SOCIEDAD
MURIÓ A LOS 93 AÑOS

Miguel Etchecolatz se llevó el secreto de Jorge Julio López a la tumba

En 2006, el albañil declaró en el juicio contra el genocida por los crímenes del centro clandestino Pozo de Arana, en La Plata. Semanas después, el testigo desapareció.

Jorge Julio López etchecolatz
Jorge Julio López fue víctima de torturas en el El "Pozo de Arana" funcionó hasta 1977 en la Delegación Cuatrerismo de la Policía Bonaerense, que dependía de Miguel Etchecolatz. | CEDOC

Miguel Etchecolatz, a quien la Justicia responsabilizó por los secuestros, torturas y crímenes perpetrados en el centro clandestino de detención conocido como Pozo de Arana, murió a los 93 años llevándose a la tumba el secreto de Jorge Julio López, el albañil que desapareció en 2006 después de incriminar al genocida con el relato de sus padecimientos.

El "Pozo de Arana" funcionó hasta 1977 en la Delegación Cuatrerismo de la Policía Bonaerense, un predio policial situado en la periferia de la ciudad de La Plata.

Etchecolatz fue director de Investigaciones de la Policía bonaerense, en tanto que Garachico ocupó el cargo de jefe de calle de la Unidad Regional La Plata.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Allí, López, un joven militante montonero, permaneció durante tres años como detenido-desaparecido y como tal fue víctima de torturas físicas y psicológicas. 

En esos 36 meses vio muchas cosas, entre otras, cómo fusilaron a Patricia Dell Orto y su esposo Ambrosio De Marco, dos de sus compañeros de militancia.

 Miguel Etchecolatz 20220530
Unas semanas después de la desaparición, Etchecolatz escribió en un papel "Jorge Julio López" y "secuestrar" durante la audiencia judicial en la que se le leyó una condena en su contra.

A los 93 años murió Miguel Etchecolatz, una de las caras más atroces de represión y la dictadura

Sobrevivió a los golpes y la picana eléctrica y se convirtió en uno de los tantos "aparecidos" que callaron todo el horror que vivió en el centro clandestino de detención.

El militante peronista no contó lo sucedido allí, no lo habló ni siquiera con sus familiares más cercanos, pero sí lo hizo 30 años después ante el tribunal que juzgó y condenó a Etchecolatz por el delito de "genocidio".

Con detalle y precisión, López identificó a los hombres y mujeres que estuvieron detenidos en condición de desaparecidos en los mismos lugares que él, identificó a los represores que torturaban y describió los centros clandestinos en los que estuvo detenido, lo que permitió reconstruir el circuito represivo que funcionó en La Plata en la Dictadura.

"Es un asesino serial, no tenía compasión", dijo contundente López sobre Etchecolatz, aquella mañana del 28 de junio de 2006, cuando declaró ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

López aseguró ante el juez que Etchecolatz "dirigió esa matanza".

En los videos de las audiencias López recordó cuando Etchecolatz los recibió: "Nos picanearon toda la noche. Etchecolatz estaba a un costado y desde ahí ordenaba 'dale, subí un poco más' (en alusión a la picana) y me decía '¿Vos me conocés? Hacete el guapo como lo hiciste aquella noche'. Ese día la picana no me hacía mucho porque era con batería. Sentía cosquilleo. 'Ahora sí acá vas a sentir, vas a ver'".

Jorge Julio López
"Es un asesino serial, no tenía compasión", dijo contundente López sobre Etchecolatz, aquella mañana del 28 de junio de 2006, cuando declaró ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

Miguel Osvaldo Etchecolatz: secuestrador, torturador, asesino, monstruo

"No estaba. Nunca supimos qué pasó"

El 18 de septiembre de 2006, López fue visto por última vez con vida cuando salió de su casa, en el barrio Los Hornos, en la periferia platense, para escuchar el último tramo del juicio contra Etchecolatz.

Rubén, el hijo de López, lo recordaría al cumplirse 16 años del hecho: "Ya la noche anterior había dejado la ropa lista que iba a ponerse, había acordado quién lo iba a pasar a buscar, pero cuando mi primo llegó a la casa ya no estaba. Al igual que mi hermano, (mi primo) creyó que se había ido antes, solo, así que se fueron a la municipalidad pensando que lo encontrarían ahí, pero no estaba. Nunca supimos qué pasó".

recordó que el día de la desaparición "cinco personas dijeron haberlo visto caminando a dos cuadras de casa, por la 137, entre 65 y 66 de Los Hornos, entre las 9.15 y las 10.30, lo que es raro porque a esa hora ya debía ir para el municipio y cuando mi hermano se levanta, a las 7.30, mi viejo ya no estaba".

"No sabemos qué paso. Alguien engañó a mi viejo para que saliera de la casa. La ropa que se iba a poner para el juicio quedó en la casa, salió con un jogging de entrecasa, un pulovercito verde", detalló.

A día de hoy, los organismos de derechos humanos vinculan su supuesto secuestro a miembros de las fuerzas que operaban en el Gobierno de facto.

Unas semanas después, Etchecolatz escribió en un papel "Jorge Julio López" y "secuestrar" durante la audiencia judicial en la que se le leyó una condena en su contra.

En marzo de 2007, el juez federal platense Arnaldo Corazza ordenó una requisa masiva en la cárcel de Marcos Paz, donde estaban alojados más de 40 ex represores, y encontró en la celda de Etchecolatz una carpeta con recortes periodísticos vinculados a la desaparición de López.

Los recortes tendrían subrayados, anotaciones marginales y remarcados pasajes relacionados con los hijos del testigo desaparecido.

Desde entonces, el nombre del ahora fallecido genocida quedó asociado a la desaparición de López, en plena democracia. Fue condenado a reclusión perpetua por los crímenes denunciados por el albañil, quien sin embargo, nunca apareció.

ds