Una pareja de argentinos utilizó su luna de miel para viajar por diferentes países promoviendo un proyecto solidario llamado “Un juego de chicos”.
Se trata de Sheila Goldin y Yuri Muchenik, ambos de 27 años, con carreras universitarias realizadas, se vieron movilizados por la desigualdad y la vulnerabilidad de los más pequeños y decidieron reemplazar la tradicional luna de miel por un viaje para compartir, enseñar y aprender, defendiendo el derecho de los niños a jugar.
Para ello, se tomaron licencias en sus respectivos trabajos (Yuri es licenciado en comercialización y Sheila es licenciada en administración) y adquirieron un préstamo bancario para lanzarse en esta causa, por la que ya recorrieron 17 países y 44 ciudades.
El camino comenzó a mediados de abril por Sudáfrica, luego pasaron por Emiratos Árabes, Nepal, India, Sri Lanka, Singapur, Indonesia, Malasia, Japón, Corea del Sur, China y Hong Kong. El primer destino del Sudeste Asiático fue Vietnam, luego Camboya, Laos, Tailandia y ya llegaron a Nueva Zelanda. El próximo país es Australia, y emprenderán la vuelta a la Argentina el próximo 21 de septiembre.
“Decidimos realizar este viaje porque a ambos nos unía este sueño desde la infancia. ‘Un Juego de Chicos’ surgió de esas ganas y cada día que pasa reafirmamos la satisfacción de cumplirlo, que es mediante una misión solidaria en cada destino que visitemos”, contó Sheila.
Según contaron, cada parada del que vienen haciendo itinerario tiene como eje principal el encuentro para jugar con niños, a través de cuya búsqueda llegaron a diferentes hogares, centros de infancia, escuelas, comedores y parques de cada ciudad, generando momentos y recreando espacios para llevarles juegos y alegría a los niños.
“Este viaje tuvo momentos extremadamente gratificantes, aunque algunos más divertidos y otros más duros. En Vietnam pudimos ir a un hogar de chicos con problemas de motricidad en donde ayudamos a cada uno de ellos a dibujar tomando sus manos. Estando ahí, sentimos realmente que no había nada que pudiera limitarnos a disfrutar y quisimos hacerles sentir lo mismo a ellos. Por supuesto, disfrutaron mucho del momento y de su logro, porque fueron sus propias manos las que dieron color a las hojas”, relató Yuri.
Los jóvenes contaron además que tienen planeado ver el modo de continuar con este proyecto en nuestro país una vez que regresen. “Estamos muy emocionados con lo que hemos vivido en estos meses y particularmente muy felices del aprendizaje. A nuestro regreso tendremos el gran desafío de continuar y expandir este proyecto en Argentina, misión para la cual ya estamos trabajando. Sabemos que no será fácil, pero estamos muy motivados con sembrar esta iniciativa en las provincias y despertar continuamente la felicidad en los chicos de nuestro país”.