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Roberto Piazza: "Me ofrecieron estar en La Cámpora"

El diseñador participó del Ciclo de Entrevistas de los estudiantes de Periodismo de Perfil. Su relación con los Kirchner. El impulso a la "Ley de Talles". Y criticá por la crisis económica.

Roberto Piazza 11232018
El diseñador Roberto Piazza visitó la Escuela de Comunicación Perfil. | Cedoc

Roberto Piazza, modisto, diseñador, actor y cantante, estuvo con los alumnos de la Escuela de Comunicación. En la entrevista, habló del momento económico y de su postura sobre el cumplimiento de la Ley de Talles, la norma que exige que todos los comercios que vendan ropa de mujer u hombre tengan ocho distintos talles disponibles.

Piazza también hablo ante los estudiantes de Periodismo de Editorial Perfil sobre su pasado, en el que sufrió abusos sexuales de parte de su hermano mayor, cuando el diseñador era menor, y del episodio violento que atravesó años más tarde, cuando le entraron a robar a su casa y también lo abusaron. Y, además, dejó una confesión sobre su relación con los Kirchner: "Me ofrecieron estar en La Cámpora".

-¿Cómo ve el contexto socio-económico? ¿Pudo fundar nuevas escuelas de Diseño en este año?

-La empresa de servicio es algo que siempre rinde. Tengo 26 escuelas de diseño de modas y sus aristas. Ahora es una época donde estudiar es caro, antes había el doble de alumnado.

-¿Hace cuánto?

-Hasta hace tres años atrás todo funcionaba muy bien. La venta inclusive, después empezó de a poco a caer. Y no lo digo por un tema de política, porque yo soy apolítico total. No estoy a favor de los que se fueron, de los que están o los que vendrán. Lo peor que hicimos fue haber echado a los ingleses de la Argentina. Ojo, el día que murió Néstor Kirchner fue increíble. Yo lo conocí bastante a él y a ella, por la Ley Piazza -un proyecto que impulsó el diseñador, que amplió los tiempos de prescripción de los delitos de abuso sexual a menores-. Y claro, se aprovechaban y se sacaban fotos con todos nosotros, y yo era una especie de conejillo de Indias, hasta que me ofrecieron ciertas cosas que no estaba de acuerdo y le dije que no.

-¿Qué le ofrecieron?

-Me ofrecieron estar dentro de La Cámpora y toda la historieta. Dije no, que no hacia militancia política, sino militancia social. No voy a militar políticamente, ni voy a hacerme fotos con ningún político, ni voy a dar charlas a los camporistas. Además, ni siquiera sabía lo que era La Cámpora.

-¿Cómo fue su relación con el kirchnerismo a partir de ese momento?

-Todos los políticos son unos hipócritas totales. Me pasaron dos cosas muy feas cuando dije que no. Yo trabajaba en un departamento que se llamaba "Protección de Derechos", dentro del Ministerio de Desarrollo Social, que lo habían armado especialmente para mi trabajo, que era derivar las miles de denuncias que me llegaban a diario: desde abuso sexual, abuso infantil, violación y muerte. Cuando dije que no, las denuncias me empezaron a rebotar, no las atendían o las pateaban. Ahí tuve una discusión muy grande con ellos. Después una noche, hace ocho años, estaba solo en mi casa, durmiendo, y entró un tipo por la ventana. Intentó robarme, me abusó, y casi me mata. Estoy segurísimo de que el tipo, que no era un ratero común, sabía todo de mi vida. Para mí lo mandaron, estoy segurísimo.

-¡Cree que lo mandaron los Kirchner?

-No sé si los Kirchner directamente, pero es todo un enrejado de gente muy siniestra ¿no? Igual al tipo lo agarraron adentro de mi casa, en mi dormitorio, yo estaba atado de pies y manos. Fue espantoso. Lo metieron en cana y le dieron siete u ocho años. No sé si salió, no lo vi nunca más.

-¿Teme que reaparezca y le haga daño?

-No. En ese momento sí, más que miedo tenía pánico. En un tiempo estuve armado, con un cuchillo, navaja, gas pimienta. Ahora no ando con nada encima hace tiempo.

-¿Qué le pasa cuando ve hechos de inseguridad en la televisión, después de todo lo que le toco vivir?

-Me da cada día menos ganas de quedarme en el país, cada día menos ganas de volver cuando salgo. Antes viajaba 15 días de vacaciones, después 20, 30 y así. La última vez me fui dos meses, y no me dieron ganas de volver, no extraño a nadie, ni nada. No veo metas, no veo objetivos, me da miedo, me da bronca. Siento una gran decepción con todos estos gobiernos.

-¿En algún momento llegó a proyectar irse?

Tengo pasaporte italiano desde el 86, y hace nueve años empecé a viajar y hacer cosas afuera, donde me siento cómodo y feliz. Acá también tengo muchas cosas; las escuelas, la mansión de alta costura, llegué a tener 35 modistas trabajando dentro de mi casa, y ahora lo mismo pero pero afuera.Ya no contrato a nadie, porque estoy seguro de que me va a hacer juicio. Los últimos juicios me salieron 50 mil dólares y lo termine pagando con la venta de una quinta. Se tiene que modificar la ley del sindicalista o del trabajador, porque el juicio laboral para el empresario o la pyme es lo peor que existe. Esas leyes están muy mal manejadas, hasta que no cambie se puede progresar. Pero tengo muchas ganas de hacer acá un “cabaret Piazza”, bien entendido, donde se pueda escuchar blues, stand-up, cosas buenas, como hizo “Cacho” Castaña. Pero, ¿invertir plata en Argentina? No, no.

-¿Cuál es su opinión sobre el cumplimiento de la Ley de Talles?

-Acá no se va a poder hacer nunca, porque necesitás a alguien que controle a los fabricantes y a las boutiques. Además, no estamos en Estados Unidos donde, si no está la ropa en tu talle, te lo consiguen. En Argentina no hay plata para poder tener cinco, seis talles. Lo que sí tiene que haber son negocios donde se especialicen en talles especiales. Pero no ropa de gorda, sino ropa con diseño. También hay otro problema: la mujer no quiere ser gorda, entonces no va a ir a esos lugares a comprar. Es todo un tema psicológico.

Sol Laila Gómez y Agustina Ortiz

(Alumnas de Primer año de Periodismo-Escuela de Comunicación de Editorial Perfil)