Caputo cuenta las horas para que se apruebe el Presupuesto
El ministro debe terminar de colocar deuda para poder completar el pago de U$S 4.344 millones, y así no caer en default técnico. Sin Presupuesto no podría haber avanzado en su estrategia de ingeniería financiera y debería haber optado por otras alternativas más dolorosas.
Luis “Toto” Caputo pasó horas de zozobra. El ministro de Economía tuvo momentos de severa preocupación la semana pasada, cuando vio cómo en la Cámara de Diputados el proyecto de ley de Presupuesto 2026 era aprobado con la incorporación de las leyes de Financiamiento Universitario y de Emergencia en Discapacidad y, conociendo a Javier Milei, sabía que el Presidente estallaría contra los “aliados” que reintrodujeron ambos capítulos y eliminaron la derogación de ambas leyes.
La preocupación del ministro era doble. Por un lado, por el costo fiscal de la decisión. Por el otro, porque el enojo presidencial y la amenaza de veto retrasarían la aprobación del proyecto de Presupuesto para el próximo ejercicio para las primeras semanas del 2026. Y, en consecuencia, complicarían su estrategia financiera para cumplir con el vencimiento del 9 de enero, fecha en la que se deben pagar los U$S 4.344 millones correspondientes al compromiso por los cupones de los bonares y globales de la deuda reestructurada en 2020.
Finalmente, Milei reflexionó sobre la situación y con su ministro de Economía resolvieron que lo mejor era asumir la pérdida fiscal, aceptar que en el Senado se acepten la reincorporación de las leyes universitaria y por discapacidad y focalizar en superar el compromiso del 9 de enero como principal meta del momento. Lo urgente superó así a lo estructural.
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Lo crucial para el ministro con respecto al pago de enero es que necesita que el Presupuesto esté aprobado para poder realizar su operación de colocación de deuda en los mercados internacionales, tal como avala la “Ley de leyes” enviada al Congreso y que tiene media sanción en Diputados. El Palacio de Hacienda tiene prohibido por la vigencia de la Ley Guzmán colocar títulos públicos en los mercados financieros voluntarios internacionales sin la aprobación explícita del Congreso.
Por otro lado, el ministro debe terminar de colocar deuda para poder completar el pago de los 4.344 millones, y así no caer en default técnico. Con lo cual, sin Presupuesto no podría haber avanzado en su estrategia de ingeniería financiera y debería haber optado por otras alternativas más dolorosas como activar dinero del swap con Estados Unidos o con pedirle plata al Fondo Monetario Internacional (FMI).
La decisión personal de Javier Milei de aceptar la inclusión de las leyes vinculadas al Financiamiento Universitario y a la Emergencia en Discapacidad habrían destrabado la aprobación del Presupuesto antes que termine el año y liberado la posibilidad de tomar deuda en la primera semana de enero. Y llegar con los fondos necesarios al 9 de ese mes.
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Como ya se contó en este medio, la idea del ministro es aplicar los U$S 1.000 millones obtenidos la semana pasada a través del flamante Bono de la Nación Argentina (Bonar), como garantía de una nueva colocación de un Repurchase Agreement (REPO) con bancos internacionales (fundamentalmente norteamericanos). La intención es una operación fugaz y concretada antes que termine el 2025 o la primera semana del 2026, y conseguir entre 1000 y 2000 millones de dólares para terminar de cerrar la suma de divisas que se deben obtener para pagar, el 9 de enero del año próximo, los U$S 4.300 millones por el cupón de los bonares y globales emitidos en agosto de 2020 durante la reestructuración de deuda.
Hasta acá, y en las últimas operaciones financieras oficiales, el Gobierno logró obtener los 1000 millones del Bonar, unos 800 millones por las licitaciones de cinco represas patagónicas, unos 300 millones por compras de divisas de cierre del año y otros 500 millones disponibles. Faltaría obtener unos U$S 2.000 millones para cerrar la cuenta y poder acercarse al monto final del pago del próximo año. En el Ministerio de Economía se transmite confianza y se espera que esta semana se terminen de desarrollar las alternativas posibles. Y de no concretarse la operación REPO (por el tiempo de ejecución, más que por problemas de confianza de los potenciales financistas), queda la alternativa siempre vigente de activar el swap pactado con los Estados Unidos y habilitar las líneas aplicadas al programa de facilidades extendidas firmado con el FMI.
Una vez explicada la manera en que se conseguirán los U$S 3.400 millones restantes para cumplir con el pago del vencimiento de enero, comenzará el debate sobre el próximo cumplimiento de pagos: el del 9 de julio, cuando se deban liquidar otros U$S 4.200 millones por el segundo vencimiento anual de los bonares y globales. Luego habrá una réplica del 2026 en el 2027. En total, aproximadamente, Caputo deberá pagar por estos compromisos unos U$S 18.000 millones. En total, el Gobierno deberá conseguir, al menos, unos U$S 17.000 millones en dos años. La intención de Economía es volver en el 2026 al mercado voluntario de deuda, pero cuando se perfore la frontera del riesgo país de los 600 puntos básicos y, en lo posible, se llegue por debajo de los 400.
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La estrategia original de Caputo diseñada con el JP Morgan sufrió en realidad un impasse técnico por los tiempos de elaboración de garantías del Tesoro de los Estados Unidos. Algo para lo que ahora hay más tiempo, ya que se abre la ventana del cronograma del lapso que va del 10 de enero al 9 de julio del 2027. En esas semanas se intentará reflotar el acuerdo con los bancos internacionales, sobre la base del buen cumplimiento argentino al haber cancelado la deuda del primer mes del 2026, más la posibilidad de instrumentar, ahora sí, un programa de pagos con el aval del Tesoro de EE.UU. Dependerá de la velocidad burocrática del Gobierno de Washington.
Para el primer semestre del 2026 se espera también un cambio radical en la política oficial. El abandono, sí o sí, de la muy fallida estrategia de este año de no comprar dólares hasta que la divisa llegue al piso: durante ese tiempo el Tesoro podría volver a sumar dólares a las reservas propias. Luego, enfrentar el vencimiento del 9 de julio por más de U$S4.000 millones, sin recurrir aún a la ayuda.
Si igualmente se necesitara de todo o parte del dinero de Donald Trump durante el 2026 para cumplir con el vencimiento de enero, el mecanismo podría tener dos opciones. O un simple swap de monedas (mecanismo de recambio de pesos por dólares sin registro en la cuenta de pasivos monetarios) o una recompra de bonos en poder del Estado nacional a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Lo importante de las dos alternativas es que, según la visión oficial (y la de la mayoría de los analistas del mercado) no necesitaría una ley que respalde la operación ya que, técnicamente al menos, no se trata de incorporar nueva deuda, sino de recambiar vencimientos cortos por largos.
ML
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