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Un ingeniero notable

Escuchando los sonidos de la naturaleza, falleció Louis Ottens, el holandés que creó el cassette

Había inventado ese dispositivo en 1963 y falleció a los 94 años. La creación de Ottens convirtió al escuchar música en un hábito personal y cotidiano

 LOU OTTENS 20210311
LOU OTTENS | AGENCIA TELAM

Aunque se supo ayer, el fin de semana pasado falleció en su casa holandesa de Duizel, al sur del país y cerca de la frontera con Bélgica, Lou Ottens, el hombre que nos cambió la vida cotidiana en la década del 70.
El ingeniero neerlandés, que al fallecer tenía 94 años y vivía en pleno contacto con la naturaleza, fue el inventor del cassette. 

Título en mano, Ottel se dirigió hacia Eindhoven, en el sur del país, y dejó su CV en la oficina de personal de la empresa Philips, que había abierto sus primeras oficinas en esta ciudad que ya era un polo de tecnología y diseño. Lou Ottens desarrolló con ellos toda su carrera profesional.  

En pocos años dirigía su propio equipo de diseño y en la edición 1963 de IFA Berlín (por sus siglas en alemán, Exposición Internacional de Radio de Berlín), la mayor feria europea de diseños industriales, presentó su curioso invento, el cassette: un rectángulo de plástico que contenía en su interior una cinta enrollable que permitía primero escuchar, pero más adelante también grabar música, sonidos e incluso voces humanas. Estaba llamado a ser un éxito y pronto reemplazaría a los discos de vinilo, en todos los hogares. Un año más tarde, Philips comenzaba a fabricarlo, al principio en Alemania.

En 1965 ya se vendía por todo Europa y a Estados Unidos llegó en 1969, cuando la empresa discográfica The Mercury Record Company, que pertenecía a Philips, emprendió una primera tirada de cuarenta y nueve títulos en el nuevo formato cassette.

El cassette se creó en los Países Bajos, pero comenzó a fabricarse en Alemania. EE.UU demoró cinco años en adoptarlo


Por su practicidad y pequeño tamaño, todos lo adoptaron inmediatamente. Al principio, sólo permitía escuchar música sin el viejo temor de que el disco se partiera o rayara. Los adolescentes tiraban varios en su bolso y se iban con su música a todas partes, gracias a las cassetteras portátiles, que luego llegaron a los autos. 

Cuando la cinta originaria se reemplazó por otra de dióxido de cromo, el sonido mejoró enormemente y descubrimos lo que era manejar escuchando la música favorita. Eso sí, al estacionar el coche, había que acordarse de retirar el porta cassette, para que no lo robaran. 

Enorme avance fue luego la aparición de una grabadora doméstica, también portátil. En 1974 la japonesa Maxell desarrolló los cassettes con cinta virgen y ya no sólo comprábamos música sino que podíamos grabarla y armar nuestros propios compilados.

Es cierto, también pasábamos largo rato enrollando y desenrollando las cintas rebeldes con una birome (La Bic calzaba perfecto), y que la humedad nos arruinaba los temas preferidos. Peor aún, con los años ya no encontramos quien supiera arreglar viejas cassetteras inservibles.

En 1982, el disco compacto (CD) fue el certificado de defunción del cassette. Sin embargo, eso no fue ningún problema para Lou Ottens. El también fue parte del invento, otra creación de la factoría Philips.

 

MM