“No hay excusas. La voluntad es todo. El único impedimento es la cabeza”. Como mantras, Fabiana Hasbani repite durante la conversación estas frases que dice convencida: ella misma es la prueba de que cuando se quiere, se puede. Corre desde hace más de treinta años y, como recuerda, cuando empezó “el running no existía: había que ponerse un par de zapatillas y salir”.
Así, no importa dónde esté, entrena todos los días. Ahora pasa parte de su descanso de verano en Uruguay y corre: en la playa, entre acantilados, junto al mar. Pero aunque sale sola, no lo está: la mujer es la creadora de Empowerun Girls, un team de mujeres que corren y que hoy se transformó en un boom que ya tiene más de 20 mil seguidoras en Instagram.
El método es simple: mujeres de todo el país que corren juntas, pero se siguen y se motivan a través de grupos de WhatsApp. Acuerdan a qué hora salir a hacer actividad física y luego cuentan sus experiencias vía chat.
Si es invierno o verano, si se está en La Quiaca, Ushuaia o Dubai –en uno de los chats participa una azafata que hace base allí y comparte sus entrenamientos a deshora con sus pares argentinas– poco importa: “Con el tiempo, el running empezó a hacerse más clasista, competitivo, y muchas que no lo hicieron nunca no se animan a ir a un equipo. Por eso pensé en este espacio, que es inclusivo: busca acompañar a las que no saben ni por dónde empezar, y empujan a volver a empezar una y otra vez hasta que se vuelva un hábito”, explica Hasbani.
Armaron un equipo de running en la Villa 31 y compitieron en Nueva Zelanda
En los grupos, la clave es la profesionalidad con la que se toman el entrenamiento: profesores de educación física arman las rutinas, hacen coaching online y responden las dudas técnicas. Hasbani se dedica a motivar. “Todas reciben sus entrenamientos y rutinas, y comparten tips o dudas cuando están entrenando. Nos acompañamos”, asegura. Para este año, planea salir de la virtualidad: “Nos vamos unas 25 a correr a Río de Janeiro. El lunes empezamos a entrenar al mismo tiempo”, se entusiasma.
Pero aunque la corredora sostiene que “no a todo el mundo le gusta ir a un gimnasio porque puede sentirse juzgado”, para muchos otros el entrenamiento con máquinas es más que una forma de actividad física: se convierte en una necesidad. Y no pueden pasar ni un día sin sus rutinas. Para ello, el balneario Fedra’s, en la zona norte de Pinamar, armó una sede de SportClub en el deck de su parador, justo casi en la línea de carpas. Hay familias que entrenan, profesores que supervisan y se busca que la actividad física se integre al disfrute y al descanso diario.
Saludo al sol. Por curiosidad o porque ya lo practican en su vida cotidiana, verano y yoga parecen ser una combinación irresistible. En Yes! Playa Canina, que funciona en la zona del Faro en Mar del Plata y es el primero 100% pet friendly del país, este año armaron un cronograma de actividades apto para quienes no quieren perder la rutina de entrenamiento durante las vacaciones pero prefieren incorporar a las mascotas a sus prácticas.
Así, los domingos son las tardes en las que hacen clases de “doga” (yoga con perros, por la combinación de los dos términos en inglés), una técnica que Gabriel Sapienza, el responsable del balneario, y su mujer trajeron de Estados Unidos. “Hay muchos que se acercan porque les llama la atención y otros porque ya son fanáticos. Y descubren que, cuando prueban relajándose y respirando, los animales copian, repiten y absorben la energía del grupo, que se va nivelando. Los ejercicios y las posturas se adaptan”, cuenta Sapienza.
Quienes van al balneario pueden también participar de las caminatas de los miércoles y las salidas de running de los martes, para que no corten las rutinas a las que están acostumbrados durante el año. Pero el doga es una de las actividades novedosas más atractivas del espacio. “Genera un contacto único con los animales y además es adaptable a quienes estén en un nivel más avanzado o nunca hicieron una ‘asana’”, asegura Miriam Lorenzo, la instructora que acompaña las prácticas de los veraneantes.
Producción: Claudio Corsalini
Sentirse acompañadas aun en la virtualidad
Sofia Domizi es psicóloga, tiene 32 años y vive en Monte Buey, Córdoba. Luego de atravesar varias situaciones estresantes, tuvo problemas con su cuerpo y un médico le dijo que tenía que dejar de correr porque tenía una protuberanciae en la columna vertebral. “Esa noche, frustrada, mandé un mensaje a la cuenta de Instagram de Empowerun, y nunca más me alejé de ellas”, resume. La mujer se sintió acompañada y contenida aún en la virtualidad que le proponían. “Me siguieron día a día, paso a paso, molestia a molestia, hasta que pude volver a correr y sobre todo no sentí más dolor. Lo que más me ayudó es saber que del otro lado hay un grupo de mujeres igual que una que se contiene, se ayuda, se da empujones anímicos los días en que nos da más fiaca”, se sincera.
Para Daniela Fernández, su experiencia es similar. Tiene 54 años, es bioquímica y tiene seis hijos. Vive en Aimogasta, La Rioja, pero todos los días se saluda con sus compañeras en todas partes del país. “En 2017 empecé de a poco a hacer algo de actividad física para recuperar mi estado. Empecé a ver que podía correr y quise buscar cuentas de Instagram de corredores. Así las encontré a las chicas y a sentirme cerca a través de lo que compartían. Fabiana me escribía todos los días, siempre pendiente de mi entrenamiento y de mis sentimientos. Esa sensación de pertenecer me hace feliz al entrenar. Eso es incomparable”, asegura.