Por Flavia Matsuda *
Desde mediados del siglo XX, los movimientos feministas comenzaron a tomar más relevancia y las mujeres obtuvieron el derecho al sufragio y se incorporaron al mercado laboral. Sin embargo, luego de casi dos décadas de comenzado el nuevo milenio, esas líneas, borrosas, no han sido eliminadas por completo.
Es notoria la desventaja si de cargos jerárquicos y salarios se trata. De acuerdo con el Global Findex, estadística elaborada por el Banco Mundial con relevamiento en más de 140 países, el 48,38% de las personas mayores de 15 años en el mundo han podido ahorrar en el último año.
Al discernir esas cifras por género, el 51,86% de los hombres han ahorrado y solo el 44,98% de las mujeres lo han hecho, lo que resulta una brecha de 6,88%. Respecto de Argentina, esa brecha se profundiza, al alcanzar el 10,16%, pero siendo inferior al 13% en Latinoamérica.
El mercado de capitales, las inversiones en la bolsa, ha sido tradicionalmente un ámbito reservado para los hombres. De los 19.900 clientes activos de InvertirOnline.com, solo el 15% es femenino. Sin embargo, no existe ninguna limitación física que impida a las mujeres incorporarse.
Si bien la brecha salarial es una realidad, ello tampoco constituye una razón. Las plataformas modernas permiten acceder a una cuenta comitente a partir de los $ 10 mil a través de la computadora o celular, desde cualquier lugar del mundo.
Entonces, ¿cuál es la explicación de por qué las mujeres no invierten? La respuesta está relacionada con ciertas “creencias” y “mitos”, que afirman que ellas (nosotras) no son buenas para ello.
Como inversora mujer y profesional del mercado de capitales, no podría estar más en desacuerdo. Es cierto que hombres y mujeres tenemos diferentes formas de pensar y actuar. Y por ende, de invertir. Sin embargo, lejos de constituir un impedimento, ello brinda una oportunidad de evaluar estrategias que los diferentes puntos de vista generan.
Desde la óptica de la inteligencia emocional, puede notarse que los hombres suelen ser más optimistas, tener más confianza en sí mismos y habilidad para hacer frente al estrés, motivos que los llevan a ser más propensos a asumir riesgos. Son, de este modo, inversores más agresivos y que suelen ser más activos y realizar más transacciones, en la jerga “traders”.
Del otro lado de la vereda, las mujeres son más conscientes de sus emociones y poseen mayor empatía y son en general menos hábiles para enfrentar situaciones estresantes. Su instinto de preservación y cuidado de su familia las lleva a ser más conservadoras en sus decisiones de inversión, a hacerlo con un horizonte de tiempo mayor, “buy and hold”, y a una mayor diversificación en su portafolio.
Riesgos y apetito. Los datos propios muestran que solo un 22% de los hombres posee un perfil conservador, en comparación con un 37% de las mujeres. Por otro lado, se evidencia una mayor proporción de hombres con perfil agresivo, 14%, respecto del 11% de las mujeres.
Cabe mencionar que el mayor o menor apetito por el riesgo no es un indicativo de lo bueno o malo que un inversor es gestionando su portafolio, sino que orienta al inversor respecto de por qué tipo de instrumentos debiera optar. Aquellos más agresivos podrán optar por las acciones, Cedears y opciones. Mientras que los más conservadores podrán inclinarse por letras, bonos y fondos comunes de inversión.
La precaución en las decisiones de inversión de las mujeres, quienes son más disciplinadas y apegadas al plan, así como más dispuestas a pedir asesoramiento, las lleva en muchas ocasiones y sobre todo con un mercado “bearish” a tener mejor performance que los hombres, cuya “masculinidad” los lleva a asumir mayores riesgos de los que realmente podrían asumir. En la última competencia “El inversor del año” de InvertirOnline, la mejor performance de 65,27% la obtuvo Mariana Cambiasso, que viajó a Nueva York por haberse quedado con el primer puesto.
Mercado. De la encuesta Findex del Banco Mundial, también surgen cifras acerca de quienes dicen invertir o ahorrar en entidades financieras.
Del 48,38% que ahorró durante el último año, solo el 26,68% lo hizo en una institución financiera a nivel mundial. En Latinoamérica la cifra ronda el 12,58% y en Argentina el 7,20%. El 9,76% de los hombres lo hace, en comparación con apenas el 4,86% de las mujeres.
De ello se desprende que una gran proporción de inversores atesora su dinero bajo el colchón. Esa estrategia implica una asunción de riesgo muy elevado, del cual el inversor “conservador”, o que cree ser “conservador”, no es consciente. Sin mencionar el costo de oportunidad que significa la inmovilización de ese capital.
El empoderamiento de la mujer, la equidad laboral, el ser independiente, poder divorciarse, no solo implica derechos sino también responsabilidades. Su independencia financiera y habilidades para con el dinero son, en parte, su responsabilidad. Para ello es imperante derribar los mitos. Las mujeres podemos ser buenas inversoras, tanto como los hombres.
*Analista cuantitativo y research en InvertirOnline.com