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Abell 78: la elegía de la estrella que no quería morir

Que las estrellas mueren, ya lo sabíamos; pero que hay algunas que se resisten a morir e intentan renacer de sus cenizas fue una sorpresa incluso para los astrónomos de la NASA. Tal el caso de Abell 78, fotografiada por el telescopio Hubble.

El Hubble captura una nebulosa planetaria energizada 20210323
El Hubble captura una nebulosa planetaria energizada | Prensa NASA

En el universo planetario, algunas estrellas vanidosas se resisten a morir y cuando están a punto de quemar sus últimos cartuchos de vida, renacen. Sí, vuelven a nacer. 
Esto es al menos lo que sucede con Abell 78 la nebulosa planetaria que fue capturada por los espejos del Telescopio Hubble, en plena lucha por volver a existir.

"Después de agotar el combustible nuclear en sus núcleos, las estrellas con una masa de alrededor de 0,8 a 8 veces la masa de nuestro Sol colapsan para formar estrellas enanas blancas densas y calientes. A medida que ocurre este proceso, la estrella moribunda arrojará sus capas externas de material, formando una elaborada nube de gas y polvo conocida como nebulosa planetaria", explican los astrónomos a cargo del Hubble. 

Los telescopios de la NASA capturaron varias estrellas moribundas en plena combustión, un escenario cósmico extraordinario para cualquier astrofotógrafo, ya que en ese combate, las nebulosas planetarias adoptan formas complejas y colores inverosímiles

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El orden natural del devenir cósmico indica que las estrellas morirán y se transformarán en una nebulosa planetaria de gases y polvo


Abell 78 se encuentra a 5.000 años luz de nosotros, en la constelación Cygnus. Nada pequeña, tiene 2,8 años luz de diámetro y alberga en su interior, un anillo elíptico de helio mientras que, vista por fuera, está arropada por un halo de hidrógeno exterior.

Aunque el núcleo de la estrella en vías de extinción “ha dejado de quemar hidrógeno y helio, una fuga termonuclear en su superficie expulsa material de la vieja estrella a altas velocidades", continúa la exposición. “Eso determina el aspecto irregular, la capa de filamentos que se ven en esta imagen, y la ‘caparazón’ en torno a la estrella”, aclaran.

La foto de Abell 78 que difundió NASA es en realidad una sucesión de las fotos que se tomaron con la cámara de amplitud de campo 3 del Hubble, el telescopio panorámico y un sistema de respuesta rápida. 

Los colores psicodélicos de esta nebuloso planetaria provienen de la combinación de varias exposiciones separadas y del empleo de cuatro filtros fotográficos en distintas longitudes de onda.

Evolución estelar

Cuando una estrella ha cumplido su ciclo, se dice que ingresa en la “fase de gigante roja”. Comienza a perder sus capas exteriores, pero sigue conservando un núcleo central que arde a tremendas temperaturas y brilla intensamente. 

Al iniciar su envejecimiento, las estrellas –y las galaxias donde se encuentran-, ingresan en una gran combustión química: antes de transformarse en otra cosa “devuelven” a su medio carbono, nitrógeno, oxígeno, calcio y los metales pesados que le daban vida.

Por eso, estudiar la evolución de las estrellas permite trazar el mapa químico de las galaxias.

Abell 78 no es la primera nebulosa planetaria que conocemos. Otras, antes que ella, le ganaron en protagonismo, cada una con sus propias rarezas: la Nebulosa de la Hormiga, la del Insecto, la del Ojo de Gato o la del Reloj de Arena. Aunque sin duda, Abell 78, la estrella que no quería morir, es el canto del ruiseñor que sorprendió a todos.
Como se ve, el universo es un campo minado de metáforas.