Chiba, Japón - Los japoneses, más viejos, peor pagados y sin considerar hoy en día el automóvil como una señal de éxito social, compran cada vez menos coches, una paradoja ya que los vehículos del archipiélago se venden muy bien en el extranjero.
Las matriculaciones de vehículos nuevos en Japón, el tercer mercado automovilístico del mundo por detrás de Estados Unidos y China, cayeron en septiembre por 27 mes consecutivo. En 2006, se vendieron en el archipiélago 4,64 millones de coches de turismo, o sea 107.000 menos que en 2005. " La situación en casa no es muy buena para los fabricantes japoneses", constató Hirofumi Yokoi, analista de CSM Asia. "Deben hacer frente a muchos factores negativos como el envejecimiento de la población y el estancamiento de los sueldos. Y también a la calidad creciente de los coches".
Cada vez más sólidos, los japoneses conservan sus propios vehículos cada vez más tiempo (6,9 años de promedio actualmente, contra 5,14 años en 1997). Pero, a fin de cuentas, se hallan con un coche invendible ya que los coches usados son poco codiciados en Japón. "Al cabo de seis o siete años, el valor de recompra de un coche es prácticamente nulo. Se hace entonces difícil para el cliente reunir la suma necesaria para comprar un coche nuevo", explicó a la agencia de noticias AFP Takao Katagiri, vicepresidente a cargo del mercado japonés en Nissan.
A esto se suma que tener un coche ya no es una prioridad para la juventud nipona. Según un sondeo publicado en agosto por el diario Nikkei, sólo 25,3% de los japoneses de 20 a 40 años tienen ganas de tener un vehículo. En 2000 esta cifra ascendía a 48,2%. "Antes, la gente tenía tendencia a abalanzarse sobre los nuevos modelos. Y era necesario tener un coche para salir con la novia", señaló Tatsuya Mizuno, analista de Fitch Ratings. "Pero la sociedad japonesa maduró. Hoy, la gente considera que la vida es mucho más que los productos. El espiritualismo triunfa sobre el materialismo", añadió.
La sociedad es más madura pero también más desigual. La razón principal por la cual el joven japonés medio no compra un coche se debe muchas veces a que está mal pagado y pasa de un empleo precario a otro, precisó Koji Endo, analista del banco Crédit Suisse. "La brecha entre ricos y pobres crece en la sociedad japonesa", subrayó Endo. "Además, la población disminuye en las zonas rurales, donde no hay transporte público, y aumenta en las ciudades, donde tener un coche es superfluo y muy caro", indicó.
Los fabricantes japoneses, que monopolizan 95% del mercado nacional, se libran a una feroz competencia para hacerse con un trozo de una torta cada vez más pequeña. "La situación para nosotros es cada vez más dura, pero más ventajosa para el consumidor", observó Katagiri, de Nissan. Sin embargo, en su opinión esta pérdida de interés por los coches puede ser conjurada. " Aunque la población joven disminuya, la proporción de aquellos que aprueban el permiso de conducir aumenta. Compran menos autos, pero siguen interesados en conducir y en la movilidad. Nos corresponde a nosotros proponer financiamientos para ayudarles a comprar un coche y, sobre todo, productos que les atraigan", estimó.