No fueron las esbeltas Torres Petronas, convertidas en símbolo de la ciudad de Kuala Lumpur (Malasia), con sus 452 metros y 88 pisos de hormigón armado, acero y vidrio. Tampoco ha sido la Torre de Cristal, aquél depurado rascacielos acristalado que fuera construido en la ciudad de Madrid (España), con 249 metros y 50 despojadas plantas.
No fue en absoluto el Cheung Kong Center, un rascacielos localizado en pleno centro financiero de la ciudad de Hong Kong (China), de 283 metros y 62 plantas. Tampoco se trata de la Gran Torre Santiago, rascacielos de 300 metros de altura ubicado en la ciudad de Santiago (Chile), una megaestructura en zona de alto riesgo sísmico.
No ha sido la Torre Unicredit, otro magnífico rascacielos de acero y cristal para la ciudad de Milán (Italia), con 231 metros de altura que remata en un prolongado pináculo. Tampoco fue la Torre Sevilla, primer rascacielos de la ciudad de Sevilla (España), de 180 metros de altura y 40 plantas de desarrollo, con zócalo comercial y vía central.
Galería de fotos | Los edificios más importantes que diseñó Cesar Pelli
No se trata de la Torre Mítikah, otro de los refinados rascacielos destinado a vivienda, con 276 metros de altura y 67 pisos, convertido en el edificio más alto de la ciudad de México. Ni hablamos de la Transbay Tower, rascacielos de oficinas de 326 metros de altura del distrito financiero de San Francisco, California (Estados Unidos).
En términos particulares, sin lugar a dudas la gran obra del maestro César Pelli no alcanza los 100 metros de altura, cuenta con solo 22 plantas, está situado sobre un pequeño lote triangular y es bien porteño y exhibe su proa al río. Se trata del Edificio República, inaugurado en 1996 como sede del banco homónimo, en la manzana comprendida por las calles Tucumán, Bouchard y Madero, en el barrio de Retiro.
Se trata de una de las más hermosas torres de la ciudad de Buenos Aires tanto por su diseño como por su tecnología, su nivel de detalles. Consiste en una arquitectura trabajada desde y para el entorno urbano inmediato, de planta triangular, de piel totalmente acristalada, con su hipotenusa convexa frente al río y los dos catetos conformando sólidamente los bordes de las calles adyacentes hacia la ciudad, con un tratamiento de esquina perfectamente integrado al tejido urbano circundante.
Un maestro de la arquitectura que siempre será fuente de inspiración
El maestro supo comprender antes que nadie las potencialidades del entorno de la Plaza Roma ha comenzado a renovar su fisonomía para la virtual ampliación del área central hacia Puerto Madero y Catalinas Norte, ante el irrefrenable avance del terciario avanzado. Con esta obra se inicia una nueva generación de edificios de oficinas, de importante innovación tecnológica y tipológica, como expansión bancaria, financiera y administrativa del centro de la ciudad.
La entrada principal se ubica en el ángulo recto del triángulo que conforma la manzana, frente a la plaza, sobre un volumen cilíndrico cuyo cuerpo principal adquiere planos cóncavos en esa esquina, como gesto hacia la ciudad consolidada. Este arquitecto tucumano, radicado en Estados Unidos desde los años 50, que alcanzó enorme prestigio y reconocimiento internacional, cuando intervino en el corazón de Buenos Aires lo hizo con la mayor sensibilidad urbana para adecuar su pieza arquitectónica en adecuada articulación con su contexto de inserción.