Fernando Esteche visitó de forma virtual la Escuela de Comunicación de Editorial Perfil para mostrar su apoyo a la vicepresidenta Cristina Kirchner y criticar algunas medidas económicas del Gobierno que "privilegian sólo a la grandes empresas en la cuarentena". También se refirió al fiscal Alberto Nisman y aseguró que su muerte "es un capítulo más de la construcción de la caza de brujas de su denuncia". Y cuestionó el regreso de Jorge Lanata a la televisión. "Es poco sano y feliz para mi salud mental. Lanata está en decadencia", sentenció ante los estudiantes de Periodismo de Perfil.
A siete meses de haber salido de la cárcel de Ezeiza, donde estuvo detenido con prisión preventiva por dos años por la causa que investiga el presunto pacto con Irán, el ex líder de Quebracho se refirió a los "presos políticos" y contó cómo fueron sus días tras las rejas, donde compartió celda con Julio de Vido. "Es un intelectual formidable y me permitió aprender mucho de él", dijo Esteche en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret.
—¿Qué piensa de Cristina Kirchner en términos políticos?
—Me parece que es la dirigente política más lúcida que tiene la Argentina y es quien armó la estrategia para derrotar al macrismo. En Cristina están depositadas las expectativas y las esperanzas de nuestro pueblo. También demostró, fuera y dentro del ejercicio de poder, una capacidad y una agudeza en la mirada política que no encuentro en otros dirigentes contemporáneos. Es la más lúcida de su generación por lejos.
—¿Cómo ve las medidas que está tomando Alberto Fernández con respecto a la cuarentena?
—En general me parece que fueron oportunas y adecuadas. Estoy de acuerdo con el aislamiento obligatorio, pero no con algunas políticas sociales que se hicieron sobre el comienzo y tienen que ver con una persecución sobre los sectores populares. Al que está en su economía del día a día no se le da respuesta, pero sí se le da respuesta a las grandes empresas que se anotan para no pagar una parte de los salarios. El almacenero de la esquina de mi casa que tiene pérdidas porque no se puede salir a comprar no le sirve un subsidio. No veo que se esté atendiendo al pequeño y mediano productor o al comerciante. No se puede pretender que se puede vivir con diez mil pesos o una tarjeta alimentar. Tampoco veo que se resuelvan los problemas de los sectores más vulnerables, de los que viven en hacinamiento y de los que dependen de una provisión de parte de las políticas públicas o de desarrollo social para acceder al pan de todos los días. Ahí también me parece que hay un manejo discrecional perverso que es una bomba de tiempo. Hay buena voluntad en los funcionarios, pero en la aplicación de las políticas se pedalea en el aire.
—¿Qué opina del protocolo de cyber patrullaje del Ministerio de Seguridad?
—Me parece que deberían gobernar y no vigilar. Es poco sano hacer espionaje a Twitter, Facebook, Tik Tok o lo que sea. Es una medida poco feliz. No tengo una lógica de por qué hacen eso. No sé a quién se le ocurrió, ni por qué lo presentó como proyecto.
—¿Tiene una opinión alguna hipótesis sobre la muerte del fiscal Nisman? ¿Fue asesinato o suicidio?
—Sobre eso puntualmente no tengo la menor idea. De lo que no me cabe la menor duda es que la muerte del fiscal Nisman es un capítulo más de la construcción de la caza de brujas de su denuncia. Su denuncia sin su martirio no hubiera tenido la contundencia y la potencia política que tuvo.
—¿Pudo ver el documental en Netflix?
—No lo vi. Todo el mundo me decía que lo tenía que ver, pero a mí todo ese tema me molesta mucho porque es parte de una mentira que me involucra fabulosamente, me molesta y me perturba. Cristina dijo: "Netflix hizo lo que no hizo el poder judicial". Me quedo con esa frase, creo que ese documental hizo una investigación objetiva, en términos de lo que significa la objetividad, pero me parece que expuso situaciones y después cada uno sacó sus conclusiones. Pero es un trabajo interesante.
