TECNOLOGíA
Redes, fakes news y "resistencia"

La trinchera virtual por la legalización del aborto

Twitter se convirtió en epicentro del debate antes y durante la sesión. Whatsapp y otras apps de mensajería se usaron para enviar campañas.

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ABORTO | Pablo Cuarterolo

Abortos en todo el mundo este año: 42.434.387”. "Este año" se refiere al período comprendido desde el 1 de enero a las 00:00 hasta la actualidad. Los datos que se muestran en el contador se basan en las últimas estadísticas publicadas por la Organización Mundial de la Salud que indican que cada año en el mundo se producen entre 40 y 50 millones de abortos. Un total de 125.000 por día. Esta información está recopilada de forma on-line y se encuentra disponibles 24x7.

La rigurosidad de la información y lo frío de los números que se recogen y acomodan en la pantalla no reflejan con sensibilidad suficiente las implicancias y la profundidad de los sentimientos que abarcan tanto a verdes como a celestes. Ambos grupos sostienen sus argumentos y convicciones y los expresan a diario a través de imágenes, videos, textos, audios, páginas web y, fundamentalmente, en las redes sociales.

 

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Festejos verdes frente al Congreso tras la aprobación del aborto en el Senado

 

Desde grupos de WhatsApp para articular ataques y organizar la resistencia, hasta campañas en redes sociales que se constituyeron en verdaderas arenas de combate, las redes se convirtieron en plataformas de suma importancia en este debate. Un ámbito digital donde las “fake news”, las campañas sucias y la desinformación han sido moneda corriente, generando confusión y en algunos casos incluyendo especial virulencia. Esto solo es posible en un ecosistema en donde la preservación del anonimato y la suplantación de identidad son una “oferta irresistible” ya que tecnológicamente hablando es cada vez más sencillo, rápido y fácil de conseguir.

En esta guerra de trincheras digitales, Twitter se constituyó en el protagonista principal por lejos -muy lejos-, seguido a la distancia por Facebook e Instagram. Mientras que WhatsApp, Telegram y una decena de apps de mensajería instantánea con un sesgo de clandestinidad y secretismo insospechados, suelen ser aquellas que se prefiere utilizar para comunicar de forma instantánea y asegurar que el mensaje se “autodestruirá” luego de su lectura.

 

Frustración en la plaza celeste tras la aprobación del aborto en el Senado

 

El promedio de las expresiones asociadas a los #hashtags relativos al IVE nos indica que en el 63% de los casos se trató de mujeres y que los masculinos solo llegaron al 37%. Entre todos ellos, la participación de dispositivos Android fue la mayor con un 59%, mientras que PC-Web tuvo un 23% y solo 18% se correspondió con usuarios de Iphone.

Últimamente estamos en presencia de acciones muy cercanas al “hacktivismo” que usualmente se define como la utilización no-violenta de herramientas digitales persiguiendo fines políticos o ideológicos. Estas herramientas incluyen desfiguraciones de webs, re direcciones, ataques de denegación de servicio, robo de información, parodias de sitios web, sustituciones virtuales y sabotajes virtuales con el objetivo directo o indirecto de promover o privilegiar una idea. Y por lo general potencian estrategias o políticas tales como libertad de expresión, derechos humanos y ética de la información. Los actos de “hacktivismo” son ejecutados con el fin esperado de que tengan efectos de cascada.

 

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En un país en donde el 80% de las personas están hiperconectados, utilizan intensamente WhatsApp y cuya población está por encima del promedio mundial de uso de redes sociales, vivimos en una época donde los avances tecnológicos llegan e impactan en nuestra vida con más rapidez que la que nosotros tenemos para asimilar ese cambio. Tanto Internet como especialmente los smartphones y tablets, nos conectan a un mundo que puede no ser el real o que nos presenta verdades parciales o mentiras camufladas. La tecnología influye en nuestras vidas. Estar constantemente conectados a la red, poder comunicarnos con los demás, recibir vídeos e interactuar en redes sociales influye en nuestro desarrollo personal, en nuestras conductas y en nuestro accionar como humanos. Estamos condicionados por la información que recibimos y procesamos, pero definitivamente lo hace sobre nuestras emociones y cada vez más.

*, CEO de BTR Consulting, especialista en ciberseguridad, riesgo informático y de negocios.