Hernán Pérez Orsi, el argentino detenido en Rusia junto a otros 29 ambientalistas de Greenpeace, habló por primera vez después de quedar en libertad: "Estoy muy feliz, esperando a mi familia que está viniendo, abrazándome con gente".
Entrevistado por Mario Pergolini, colaborador de la organización ecologista en Buenos Aires, Pérez Orsi destacó que su libertad "es un paso muy importante en lo personal poder estar en la calle" y aclaró: "Estamos afuera bajo fianza pero todo sigue igual, con fuerza y esperanza pero con la precaución de siempre porque esto se puede dar vueltas en cualquier momento", aseguró en FM Vorterix.
Cuando le preguntaron sobre sus días en la cárcel, recordó que pasó mucho tiempo “sentado en la cama en una celda, con 20 grados bajo cero afuera, con gente que no habla mi idioma, no
sabiendo qué estaba pasando".
Pérez Orsi relató que sólo tenía comunicación con sus compañeros de celda y que, por disposición de la Justicia rusa, no podía tener comunicación con nadie que no tuviera vínculo con la casau: “Podía hablar con mi abogado, que venía con una traductora y con mis compañeros de celda que me enseñaron ruso”.
El ambientalista explicó que en la cárcel "es muy difícil, se extraña todo: desde la música hasta contacto con gente". Pérez Orsi confesó que “el espíritu (no se pierde) nunca, sí el estado de ánimo. Yo soy un tipo religioso y me sentí siempre acompañado”, aseguró. "La compañía de mi gente, de mis amigos, de mi hija y el calor de toda la gente se sentía".
Pérez Orsi, que quedó detenido en septiembre pasado durante una misión de Greenpeace, salió de Buenos Aires hace cinco meses: "Al principio, los primeros días después de la detención, dije ‘esto es una ridiculez’. Pensaba que en cualquier momento se tenía que terminar".