El coronvirus arrasa sin perdón. Al manto de tristeza y desolación que el coronavirus está desplegando por el mundo –que hasta el día de hoy acumula casi un millón y medio de infectados- se suman la suspensión de las actividades turísticas, un tendal de personas que no pudieron regresar a su casa, el cierre de empresas y espacios públicos y, ahora también, el del Santo Sepulcro de Jerusalén, en plena Semana Santa.
Algo así no había sucedido desde 1349, cuando la peste negra alcanzó su mayor pico en Europa y Asia y los judíos comenzaron a ser perseguidos, ya que se los acusaba de haberla provocado.
Según varios credos, en este sitio santo custodiado por Católicos, ortodoxos y armenios ortodoxos, se cree que Jesucristo fue crucificado –coincide con el monte Gólgota que mencionan los Evangelios-, luego ungido con perfumes sobre una piedra, sepultado, y finalmente en donde se hallaron los restos de la Cruz.
Al lugar, en la ciudad vieja, se accede luego de cruzar una plaza seca y el recinto tal como se lo ve en la actualidad fue reconstruido por los cruzados en 1144, tras haber sido destruido por el Califa Hakim de Egipto.
Este rincón del mundo comenzó a ser venerado en el año 324, cuando la madre de Constantino, el primer emperador cristiano, viajó a Jerusalén y encontró maderas en el fondo de una cisterna subterránea, piezas que se consideraron los restos de la Cruz de Cristo. Dos años más tarde, Constantino inició la construcción de la iglesia, en estilo bizantino, para consagrarla nueve años más tarde.
Desde 1187, dos familias musulmanas guardan la llave de las pesadas puertas de acceso. Una de ellas, poco antes de las cuatro de la mañana, va hasta el recinto, hace girar la llave en el ojo de la cerradura y luego se la entrega al representante de la otra familia. A la hora del cierre, esta ceremonia se repite. Así ha sido cada día desde entonces, compartiendo la responsabilidad entre los descendientes de los custodios originales.
En el año 1342, el Papa Clemente VI, otorgó a los franciscanos la custodia del lugar, que luego tuvo que ser compartida con otras órdenes religiosas.
En situaciones normales se puede llegar al Santo Sepulcro (entrada gratuita) haciendo el Via Crucis de 14 estancias por el barrio musulmán y, en cada parada, un objeto recuerda el paso de Jesús cargando su cruz de madera. De octubre a marzo abre a las 4 y cierra a las 19 hs.
MM / DS