El límite marcado por la General Paz se vuelve difuso cuando se tiene en cuenta que todos los días ingresan más de tres millones de personas a la Ciudad. Mientras que la mayoría utiliza, y sufre, alguno de los colapsados medios de transporte que llegan desde el Conurbano, muchos se vuelcan a los servicios de combis privadas.
Pero la falta de control hizo que estos charters formaran paradas ad-hoc en varios puntos neurálgicos del tránsito porteño, que hacen mucho más difícil la ya complicada tarea de circular por el centro. Para mitigar el problema, que ya se transformó casi en una obsesión para muchos funcionarios, el Gobierno planea convertir los estacionamientos subterráneos bajo el Obelisco en un “centro de transferencia” para sacar a las combis de la superficie cuando suben o bajan pasajeros.
El plan, coordinado entre la Subsecretaría de Tránsito y Transporte y el Ministerio de Desarrollo Económico, es aprovechar 120 de las 450 cocheras que ya funcionan debajo de la avenida 9 de Julio, y obligar a todas las combis a estacionar allí. Si bien las instalaciones están concesionadas hasta 2015, la idea no es rescindir el contrato sino negociar con la empresa las nuevas condiciones. Uno de los puntos a definir es si se tomará el área Obelisco-Sur o Norte. Desde ambas carteras dicen que el proceso terminaría los próximos meses y que el nuevo centro de transferencia podría empezar a funcionar dentro de 6 a 12 meses.
Según la Subsecretaría de Tránsito y Transporte porteña, y las propias empresas de combis, se calcula que ingresa cada día hábil un promedio de 2.500 charters. Pero el número también puede ser leído como metáfora de la falta de control que goza el sector. Según fuentes la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT) –el encargado de habilitarlas–, hay registradas apenas mil. Es decir: más de la mitad no tiene permiso para transportar pasajeros.
La cantidad de usuarios de estos servicios se estima en más de 90 mil. El número puede parecer insignificante –representa un 3% del total de personas que ingresa a diario a la ciudad–, pero por los trastornos que genera en el tránsito, la actividad se convirtió en un conflicto constante.
Todos los días en las horas pico, de 8 a 10 y de 17 a 19, las combis paran y esperan a sus pasajeros en las esquinas más saturadas. Como no suelen salir hasta estar completas, generan largas colas de autos en avenidas clave. Según los técnicos que ordenan el tránsito de la Ciudad, los puntos más críticos son el Obelisco, el Correo Central, el Café Tortoni (en Avenida de Mayo al 800) y Cerrito desde Marcelo T. de Alvear hasta Corrientes.