Entre la expectativa y la inquietud. Así se mueven las sensaciones que dejó el anuncio del nuevo crédito de 840 millones de dólares para el saneamiento del Riachuelo, otorgado ayer por el Banco Mundial (BM), sobre todo por cómo será su utilización para lograr que, efectivamente, el dinero esté destinado a lograr un objetivo tan postergado.
Desde la Secretaría de Ambiente, aseguraron ayer que el préstamo estará destinado, en una primera etapa, a obras para provisión de agua y cloacas en los asentamientos que rodean la cuenca Matanza-Riachuelo, y a la reducción de la contaminación provocada por las descargas industriales sin tratamiento. Se trata, por caso, de obras del llamado Plan Integral de Saneamiento de la cuenca, que beneficiarían en forma directa a 3.500.000 habitantes "que hoy no cuentan con una infraestructura mínima que les garantice calidad de vida", informó la cartera ambiental.
Pero la incertidumbre no da tregua. Sucede que ya existió un crédito de 250 millones de dólares, otorgado en 1997, del que sólo se utilizó una ínfima parte para el saneamiento del Riachuelo. Se trata de un préstamo que otorgó el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) durante la gestión de María Julia Alsogaray, de los cuales sólo quedaron 100 millones destinados a su destino original, luego de que se designaran 150 millones a planes sociales, durante el gobierno de Eduardo Duhalde, para paliar la crisis de 2002. De ese remante de 100 millones, sólo se utilizó un 40 por ciento, según denunció la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC).
“Para colmo, se tuvo que pagar 9 millones de dólares por no utilizar esa plata durante los años acordados. O sea, se tiraron 9 millones de dólares”, destaca a Perfil.com Hugo Quintana, secretario general de APOC. “La necesidad de limpiar el Riachuelo está, la plata está, pero la baja calidad de funcionarios no permitió utilizar el crédito para resolver esa necesidad”, agregó Quintana. Y destacó que, antes de invertir el dinero en el saneamiento, es necesario “dejar de ensuciarlo”. Es que, según remarcó, hay “más de 5000 empresas” que siguen tirando sus desechos al Riachuelo por “falta de controles del Estado”.
Para Alfredo Alberti, presidente de la Asociación Vecinos de La Boca, una de las ONG que participan como agentes de control social en el plan de saneamiento de la cuenca, el nuevo crédito otorgado por el BM genera “expectativa por un lado, pero inquietud e incertidumbre por el otro”. Es que, según explicó a Perfil.com, los antecedentes de la mala utilización del crédito anterior siguen generando dudas respecto al destino de los nuevos fondos. “Nos parece bien que se destine el dinero a infraestructura para los asentamientos de los alrededores, pero nos preocupa la falta de controles industriales, porque hay muchas pequeñas y medianas empresas que siguen contaminando sin alinearse a las normas vigentes. Si esto sigue así, en vez de ser una gran inversión va a ser otro gran gasto”, sentenció Alberti.
En el mismo sentido se pronunció Andrés Nápoli, director del Área Riachuelo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). “Nosotros siempre hemos criticado que se empiece por el final en el plan de saneamiento. Con el remanente del crédito del BID ahora se está haciendo una parte de tres obras de saneamiento cloacal en La Matanza, que es importante, pero deberían empezar con la contención de la gente que vive en los márgenes del Riachuelo que es más importante aún. Lo mismo con la limpieza de los márgenes: no tiene sentido empezar con eso si no hay un plan de contención para el arrojo de basura”, se quejó en diálogo con Perfil.com.
Según un estudio realizado por APOC en 2003, del total de los montos del crédito del BID efectivamente utilizados para sanear la cuenca, el 77 por ciento se destinó a solventar consultorías, mientras que sólo un 10 por ciento fue destinado a obras que consistieron fundamentalmente a la remoción de cascos hundidos y a la limpieza del espejo de agua. Actualmente se encuentran desarrollando tres obras de cloacas en La Matanza con sólo una parte de ese dinero.
(*) redactora de Perfil.com