Por la costa oeste de Estados Unidos, entre Canadá y México, los incendios no se detienen y alcanzan niveles preocupantes. La Sonda Infrarroja Atmosférica de la NASA (AIRS), a bordo del satélite Aqua, envió este martes imágenes que muestran que la concentración de monóxido de carbono en la atmósfera de California se multiplicó por 10 por culpa de los incendios forestales. En los últimos dos días, detectó 28 focos de incendios mayores.
La NASA publicó una breve animación de fotografías tomadas entre el 6 y el 14 de septiembre. Muestra que la concentración de monóxido de carbono formó en la atmósfera una nube de cinco kilómetros cuadrados. Los colores rojo y anaranjado indican las regiones con extrema concentración (superior a 350 partes por billón por volumen –ppbv-). Las zonas más “normales”, las amarillas, expresan cantidades que oscilan entre 30 y 50 ppbv.
California, Oregón y Washington son los tres estados más afectados por los incendios. Oregón ya tiene 40 mil evacuados y medio millón de personas en alerta. California sufrió en agosto 360 incendios simultáneos, que hicieron arder 3.900 viviendas. Eran tantos al mismo tiempo que se acuñó un neologismo: “complejo de incendios”, áreas ardientes. Por eso se habla del LNU Lighting Complex Fire, un caleidoscopio de 1.416 kilómetros cuadrados en llamas, el SCU Lighting Complex Fire y el August Lighting Complex que, desde el 17 de agosto no da tregua en 1906 kilómetros cuadrados, el mayor que haya conocido California.
El mes pasado fue el agosto más caluroso de la historia californiana. La combinación simultánea de olas de calor y sequías extremas, fueron la simiente de la devastación.La tierra californiana llegó a medir una temperatura de 48,88º C. Y cuando ese calor se encontró con la sequedad fue el combustible que se precisaba para iniciar la chispa. La maleza pajosa y los árboles secos propagaron el fuego a toda velocidad.
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Y si faltaba algo en este escenario dantesco, cayeron relámpagos en varios puntos. Muchos rayos: sólo en California, 11.000 en 72 horas.
Los satélites de la NASA que observan la Tierra desde el espacio, captaron columnas de humo que se alzaban como genios malignos saliendo de la lámpara y se esparcían sobre las aguas del Océano Pacífico, alcanzando alturas de 402 kilómetros.
El humo de los incendios forestales afecta el medio ambiente y la salud. Arroja al aire pequeñas partículas (aerosoles) que perjudican la respiración. Hubo un día en que California tuvo la peor calidad de aire del mundo: el 19 de agosto.
El aire se llena de hollín, “partículas de carbono que resultan de la combustión incompleta de materiales orgánicos que pueden contener una cantidad de carcinógenos como arsénico, cadmio y cromo”, según definición del Instituto Nacional del Cáncer. El modelo GEOS-FP de la NASA capturó varias imágenes de ese carbón negro subiendo al cielo. Puede elevarse incluso 9.000 metros de altura y, como se encontraron con fuertes masas de aire (jet stream) que se trasladaban de oeste a este, hace cuatro días se vieron se vieron sobrevolando las Islas Baleares y varios puntos de España.