fábulas

Gorda conservadora

El logo de Editorial Perfil Foto: Cedoc Perfil

Cuando, en 2012, HBO estrenó Girls, escribí una vindicación de su primera temporada en la revista Haciendo Cine. No me había resultado tan buena, pero la incomodidad que suscitaban algunos planteos narrativos y estéticos parecía bastante novedosa. Su autora, Lena Duham, volvió este año con Too Much, bajo el paraguas de Netflix. Con muchas escenas de sexo encarnadas por una protagonista cuya obesidad no es un tema que se toque más que someramente, abundante consumo de drogas y unos cuantos estereotipos vinculados a minorías sexuales y étnicas, me gustó menos que la anterior, es decir nada, a excepción de los momentos en los que Emily Ratajkowski y Naomi Watts desparraman su belleza en la pantalla. Pero admito que me sorprendió por cómo terminan los personajes.

Durante los primeros episodios, da para pensar que llegaremos a un cierre en alguna clave disociada de los clásicos finales hollywoodenses del siglo XX, con una estocada por el lado de la antitradición. Sin embargo, ocurre lo contrario: vemos, por ejemplo, el reencuentro feliz de un matrimonio separado, y también el casamiento de la figura principal, rosa como en las telenovelas, pero menos verosímil.

Too Much da la impresión de retornar a los viejos valores que Estados Unidos exportaba en el pasado casi sin excepciones, montados ahora en cuerpos no hegemónicos y lenguaje de redes que, no obstante, persiguen ¡y encuentran! la vieja hegemonía en la que no hay amor más lindo que el de un hombre y una mujer. Quizá Duham represente el típico caso del conservadurismo que arremete una vez que se deja de ser realmente joven, o quizás haya motivos relacionados con las demandas de una audiencia harta de contenidos presuntamente disruptivos, pero, en lo concreto, su trabajo termina siendo un Frankenstein en el que la aceptación de las sexualidades disidentes y los cuerpos que no se ajustan a la norma (ni a la buena salud) no cuaja con la fábula romanticona que termina siendo. Pero como Duham cuenta con una legión de fans y émulos, es probable que esta impronta se afiance abarcando más y más productos, dejando el mismo sabor en boca de lo que no es chicha ni limonada.