Cada vez que Julia ve la cara de Hernán Pérez Orsi (40) en la televisión, le da un beso a la pantalla y le dice: “¡Papá!” Hace casi un mes cumplió un año, pero él no pudo estar en el festejo. Hernán es uno de los treinta miembros de la tripulación de Greenpeace detenida en Rusia desde el 19 de septiembre, cuando intentaron abordar una plataforma petrolera en medio de la campaña “Salven el Artico”. Esta semana, el activista tendrá su audiencia de apelación, en la que sabrá si le otorgan la libertad condicional bajo fianza. Lo mismo sucederá con Camila Speziale, la otra argentina detenida. Hasta ahora, el beneficio fue denegado a todos los activistas.
Desde Mar del Plata, Margarita Malig, su mujer desde hace 11 años, está esperando la confirmación de que podrá verlo para viajar y acompañarlo en el proceso. El martes, por primera vez pudo hablar con él desde su detención. “Está tranquilo, me dijo que come bien y que el cónsul argentino (Jorge Zobenica) le llevó ropa”, cuenta Margarita a PERFIL. “Al escucharlo fuerte una se pone más optimista”, agrega su mujer.
Hernán está en una celda compartida con otro preso ruso, que, según les contó, “lo trata como un hermano”. Si no le conceden la libertad condicional, deberá permanecer allí al menos hasta el 24 de noviembre, mientras se lo investiga por piratería. Tiene un televisor, está leyendo mucho y escribiendo. Además, quiere aprender el idioma, según le dijo a su familia. La semana pasada pidió ver a un cura. “Se aferró mucho a la fe, algo que en estas circunstancias lo ayuda a superarlo, porque pese a estar bien no deja de estar en una cárcel”, sostiene Margarita.
Hernán es amante del surf y empezó a embarcarse a los 20 años, en buques mercantes y barcos de pesca. Esta era su tercera misión con la ONG en la que trabaja desde hace dos años. En julio lo convocaron para ir al Artico, y para esta fecha se suponía que estaría volviendo.
Ayer, en su muro de Facebook Margarita ratificó que él “nunca se imaginó que podría estar atravesando un proceso judicial por piratería”. Y que “no es un delincuente. Es un trabajador que eligió trabajar en una ONG que se dedica al cuidado del medio ambiente para el futuro de todos”