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La música de las estrellas ya es una realidad

Por primera vez en la historia, la NASA traduce las imágenes del universo a un pentagrama musical. Cada telescopio “toca” su propia partitura; “on demand” podemos escuchar un solo o componer una sinfonía.

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Galaxia | Cedoc Perfil

Empeñada en deslumbrarnos, la NASA encara una nueva experiencia sensorial con el universo: ponerle música
Además de mostrarnos lo invisible, un nuevo proyecto de sonidificación convierte en una escala sonora las imágenes que el Observatorio de Rayos X Chandra fue tomando durante dos décadas. “Los telescopios nos brindan la oportunidad de ver cómo luce la Galaxia con diferentes tipos de luz. Los astrónomos crean representaciones visuales traduciendo a imágenes los datos digitales inherentes (en formato de unos y ceros) capturados en el espacio por los telescopios”, explica Megan Watzke desde el Chandra X-ray Center, en Cambridge, Massachussetts y enfatiza que esas representaciones nos acercan cosas que de otro modo serían invisibles para nosotros.


Sin embargo, esto es otra cosa. La NASA nos permite “escuchar” cómo suena La Vía Láctea mientras la vemos, gracias a rayos X, ópticas sofisticadas y luces infrarrojas. A medida que un cursor se desplaza de izquierda a derecha por la imagen, los sonidos representan la posición y el brillo de cada elemento. 

La NASA revela algunas de las imágenes más asombrosas del universo

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Y se trata de un hito histórico, ya que la NASA logró por primera vez en la historia lo que la inteligencia suprema de Pitágoras ya había intuido observando el cielo desde la isla de Samos, en el siglo VI a. C: la música de las esferas. La luz de los objetos localizados en la parte superior de la imagen “se escucha” como un sonido más agudo, mientras la intensidad de esa luz controla el volumen.

Las estrellas y las fuentes compactas son convertidas a notas individuales mientras que las nubes extensas de gas y polvo generan un drone ambiental, una música envolvente, minimalista que se construye con una sucesión de sonidos, notas y clústers sostenidos. “El crescendo ocurre cuando alcanzamos la zona de mayor brillo en el lado inferior derecho de la imagen. Aquí, en el centro de la Galaxia, es donde reside un agujero negro supermasivo de 4 millones de masa solar, conocido como Sagittarius A”, esclarece el Chandra X-ray Center (CXC).


Y lo interesante, como si esto no bastara, es que cada oyente puede armar su propia partitura “on demand”.

La música de este universo, a una distancia entre 400 y 26.000 años luz de la Tierra, puede escucharse como un “solo” de Chandra o formar con ella un ensemble sinfónico gracias a las imágenes sonidificadas que a su turno aportarán otros dos observatorios, el Hublle y el Spitzer. Cada telescopio toca su propia partitura. Las imágenes del Hubble se enfocan en regiones energéticas en donde nacen las estrellas y las infrarrojas del Spitzer “afinan” nubes brillantes de polvo de estrellas. A su turno, Chandra, en la escala de rayos-X trabaja en el ambicioso “tono” de los gases que hierven a millones de grados en las explosiones estelares.

Además de la vía Láctea, el proyecto de Chandra X-ray está sonidificando los restos de la supernova Cassiopeia A y de los Pilares de la Creación, ubicado en Messier 16.

En esta iniciativa, trabajaron astrofísicos y el músico Andrew Santaguida y forma parte del programa educatito NASA’s Universe of Learning, que busca diferentes métodos de aproximación al cosmos.