Siete meses de trabajo de campo, intervención de más de 45 líneas telefónicas, análisis de mensajes de texto, registros fílmicos y fotográficos, y entrecruzamientos de llamadas, 13 detenidos y el secuestro de 2.444 microdosis de lo que parecía ser LSD, 11.695 pastillas elaboradas y precursores químicos para la elaboración de otras 40 mil. El operativo Rola Fest desbarató, en marzo pasado, una banda dedicada a comercializar drogas de diseño en fiestas electrónicas. Sin embargo, poco después, el laboratorio derrumbó, en parte, la investigación del juez federal Sergio Torres y la División de Precursores químicos de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA: las sustancias que encontraron en manos de los miembros de la organización no estaban, en ese momento, incluidas en el listado de la Sedronar, y todos los detenidos, excepto dos, fueron liberados por falta de mérito.
Entre ellos, se cuenta a Alan G.Q., el hombre que desfiló esposado y con la remera de Walter White –el protagonista de Breaking Bad– frente al secretario de Seguridad, Sergio Berni, durante la conferencia de prensa que se realizó en una casa de Olivos en la que la organización supuestamente confeccionaba las pastillas.
Ahora, la Secretaría Nº 24 del Juzgado de Torres, a cargo de Verónica Bresciani, la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo de Diego Iglesias, y el fiscal Eduardo Taino intentan que la causa tenga otro final. Solicitaron ampliar la declaración indagatoria de dos de los imputados por violar el artículo 201 del Código Penal que prevé penas de 3 a 10 años de prisión y una multa de 10 mil a 200 mil pesos “al que vendiere, pusiera en venta, suministrare, distribuyere o almacenare con fines de comercialización sustancias peligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo”.
“Como en este caso, este tipo de bandas dicen que venden éxtasis o LSD, pero en realidad, la sustancia es diferente, lo que representa un riesgo extra a la salud del consumidor, porque no sabe qué está consumiendo. Los efectos varían, no son los mismos”, explica una fuente judicial a PERFIL, que advierte sobre los peligros de las drogas de diseño.
“La bomba”. Damián M. fue detenido el 17 de marzo en su casa de Saavedra. En su domicilio fueron secuestradas 68 pastillas color salmón con presencia de xilocaína, teofilina, cafeína y fluoxetina, 514 troqueles de 25-I-NBome y 91 troqueles de 25-B-NBome, estas dos últimas conocidas como “la bomba”. Ese mismo día, en Vicente López, los detectives hallaron 7.091 pastillas rosas en forma de fantasma con presencia de butilona y 236 pastillas que contenían xilocaína, teofilina, cafeína y fluoxetina. La vivienda era ocupada por Martín A., el encargado de un gimnasio que hacía promociones sobre cómo mantener una buena salud, y considerado uno de los líderes de la organización.
Si bien el listado de sustancias peligrosas de la Sedronar fue ampliado en mayo, las drogas de diseño presentan una dificultad para la Justicia: “Si la composición varía en un sólo elemento, puede no estar penada su venta, debido a que puede no estar incluida en el listado de sustancias peligrosas. Incluso, aún no se conocen con precisión los efectos que pueden provocar”, advierte un investigador a PERFIL.
Por ejemplo, la Procunar destacó en su escrito que los estudios sobre la butilona y sus efectos a largo plazo son escasos, pero el Ministerio de Salud de Chile –uno de los países donde se fabrica metanfetamina y otras drogas de diseño– documentó el daño que provoca el consumo de esta sustancia: “Entre los efectos que estas drogas producen se encuentran la euforia, intensificación de los sentidos, inhibición y exitación causando además taquicardia, arritmia, dilatación capilar y hemorragias, entre otras cosas. En pacientes con sobredosis puede provocar hipertermia severa, hiponatremia, acidosis y convulsiones hasta edema cerebral, colapso cardiovascular, infarto al miocardio, falla multiorgánica y muerte”.
Sobre “la bomba”, aún no se conoce cuál es la dosis letal pero “debido a su potencia, calcular mal la dosis de productos químicos de la serie Nbome resulta verdaderamente riesgoso. Un error de dosificación podría conducir a efectos indeseables o peligros para la salud”. El Cómite de Expertos de Farmacodependencia de la OMS “consideró que el grado de riesgo para la salud pública y la sociedad que entraña su uso indebido es especialmente grave”. Es decir, ambas sustancias pueden causar la muerte y dependencia psíquica y física.
Sin embargo, la Sala I de la Cámara Criminal y Correccional Federal rechazó el pedido de la Procunar, el fiscal y el juzgado sobre el artículo 201. La resolución fue apelada y está en manos de Casación. Si la ley no se ajusta a las reglas de las nuevas drogas, el caso de los Breaking Bad locales amenaza con ser el primero de varios.