Jaime Duran Barba participó de una conferencia de prensa virtual organizado por estudiantes de periodismo de la Escuela de Comunicación en la que criticó los cambios en el gabinete tras la derrota del oficialismo en las PASO y le recomendó a Alberto Fernández asumir liderazgo frente a Cristina Kirchner. “Es clarísima la sugerencia, pero difícil: que sea presidente. Es un caso muy raro este, de alguien que es presidente y acepta ser vocero de la vicepresidenta. Eso no existe en ningún gobierno presidencialista”, sostuvo.
El analista político ecuatoriano y exasesor de Juntos por el Cambio evitó realizar autocrítica sobre la gestión del macrismo y aseguró que volvería a ser asesor del expresidente. “Macri hizo una presidencia con defectos y con méritos. Pero, si somos objetivos, es el único que armó una alternativa al kirchnerismo consistente en los últimos veinte años”, aseguró Duran Barba en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—Hace dos años, usted destacó la astucia de Cristina Kirchner por haber logrado que la unión del peronismo le permita regresar al poder. Luego de lo sucedido tras las PASO en el Gobierno, ¿sigue creyendo que Cristina actuó inteligentemente?
—No hay duda de que es una mujer muy inteligente, ha sido la protagonista de la política argentina durante los últimos veinte años. Hay algo muy curioso que siempre me gusta reflexionar: lo simbólico y real. Es curiosísimo que en este gobierno, hay un presidente que legalmente debería ser quien manda y hay una persona que los tiene asustados a los demás y manda por eso. Jurídicamente, ella no podría designar ministros. Ella arma las cosas que arma porque es tan fuerte su influjo psicológico que hace lo que hace. En segundo lugar, creo que el kirchnerismo está en una fase muy grave, muy final, las cosas que están haciendo son locas.
—¿Qué análisis hace del cambio de gabinete?
—Desde el punto de vista estrictamente técnico, no quiero estar de acuerdo o no con sus ideas, pero no hay duda de que una de las bases que ellos lograron atraer fue la de las mujeres partidarias del aborto, partidarias de políticas sexuales modernas, muchas de ellas están con Cristina Fernández. ¿Cómo se explica la designación del ministro Juan Luis Manzur? Como persona, Daniel Filmus debe ser un tipo muy valioso, pero incorporar al equipo a alguien que es el símbolo de la derrota, no me parece muy buen mensaje. La seguridad es uno de los problemas y, nuevamente no juzgo a Aníbal Fernández, pero no es una persona cuya imagen pueda fortalecer al gobierno, diciendo que este ministro va a luchar contra la efedrina o contra la inseguridad. No estoy hablando mal de él, estoy diciendo que los mensajes son equivocados. Entonces, yo creo que Cristina está en ese laberinto. Habría querido que le vaya bien a su gobierno. No me parece bueno que a un gobierno argentino le vaya mal, que esté creciendo la inflación y el desempleo. Me habría encantado que le vaya bien, que sea un mejor gobierno que el de Macri. Porque Argentina sería mejor y habría posibilidades de seguir adelante. Pero no es así, desgraciadamente, están enredados en un laberinto.
—Mencionó la palabra miedo e hizo alusión a un fenómeno psicológico. ¿Usted cree que a Cristina le está afectando el síndrome de hubris?
—Sobre esto hay una vieja literatura en lo que son los estudios políticos. Se inició con el texto que escribió Sigmund Freud, sobre el presidente Wilson, explicando la Primera Guerra Mundial a partir de la psicología del presidente y sus conflictos con su hermano. A mí me pareció un poco exagerado pero hay mucha literatura, como el libro Psicopatología y Poder, diciendo que la mayoría de quienes manejan los países tienen series de alteraciones de la cabeza. En el libro de Owen La Enfermedad y el Poder, él menciona el síndrome de hubris. Personalmente, he tenido la suerte de tratar con bastantes presidentes latinoamericanos, trabajo en esto hace cuarenta años y de los veinte presidentes que traté puedo decir que uno no desarrolla el síndrome de hubris y otro lo desarrolla a medias. Es una enfermedad propia de los palacios, que se complementa con algo que es sobre lo que estoy escribiendo para Perfil. Es la verdad de grupo, que significa personas que conversan entre ellos y solo entre ellos. Repiten mentiras, verdades o cualquier cosa, terminan convencidos de cosas que son absurdas, pero las creen. Cuando el líder tiene hubris, que significa endiosamiento, desmesura en griego, cuando el presidente llega a sentirse Dios y está rodeado de un grupo de fanáticos que repiten lo mismo, entonces vamos a la catástrofe.
—Si fuera asesor de Alberto Fernández, ¿qué consejo le daría?
—Es clarísima la sugerencia, pero difícil: que sea presidente. Es un caso muy raro este, de alguien que es presidente y acepta ser vocero de la vicepresidenta. Eso no existe en ningún gobierno presidencialista. Tampoco existió con Cámpora. Él nunca dijo: “Yo soy presidente”. Sino que dijo que era delegado y estaba a la orden. Pero, acá tenemos un caso raro en el que los partidarios de Cristina Fernández dicen que ellos son dueños de los votos. Y alguna diputada incluso dijo que Alberto es un okupa. Si tenían tantos votos y le sobraban, ¿para qué lo nombraron a Alberto candidato? Algo ha de haber dado este señor, para algo les ha servido y, legalmente, él es el presidente de la república Argentina. Es difícil explicar por qué, al ser malo el resultado de las elecciones, la vicepresidenta puede reorganizarle el gabinete al Presidente. Eso no existe en el mundo. Si él tuviera los arrestos necesarios para ser presidente, debería serlo. Si yo fuera asesor de Alberto le diría: “¡Vos sos el presidente! Convéncete de eso”.
