“No olvidar al martirizado pueblo ucraniano” son las palabras del Papa Francisco que encabezan e ilustran esta nueva edición del L´Osservatore Romano en español. Las mismas fueron pronunciadas por el Sumo Pontífice en ocasión de la Catequesis del miércoles pasado.
Con un nuevo sentido llamamiento en la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco volvió a hablar del conflicto, exhortando a no habituarse "a vivirlo como si fuera algo lejano" y a mantener vivos el recuerdo, el afecto, la oración, la ayuda y la cercanía "a este pueblo que sufre tanto y que está llevando adelante un auténtico martirio".
Del mismo modo, en la segunda presencia pública habitual del Santo Padre, como lo es el Ángelus dominical, dedicó palabras a este conflicto bélico. Lo hizo con un llamamiento por la "población ucraniana afligida por la guerra", deseando que "el paso del tiempo no enfríe nuestro dolor y nuestra preocupación por esta gente martirizada"; y uno con ocasión de la Jornada mundial contra el trabajo infantil para empeñarse "todos para eliminar esta plaga, para que ningún niño o niña sea privado de sus derechos fundamentales".
El Papa los lanzó al finalizar el Ángelus recitado a medio día del 12 de junio desde la ventana del Estudio privado del Palacio apostólico vaticano con los fieles presentes en la plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana el Pontífice había comentado el Evangelio dominical en la solemnidad de la Santísima Trinidad. Ambos discursos y mensajes tradicionales del Papa se publican en forma completa y oficial con esta edición.
"La violencia afecta a los indefensos y a los más débiles"
La sexta Jornada mundial de los pobres se celebrará el 13 de noviembre sobre el tema paulino "Jesucristo se hizo pobre por ustedes" (cfr 2 Cor 8, 9). La mañana del martes se presentó en la oficina de prensa de la Santa Sede el mensaje anual que el Papa Francisco escribe en vistas de la jornada que instituyó al finalizar el Jubileo de la misericordia. Se publica en este ejemplar, y a doble página, el texto del documento pontificio.
En el mismo, el Papa Bergoglio tuvo reflexiones como las siguientes:
“Algunos meses atrás, el mundo estaba saliendo de la tempestad de la pandemia, mostrando signos de recuperación económica que traería alivio a millones de personas empobrecidas por la pérdida del empleo. Se vislumbraba un poco de serenidad que, sin olvidar el dolor por la pérdida de los seres queridos, prometía finalmente poder regresar a las relaciones interpersonales directas, a reencontrarnos sin limitaciones o restricciones. Y es entonces que ha aparecido en el horizonte una nueva catástrofe, destinada a imponer al mundo un escenario diferente. La guerra en Ucrania vino a agregarse a las guerras regionales que en estos años están trayendo muerte y destrucción. Pero aquí el cuadro se presenta más complejo por la directa intervención de una “superpotencia”, que pretende imponer su voluntad contra el principio de autodeterminación de los pueblos.
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"Se repiten escenas de trágica memoria y una vez más el chantaje recíproco de algunos poderosos acalla la voz de la humanidad que invoca la paz ¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles. Deportación de miles de personas, especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad… La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos.
"Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas. Es la miseria que, mientras constriñe a la condición de extrema pobreza, también afecta la dimensión espiritual que, aunque a menudo sea descuidada, no por esto no existe o no cuenta. Cuando la única ley es la del cálculo de las ganancias al final del día, entonces ya no hay freno para pasar a la lógica de la explotación de las personas: los demás son sólo medios. No existen más salarios justos, horas de trabajo justas, y se crean nuevas formas de esclavitud, sufridas por personas que no tienen otra alternativa y deben aceptar esta venenosa injusticia con tal de obtener lo mínimo para su sustento”, finalizó.
La página web de «La Civiltà Cattolica» publicó el martes 14 la relación integral, editada por el director Antonio Spadaro, de la conversación del Papa Francisco con los directores de las revistas culturales europeas de los jesuitas, que se produjo durante la audiencia que se llevó a cabo el 19 de mayo en la Biblioteca privada del Palacio apostólico vaticano. Se anticipa con esta edición del periódico vaticano el texto, que se publicará también en el cuaderno n. 4128 de la revista, el sábado 18 de junio.
El primer Papa jesuita respondió una serie de consultas de los miembros de esa orden ignaciana, como la siguiente: “La Compañía está presente en Ucrania, parte de mi provincia. Estamos viviendo una guerra de agresión. Escribimos sobre ello en nuestras revistas. ¿Cuál es su consejo para comunicar la situación que estamos viviendo? ¿Cómo podemos contribuir a un futuro pacífico?:
"Para responder a esta pregunta tenemos que alejarnos del patrón normal de «La Caperucita Roja»: la Caperucita Roja era la buena y el lobo era el malo. Aquí no hay buenos y malos metafísicos, de forma abstracta. Está surgiendo algo global, con elementos muy entrelazados. Un par de meses antes de que empezara la guerra, conocí a un jefe de Estado, un hombre sabio, que habla muy poco, muy sabio. Y después de hablar de las cosas que quería hablar, me dijo que estaba muy preocupado por la forma en que se movía la OTAN. Le pregunté por qué, y me respondió: «Están ladrando a las puertas de Rusia. Y no entienden que los rusos son imperiales y no permiten que ninguna potencia extranjera se acerque a ellos».
"Concluyó: «La situación podría llevar a la guerra». Esa era su opinión. El 24 de febrero comenzó la guerra. Ese jefe de Estado supo leer las señales de lo que estaba ocurriendo. Lo que estamos viendo es la brutalidad y la ferocidad con la que esta guerra está siendo librada por las tropas, generalmente mercenarias, utilizadas por los rusos. Y los rusos prefieren enviar chechenos, sirios, mercenarios.
"Pero el peligro es que veamos sólo esto, que es monstruoso, y no veamos todo el drama que se está desarrollando detrás de esta guerra, que quizás fue de alguna manera provocada o no evitada. Noten el interés en el testeo y venta de armas. Es muy triste, pero al final es lo que está en juego. Alguien podría decirme en este punto: ¡pero usted está a favor de Putin! No, no lo estoy. Sería simplista y erróneo decir tal cosa. Simplemente estoy en contra de reducir la complejidad a la distinción entre buenos y malos, sin razonar sobre las raíces e intereses, que son muy complejos.
"Mientras vemos la ferocidad, la crueldad de las tropas rusas, no debemos olvidar los problemas para tratar de resolverlos. También es cierto que los rusos pensaron que todo acabaría en una semana. Pero calcularon mal. Encontraron un pueblo valiente, un pueblo que lucha por sobrevivir y que tiene una historia de lucha”.
CP