Una de las Guías de orientación PRODIA, entidad especializada en tercera edad sugiere: “Cada uno de nosotros somos únicos, con nuestros aspectos positivos, e igualmente con nuestros aspectos negativos, y que el estar viviendo la condición de adulto mayor es toda una oportunidad. Vivala plenamente preparándose para enfrentar las cosas que no serán tan buenas, y a disfrutar las que sí lo son”.
A pesar de ello, pocos son los que piensan en cómo debe ser una casa que no ofrezca peligros a la gente mayor. En la mayoría de los casos, la misma de toda la vida, con algunas mínimas reformas puede convertirse en un lugar ideal para vivir seguros.
Vivir más y mejor. Básicamente, una vivienda para las personas mayores debería tener dimensiones más amplias para que quienes las habitan circulen con comodidad, mucho más si para movilizarse tienen que hacer uso de andadores o sillas de ruedas.
El paso mínimo en las puertas tendría que tener de 75 a 80 cm. Y los pasillos un ancho de, por lo menos, 1,10 cm. Además, debe priorizarse la luz natural a cualquier otro sistema de iluminación, debe haber mucho sol por todos lados.