—Usted dijo que es muy fuerte el influjo psicológico de Cristina y que por eso hace lo que hace. ¿Cuál es ese influjo psicológico y qué es lo que hace?
—Admiro mucho a Malcon Gladwell que tiene libros espectaculares sobre la política y las elecciones. En una última conferencia que dio en Standford dijo: “Finalmente lo único que existe en política es la psicología”. Todo el resto son payasadas, la economía también. Se asusta la gente y sale corriendo, o viene corriendo, es psicología. Lo que hay es personas que tienen la capacidad de conducir la psicología de otros y hay tipos que les asustan a otros. Cristina Fernández es eso: un personaje con una capacidad enorme de poner la disciplina en su entorno, para decirlo diplomáticamente. No hay dudas de que ella manda. Vos podrías preguntarle: “¿En base a qué artículo de la Constitución usted manda?”. Y ella responderá: “Ninguno, en base a que me da la gana”. Ahí, cuando afirma eso, el temor se incrementa y le obedecen más fácilmente.
—En declaraciones periodísticas, usted dijo que Macri hubiese caído con esta misma pandemia y que el gobierno del Frente de Todos se sostiene por sindicalistas como Baradel y Hugo Moyano. ¿Por qué lo dice?
—Argentina es un país muy difícil de entender para quienes no son argentinos. En Argentina tenemos una enorme red económica, poderosísima, que tiene el negocio de la pobreza. Es una red más importante que la de los industriales. Está integrada por sindicalistas y otra serie de personas, líderes de movimientos sociales. Entonces, cuando Macri tomó una medida que ponía las jubilaciones en cierto nivel, tuvimos una lluvia de toneladas de piedras, movilizaciones, una locura. En cambio, cuando Fernández no pudo mantener ese nivel de las jubilaciones, no pasó nada. Si Macri hubiera hecho alguna de estas cosas, toda esta enorme red que tiene intereses se habría sublevado de tal manera que se habría caído el gobierno. No por nada Macri es el primer presidente no peronista que termina su periodo desde que existe el peronismo. No se juzga de la misma manera a quien es peronista y a quien no es peronista. Hay un gran sector de jueces que trabaja políticamente. Yo soy nómada, voy de país en país, pero no hay ningún otro país en el mundo que tenga partido de jueces: Justicia Legítima. No existe en otro lado, algo increíble. Cuando uno cuenta eso afuera nadie lo puede creer. Pero, son cosas que están por acabar, yo creo que hay un fenómeno que es la creciente autonomía de la gente.
—Usted tuvo una participación muy importante en el gobierno de Mauricio Macri. ¿Cuál es la autocrítica que puede hacer de los cuatro años de Juntos por el Cambio?
—Soy totalmente areligioso y no me gustan las autocríticas. No pienso irme al cielo porque me aburriría como una ostra en el cielo, toda la gente divertida y que me gusta se va a ir al infierno.
—¿Qué cosas deberían haberse hecho de otra manera durante esos cuatro años?
—Muchísimas habrá.
—¿Por ejemplo?
—No sé, no me preocupo mucho en flagelarme para irme al cielo. Me preocupo por estudiar la tercera revolución industrial para ver cómo los seres humanos viven de mejor manera en esta tierra.
—¿Macri puede volver a ser presidente? Y si lo fuera, ¿usted volvería a asesorarlo?
—Si me hubieras preguntado hace cinco años si creía que Alberto Fernández era presidenciable, probablemente te habría dicho que no. Si me preguntabas si Cristina Fernández con tanto lío volvería al poder, probablemente te habría dicho que no. En política es muy difícil ver el futuro. Hay personas que van, vuelven o renacen. Macri hizo una presidencia con defectos y con méritos. Pero, si somos objetivos, es el único que armó una alternativa al kirchnerismo consistente en los últimos veinte años. Armó el PRO, ganó en la ciudad de Buenos Aires dos veces. Le sucedió alguien de su partido que no era su pariente como estos gobiernistas. Fue gobernadora de la provincia una señora que no es pariente suya. Eso es construir una alternativa política. Eso lo hizo Macri, creo que es un gran mérito. Pero, si Macri será candidato, no lo sé. Si lo fuera, yo lo podría volver a asesorarlo, claro que sí. Me honra ser amigo de Macri. Me honra ser amigo de todas las personas con las que he trabajado. Siempre trabajé con todo tipo de gente, algunas de extrema izquierda, algunas de derecha, pero siempre muy honorables.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y lo invitamos a cerrar el reportaje con un comentario final que quiera realizar.
—Muchas gracias. Uno de los esfuerzos que he realizado en Argentina, vinculado mi columna de Perfil, a los varios libros que he publicado, tiene que ver con el deseo de que mejore el nivel de la forma en que se hace política, de todos lados. Sería muy bueno que los peronistas sean más preparados, los kirchneristas, la izquierda. A mí me encantaría que la izquierda se desarrolle más y no siga repitiendo las mismas cosas que repite desde hace veinte años, trotando en el propio terreno. Ojalá que todos pudiéramos mejorar. Ese es el esfuerzo que hago, por eso estoy en esta entrevista. Me identifico mucho con Perfil porque es un periódico muy independiente. Yo nunca he sido vocero de ningún gobierno. En Perfil se puede decir lo que uno quiere. Muchas veces he discrepado con Jorge Fontevecchia o con Gustavo González, pero se puede discrepar y no pasa nada. Eso sirve para que se mejore el nivel de trabajo de todos los políticos y todas las tendencias.
Luis Caceres, Gabriela Egas y Paola Ramirez
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación en la Escuela de Comunicación