Luis Novaresio participó de una videoconferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de investigación de Editorial Perfil y la Universidad del Salvador (USAL). El periodista y abogado aseguró que el Gobierno “no supo salir” de la cuarentena y advirtió que Cristina Kirchner es “la política más importante que tiene la República Argentina”.
El conductor de Animales Sueltos sostuvo también que “hay como una anarquía” en Juntos por el Cambio y que “Mauricio Macri no tiene ni vocación, ni actividad propia” para liderar la oposición. A la vez que marcó las diferencias de estilo entre Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich y Elisa Carrió.
Por último, reflexionó sobre su vida personal y comentó los respaldos y felicitaciones que recibió desde que reveló su orientación sexual. “Fue un error no haberlo contado antes”, confesó Novaresio en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—Si le pudiese asignar una calificación al gobierno de Alberto Fernández, ¿Qué nota le pondría y por qué?
—Es bastante difícil hacer una evaluación, más o menos sensata, porque a tres meses de haberse iniciado el gobierno irrumpió el coronavirus. Ha tenido una primera iniciativa en lo sanitario, muy interesante. Y luego no supo encontrar una alternativa. Fernando Polak, probablemente, la persona que más sabe de coronavirus, en marzo dijo: “La cuarentena es necesaria, pero hay que saber salir”. Creo que el Gobierno no supo salir de allí. En el resto de los aspectos, salvo el acuerdo con los acreedores externos y todo indica que con el Fondo, no hay ningún otro logro que mostrar de parte de Alberto Fernández. Por lo cual creo que es una gestion regular. Si tuviera que ponerle nota al Gobierno, le pondría apenas un 5.
—¿Usted cree que la pandemia benefició o complicó al oficialismo?
—No creo que beneficie ni perjudique a nadie la pandemia, es una catástrofe humanitaria. El Gobierno tuvo un plan, reaccionó rápidamente, se puso a la cabeza de las circunstancias. Y, como pocas veces pasa en la historia de los pueblos, y de la Argentina con toda seguridad, los dirigentes estuvieron por delante de la situación y no por detrás. Es decir, con la decisión de la cuarentena, la decisión de las medidas sanitarias, estuvieron previniendo. En esos términos, me atrevo a decir que la cuarentena fue un modo de atacar la pandemia y de alguna manera permitió mostrar una gestión muy consistente de parte de Alberto Fernández.
Luis Novaresio: "El que te dice puto de mierda o judio de mierda habla de él"
—¿Qué rol cree que está jugando Cristina Kirchner como vicepresidenta?
—Es la garante de que haya llegado Alberto al poder, es hoy la marcación de límites ideológicos y prácticos para Alberto Fernández y una dirigente de enorme peso. En la historia argentina nunca se produjo un fenómeno como el de Cristina Fernández de Kirchner. Una persona que ya ha tenido dos mandatos plenos propios, un mandato con el ex presidente Kirchner, con un ejercicio cercano del poder, y ahora como vicepresidente. Es, definitivamente, la política más importante que tiene la República Argentina, la de más peso propio. Y lo dice un periodista que sí hace autocrítica, que en algún momento dijo, como muchos, que Cristina terminó en la gran política argentina. Me equivoqué.
—La oposición dice que la reforma judicial es de Cristina, pero el oficialismo respo de que es una propuesta de Alberto. ¿De quién es la reforma?
—La reforma no es de Alberto, porque la suya era la de Gustavo Beliz y Vilma Ibarra, pero se corrieron estrepitosamente de allí. No es la de Cristina, porque también intervino (la ministra de Justicia Marcela) Losardo. Pero el espíritu de la reforma judicial es Cristina Fernández de Kirchner. El corazón de la reforma es la Corte Suprema de Justicia, ahí se quiere meter mano para mejorar las mayorías nombrando jueces propios. Por lo cual el espíritu es del kirchnerismo y la resolución un mix muy extraño.
—¿Qué piensa sobre el impuesto a las grandes fortunas?
—El impuesto a las grandes riquezas está bien que se aplique. Ya se aplica en nuestro país. Se llama bienes personales, impuesto a las ganancias, etc. En este contexto, impulsar un proyecto de regravar lo que ya está gravado es inconstitucional y es una invitación a que salgan corriendo los que, me parece, van a ser grandes artífices de la reactivación o no de este país. Además, me pareció de una demagogia fenomenal. Esta historia de que “le vamos a sacar plata a Bulgheroni para poner tres respiradores”, lo están diciendo los mismos que no han hecho el menor esfuerzo para que eso suceda.