—¿Usted cree que el macrismo fue el principal responsable de que usted haya terminado en prisión?
—Me parece que eso sería pretencioso de parte mía. Creo que yo soy un actor secundario. El gobierno del ex presidente buscaba la detención de CFK. Yo estuve en el pelotón de los presos posibles y ahí pasé dos años, pero me parece que no se trataba de una persecución contra mi persona, sino que en todo caso aportaba como decorado a la fabulosa denuncia del fiscal Nisman.
—Hace unas semanas, Gabriel Mariotto, en este mismo espacio dijo que el debate por los presos políticos era una cuestión semántica. ¿Usted cree que en el actual gobierno hubo un cambio de discurso sobre este tema?
—Sí, hubo un cambio de discurso. Antes del cambio de gobierno no había discusión. Los presos políticos eran presos políticos asumidos por el propio servicio penitenciario y por el régimen anterior que nos tenía preso. Con el cambio de mandatario, en la incomodidad de tenerlos heredados y de no poder resolverlos de manera que no violenten la situación propia del derecho liberal, planteó esas semánticas que me parece que son un sin sentido porque todos sabemos de qué se trata la persecución. Es el lawfare de compañeros que todavía están detenidos.
—¿Cómo fueron sus días en la cárcel?
—Mi tesis doctoral fue escrita y defendida, después de haber hecho todos los seminarios y talleres en libertad, cuando me tocó estar detenido en 2014 y ahí, entre muros, la Universidad de La Plata constituyó jurado y defendí mi tesis doctoral. Para alguien como yo, siempre es tiempo muerto o perdido pero uno lo puede aprovechar con lectura, aprendizaje y formación. Está última vez que estuve en prisión haber compartido la detención con Julio de Vido me permitió aprender mucho, porque es un intelectual formidable, que yo no lo conocía en ese plano.
—¿Qué opina de la vuelta de Jorge Lanata a la televisión?
—No lo vi. La última vez que estaba mirando su programa yo estaba con Gaspar, mi hijo chiquito, y Lanata dijo "el hijo de puta de Fernando Esteche" en una editorial que hacía sobre Milagro Sala. A partir de ahí me pareció poco sano y feliz para mi salud mental. No hace investigaciones, hace montajes y eso no aporta a los gobiernos. Es un operador político, no es un periodista. Lanata está en plena decadencia su figura.
—¿Qué opinión tiene sobre Sebastián Romero, acusado de usar un mortero frente al Congreso?
—Me parece que no habla bien del Poder Judicial del país que este chico, por participar de una manifestación, tenga que estar sometido a extradición. Yo estoy en contra de la prisionalización de la militancia política. Me solidarizo con él y lamento que se siguen enfermando con esta lógica de meter presos a los militantes y nunca llamar a los verdaderos delincuentes de Argentina.
—¿Hay algo de lo que se arrepienta?
—Cometí muchos errores y realicé situaciones poco felices. No podría puntualizar. Cuando yo era jefe de Quebracho, quedó anclado en unos repertorios de protesta después del 2001 y no supe comprender el cambio de etapa y en esta dinámica no superaba la marginalidad política. Me arrepiento de haber estudiado periodismo, porque me hubiera gustado aprender la profesión en una dinámica de verdadero aprendizaje de taller y oficio, que no me pasó.
—¿Quiere realizar algún comentario final para cerrar la entrevista?
—Hay que cuidar más a los que no se pueden cuidar porque no tienen las herramientas y no hay cuidar tanto a los que se cuidan solos. Esto lo digo por los subsidios a las grandes empresas, por otras políticas que tienen que ver con donación o legitimación de situaciones impuestas en Argentina. Todavía hay muchas heridas sociales que hay que atender y que nos tienen que doler.
Yanina Passarello y Pamela Vargas
Estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación.