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Nobleza obliga

Francia devolvió un cuadro de Gustav Klimt que habían "robado" los nazis

"Rosebushes under the trees" volvió a las manos de la familia judía austríaca que fue su propietaria original. La ministra de cultura francesa dijo que no conocía el origen de la obra. Galería de fotos

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Gustav Klim Rosebushes under the trees | AGENCIA SHUTERSTOCK Y REDES

La pintura “Rosebushes under the trees”, la única pieza de Gustav Klimt que llegó a tener el Musée D’Orsay, en París, será devuelta a una descendiente de sus propietarios originales. Así lo anunció durante una conferencia de prensa la ministra de Cultura de Francia, Roselyne Bachelot, que se dejó sacar varias fotos junto al cuadro “mal habido” que inspiró diseños de almohadones, mochilas e incluso barbijos.

El óleo que Gustav Klimt pintó en 1905, pertenecía a una prominente familia judía austríaca, los Stiasny. Cuando el nazismo llegó al país, un amigo íntimo de la familia, el artista Philipp Häusler, se afilió al nacionalsocialismo en 1933 y cuando Austria fue anexada al eje alemán, en 1938, las cosas empeoraron. Häusler encontró el momento oportuno para hacerse con el óleo cuadrado de 1,1 x 1,1 m y chantajeó a sus “amigos” para que le vendieran "Rosebushes under the trees" por 400 marcos alemanes cuando ya valía unos 5 mil. Así lo hicieron, porque era el cuadro o la vida.

De todos modos, eso no impidió que, en 1942, Stiasny fuera deportado a Polonia, en donde murió en cuestión de meses. Cuarenta años más tarde, en 1980, el Estado francés compró la pintura al galerista de Zurich Peter Nathan quien, si conocía esta historia, no la mencionó.

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Bachelot dijo que Francia desconocía la historia que escondía el cuadro, que había sido “robado por los nazis”, en referencia -presumimos- a la venta forzada. “Supimos de dónde provino sólo cuando hicimos investigaciones sobre el tema”, se atajó.

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Así que, desde que fueron sus nuevos dueños, una de los más hermosos paisajes “impresionistas” que Klimt trajo de sus vacaciones de verano en Litzlberg y el Lago Attersee, en 1904 y 1905, colgaba de los muros blancos de la vieja estación de trenes de París que devino museo y supo recibir 3.300.000 visitas por año. 

“La decisión de devolver una obra maestra de la colección pública ilustra nuestro compromiso con el deber de justicia y reparación a las familias saqueadas”, dijo para los periodistas.

Cuadros a precio oro

Durante los últimos años, el mercado del arte llevó las obras del “simbolista” Klimt a precios astronómicos. El retrato de Adele Bloch-Bauer I también conocido como “La dama dorada” fue vendido en US$ 135 millones en el año 2006 a la galería neoyorkina Neue Galerie, en donde se exhibe desde entonces. Con ese precio, esa tela trepó entonces al segundo puesto de las pinturas más caras del mundo. 

En 2016, se vendió otro Klimt, Retrato de Adele Bloch-Bauer II (1912)  por US$ 150 millones y su vendedora no era otra que Oprah Winfrey, quien lo había comprado diez años antes en Christie’s, por US$ 87.9 millones. Se había desprendido de él Maria Altmann, la heredera de Adele que acababa de ganarle un juicio al estado austríaco pidiendo la devolución de cinco cuadros de Klimt que el nazismo le había robado a su familia durante la Segunda Guerra Mundial.

Toda esta historia es la que narra la película que protagonizó Helen Mirren (María Altmann), “La dama dorada”, en 2015, dirigida por Simon Curtis.

Su más reciente propietario, Ronald Lauder, el dueño de la galería Neue Galerie, suele decir que El Retrato de Adele Bloch-Bauer I: «Es su Mona Lisa”. 

Lauder, que fue embajador de Estados Unidos en Austria, destina esfuerzos y fortunas para recuperar el arte que los nazis robaron o expropiaron a los judíos, sobre todo de Alemania y Austria. Es miembro del World Jewish Restitution Organization.

Aunque el cuadro que compró Oprah Winfrey aumentó 71 % su valor mientras fue su dueña, quién más ganó con Gustav Klimt es un asiático, el mil veces millonario coleccionista ruso Dmitry Rybolovlev. En noviembre del 2015 vendió Serpientes acuáticas II por US$ 170 millones. Lo compró otro inversor asiático. Cuando se decida a revenderlo, el mercado del arte se irá por las nubes. Y pensar que cuando Sotheby´s de Londres bajó el martillo de otro Klimt, Jardín florido, por US$ 59,3 millones, parecía de locos. 

MM CP