó cargos en la Legislatura provincial. Además, Cordubensis (y la razón social antecesora) estuvo integrada en su momento por conocidos empresarios, como Juan Carlos Barrera (ex presidente del club Instituto), y por el actual presidente del Banco de Córdoba, Fabián Maidana, quien participó de la operación entre abril de 2008 y diciembre de 2009, cuando su foco era el resguardo de valores.
Las dudas que deja el caso provocan escosor en Córdoba. La investigación del fiscal Emilio Drazile será clave para despejarlas en los próximos días