“El futuro siempre se las arregla para ser diferente de lo que proyectamos. Hay que inventarlo todo, y eso es lo mejor que puede pasarnos”, reflexionaba César Pelli, el arquitecto argentino que conquistó el mundo. Como maestro, no sólo deja edificios emblemáticos, que no conocieron límites ni fronteras, también deja ética en su actuar, su bajo perfil, y sus enseñanzas trascienden el legado arquitectónico de lo construido. Las neurociencias y específicamente la neurosemántica, ejemplificarían con su carrera el concepto de autorealización que es el desarrollo progresivo y armónico de todo lo técnico y creativo del oficio con los sueños, los principios, la ética y el respeto por los valores. Esta simbiosis es lo que marca su vida como arquitecto y la calidad de su arquitectura.
La sencillez en lo complejo, la calidez, transparencia, perfección, austeridad , nobleza, sobriedad y la ausencia de soberbia verifican, tanto en su vida como en su obra, desde su espíritu hasta en la elección de los materiales, técnicas constructivas y terminaciones. Su arquitectura no podría ser definida como “de firma", si por ello se entendiera como reconocible en un primer escaneo visual de ella. Su lógica "de firma" sería adentrarse en el espíritu de concepción, sus disímiles respuestas no repetitivas desde lo visual ,la búsqueda de la perfección y el permanente respeto por lo contextual.
Su prodigiosa trayectoria y sus obras emblemáticas colocan a César Pelli entre los iconos de la arquitectura del Siglo XX.
Licenciado en Arquitectura en la Universidad de Tucumán, desarrolló la mayor parte de su carrera en Estados Unidos, donde fundó la empresa “Cesar Pelli & Associates”. Fue decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale, en Connecticut, entre 1977 y 1984. Sus obras se emplazaron en las principales capitales del mundo. Fue autor de las famosas Torres Petronas de Kuala Lumpur, en 1998, que fueron las torres más altas del mundo hasta 2003. Estuvo a cargo de la primera ampliación del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, en 1984; del Jardín de invierno que fue dañado por los ataques del 11 de septiembre de 2001; el Pacific Design Center de Los Ángeles y el Aria Resort de Las Vegas: del Internactional Financial Centrer, en Hong Kong; del Museo de Arte Contemporáneo de Osaka, y numerosos rascacielos, teatros y centros culturales. Obtuvo un sinfín de galardones, ganó gran variedad de concursos y premios internacionales.
Su obra y su vida dejan una huella y una enseñanza: la ética no es el refugio de los tontos, sino el camino de los grandes de verdad, de los que enaltecen la profesión y la dignifican. Se va un gigante, pero nos deja su grandeza.
* Arquitecto, profesor Titular, ex Decano de Facultad.