—Ahora que Mauricio Macri volvió de Europa, ¿usted sigue pensando que el ex presidente renunció a ser el jefe de la oposición?
—Mauricio Macri no tiene ni vocación, ni actividad propia de lo que es un líder de la oposición. No le cierra esta idea del ejercicio del poder cotidiano, de militancia, de atención a las circunstancias. Irse en medio de la pandemia más fenomenal que se conoce en la historia moderna universal, no hacer ningún tipo de declaración y desde la Costa Azul o Zurich enviar un tweet preocupado por la libertad de los argentinos, me parece como la abdicación de un rol preponderante. Lo sigo diciendo.
—¿Quién podría convertirse en el nuevo líder de Juntos por el Cambio?
—Hay como una anarquía en el liderazgo opositor. El radicalismo está muy segmentado, el PRO también está en situación todavía de golpazo de la derrota del año pasado. Da una impresión que Horacio Rodríguez Larreta va sacando algunas cabezas, pero él mismo no se juega porque tiene un problema muy inmediato que es gobernar. Macri que, aparentemente, aspira a sostenerse en la política. María Eugenia Vidal que a pesar de la mala gestión que hizo y de haber sido derrotada ampliamente en la provincia de Buenos Aires, tiene una imagen personal muy interesante. La conductora del partido que no viene de su partido, que es Patricia Bullrich, hace ruido y tiene potencia. Y el otro sector es la Coalición Cívica con Elisa Carrió, que no termina nunca de despedirse.
—En relación a la desaparición de Facundo Astudillo Castro, ¿cuáles son las similitudes que puede encontrar con el caso de Santiago Maldonado?
—Me parece una tragedia que hayamos naturalizado, fuese o no fuese Facundo, que había un cuerpo de un joven que había sido encontrado y durante todo este tiempo no había pasado absolutamente nada. La tensión que había era saber si era Facundo Astudillo o no por el golpe político que podía significarle a las autoridades, no porque un joven muerto había aparecido en ese lugar. El peronismo tiene una capacidad de tener como una cobertura en sus reacciones, que no le pasa a los otros. Cuando desapareció Madonado, con toda razón, hubo una movilización muy fuerte de parte de todos los organismos de Derechos Humanos muy cercanos al kirchnerismo, de las autoridades y demás, reclamando por la aparición de Santiago Maldonado. Cuando desapareció facundo Astudillo, hasta el día de hoy, hay como una tibieza incluso de los medios que deberíamos hacer un poquito de autocrítica.
—¿Le generó algún conflicto laboral hacer pública su orientación sexual?
—Cero. Viví 54 años con una absoluta convicción de decir: “No tengo por qué contar cuál es mi elección sexual, no tengo por qué hacer pública mi vida privada”. Visto en retrospectiva, siento que fue un error no haber contado mi elección sexual. No sólo por mí, porque generó una enorme catarata de afecto. Quienes me rodean, no sólo en familia, tenían totalmente claro cuál era mi elección sexual. Aparte, generó algo que yo no esperaba, que era una suerte de empatía con aquellos que no podían contarlo, aquellos que se sintieron motivados a hacerlo, se sintieron menos solos. Guardé montones de mensajes del tipo: “Che, gracias porque pude hablar con mis viejos”, “Che, gracias porque mi familia me volvió a hablar”. Y yo dije ya está, sirvió para eso, sirvió para todo.
—Le agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas y lo invitamos a hacer un comentario final para cerrar el reportaje.
—Estoy muy agradecido. Hay algo que quiero rescatar, muy especialmente de todos ustedes, que he sentido que han respetado una regla básica de la entrevista: el contenido es el rey. Ustedes han tenido un respeto y una curiosidad que es la base de la entrevista. Al entrevistado no lo tenés que tratar ni de convencer, ni persuadir, ni nada, sino, esencialmente, escucharlo. Lo han hecho muy bien, les auguro una larga y estupenda carrera de entrevistadores.
Por Aldo Nuñez e Ignacio Ramundo
Estudiantes de Periodismo
Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil-USAL