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Tráfico de arte

Seis frescos robados hace décadas, regresaron a la ciudad italiana de Pompeya

Los frescos de una bailarina, un querubín y una cabeza de mujer, regresaron hoy al sitio arqueológico de Pompeya, 50 años después de haber desaparecido. Otros tres, estuvieron sepultados durante años, a 700 metros de distancia. A pesar de las medidas de seguridad, parece fácil llevarse “un souvenir” de Pompeya. Galería de fotos

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Pompeya | AGENCIA AFP-REDES

La policía italiana informó hoy que seis frescos que hace 50 años habían sido robados de las ruinas de la antigua ciudad de Pompeya, fueron devueltos al parque arqueológico original, cerca de Nápoles, en Italia.

Tres de esos frescos procedían de dos antiguas habitaciones en la villa romana de Stabia, una localidad a pocos kilómetros de Pompeya. Uno de ellos representa un querubín tocando una flauta, otro una bailarina llevando una bandeja y el tercero, la cabeza de una mujer

La policía descubrió las piezas en 2020 cuando investigaba varias redes sospechosas de tráfico ilegal de objetos arqueológicos. Se cree que fueron robados en la década de 1970, sacados de contrabando de Italia y vendidos 20 años más tarde a coleccionistas de Estados Unidos, Suiza y Gran Bretaña.

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Agentes especializados los descubrieron y confiscaron en el marco de "una investigación más amplia sobre el tráfico internacional de bienes arqueológicos", explicaron las autoridades italianas.

La policía local encontró los otros tres frescos en 2012. Estaban sepultados en Civita Giuliana, apenas 700 metros al noroeste de Pompeya. Los ladrones pensaban llevárselos, pero fueron rescatados a tiempo. Recién ahora, nueve años más tarde, regresaron a su casa matriz.

Desde 2012 el lugar está custodiado por las autoridades, viento de cola para que los arqueólogos encontraran también en 2020, perdidos por ahí, los restos de dos víctimas de la erupción del Vesubio, el de un fiel y joven esclavo junto a su amo.


Fresco souvenir pompeyano


Resulta al menos curiosa la facilidad con que los vándalos pueden llevarse un trozo de Pompeya. En enero de 2014, una decoración floral sobre fondo amarillo desapareció de la superintendencia del laboratorio de restauración en donde se encontraba.  A pesar de los esfuerzos de la policía local, los organismos públicos, y del Ministerio de Actividades y Herencia Cultural no sólo no se encontró ese pequeño souvenir floral sino que tres meses más tarde fueron los policía que custodiaban el sitio quienes notaron la ausencia de una pintura de la diosa Artemisa. Esta pieza de apenas 15 centímetros cuadrados había sido “robada” de Casa Neptuno, un edificio abandonado del complejo arqueológico, que no era accesible al público.

 

Pompeya, vida y muerte


Es cierto que, además del voraz Vesubio que hace 2000 años sepultó la ciudad, las inundaciones también contribuyeron. En el año 2010, el agua se ensañó con la Casa del Gladiador. Al punto de que en los muros sucios y descoloridos tal vez no se notaban las partes faltantes de un diseño. 

Pompeya es uno de los destinos favoritos del turismo arqueológico mundial. Concentra en un mismo lugar dos fuerzas antagónicas: la vida y la muerte; el poder de la cultura y la fuerza natural; los frescos eróticos y las vidas congeladas en piedra; la pequeñez humana, la grandeza de los dioses. Eros y Thanatos, el amor y la tragedia, la unión eterna de dos opuestos unidos en un remolino de furia, en el fatídico año 79 antes de Cristo.

Precisamente por eso, tanto Italia como Europa destinan millones de euros para gastos ordinarios y extraordinarios del complejo en la región de Campania, al sur del país. Desde 2012, además, está en marcha el sistema de seguridad CCTV que custodia con 380 cámaras las antiguas instalaciones y también “colabora” con el mantenimiento y restauración de las instalaciones. 

Pareciera que es tan sencillo llevarse algo de Pompeya como difícil evitar el vandalismo, el descuido e incluso la indolencia natural. Históricas y como zumbido de guadaña sonaron las palabras que en 2010 pronunció Luca Zaia, entonces gobernador de Veneto, cuando dijo “es una vergüenza gastar 250 millones de euros en cuatro piedras de Pompeya”.

 

Parece tan sencillo llevarse un souvenir de Pompeya como difícil evitar el vandalismo


Para bien o para mal, Pompeya seguirá dando noticias de vida y muerte, porque parece el talón de Aquiles de la política cultural italiana. 

A veces llegan noticias de vida. Como cuando “un ladrón” hizo  un envío postal anónimo desde Florencia y devolvió el fresco de una decoración floral que se había llevado de recuerdo.

Sí, a veces llegan noticias esperanzadoras, como ésta de la reciente recuperación de seis frescos, algo muy bueno, entre tantas otras piezas que no se sabe ni dónde están.