La revista Science, la más importante del mundo en materia de ciencia, acaba de otorgar su distinción al Mayor Avance del Año 2015 a una herramienta de extraño nombre. Se trata de Crispr, una tecnología que en los últimos dos años ha revolucionado las posibilidades de la biología y abierto nuevos caminos para la investigación científica y terapéutica.
Bajo esa compleja sigla –que en español significa Repeticiones Palindrómicas Breves Agrupadas en Interespaciados Regulares– se encuentra una manera simple, confiable, eficiente y económica de “editar” el ADN de cualquier ser vivo. “Fundamentalmente podemos usarla para lograr obtener cambios muy precisos en el ADN de un organismo”, resumió a PERFIL el doctor Pablo Cerdán, investigador del Conicet.
Cerdán, que ya está utilizándola en su laboratorio del Instituto Leloir, explicó: “Nos permite inactivar, o sacar, un gen determinado del genoma del organismo con el que estamos trabajando, ya sea una planta o un animal. Y la misma herramienta también nos facilita reemplazar ese gen –al que se puso knockout– por otro, que puede agregar ciertas características o corregir alguna deficiencia presente en el genoma original”.
Según este experto, hasta ahora los científicos tenían algunas posibilidades técnicas para llevar a cabo estas manipulaciones en el laboratorio, pero eran opciones complejas, que pocos manejaban y de baja eficiencia. Las potenciales aplicaciones incluyen curar enfermedades, mejorar cosechas, modificar animales de granja o hasta diseñar flores de colores.
La nueva herramienta, cuyo nombre completo es Crispr-Cas9, fue ideada en 2007, pero recién logró ser puesta a punto por dos científicas: Jennifer Doudna, de la Universidad de California, y Emmanuelle Charpentier, del Instituto Max Planck de Berlín, que publicaron sus primeros trabajos sobre el tema en la misma Science en 2012.
“No sólo es una herramienta útil, sino que es mucho más eficiente que las opciones que teníamos para manipular genes. Además, su uso es lo suficientemente sencillo y económico como para que pueda ser empleada por cualquier laboratorio de biología del mundo. Por todo eso, es un avance sumamente importante”, resumió Cerdán.
En la misma edición de la revista los lectores votaron cuáles fueron los grandes hechos científicos de este año. Y el que más votos recibió resultó ser la misión New Horizons de la NASA, que en julio pasó a 12 mil kilómetros de Plutón, el planeta enano ubicado en los confines del sistema solar, fotografiándolo y estudiándolo en detalle.
Otro de los grandes logros elegidos fue un inesperado descubrimiento anatómico: contradiciendo lo que afirman todos los libros de texto de medicina, se descubrió que el cerebro humano posee vasos linfáticos, cuya misión es transportar células inmunológicas y desechos metabólicos.
Asimismo, otra historia finalista elegida por los lectores especializados fue la del desarrollo y la prueba de una vacuna contra el virus del Ebola, que fue ensayada en los países de Africa afectados por la epidemia. El desarrollo probó tener una altísima eficiencia protectora.