EL VATICANO

El "Juicio Final" se somete a una restauración extraordinaria 500 años después de que Miguel Ángel lo pintara

La intervención, diseñada para preservar la obra maestra del Renacimiento ante el impacto del turismo masivo, se llevará a cabo durante aproximadamente tres meses, desde enero hasta marzo, con el objetivo de concluir antes de la Semana Santa.

Restauracion de la obra Juicio final Foto: europa press

El Vaticano anunció que iniciará en 2026 una operación de mantenimiento extraordinario en el icónico fresco del “Juicio Final” de Miguel Ángel, ubicado en la pared del altar de la Capilla Sixtina. Esta intervención, diseñada para preservar la obra maestra del Renacimiento ante el impacto del turismo masivo, se llevará a cabo durante aproximadamente tres meses, desde enero hasta marzo, con el objetivo de concluir antes de la Semana Santa.

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Según declaraciones de Paolo Violini, el nuevo director del Laboratorio de Restauración de Pinturas y Materiales de Madera de los Museos Vaticanos, en una entrevista con Vatican News, se instalarán andamios que cubrirán todo el muro, permitiendo el trabajo simultáneo de hasta 10 o 12 personas mediante una docena de plataformas con elevadores.

Violini enfatizó que esta restauración complementará el mantenimiento anual realizado con un elevador mecánico, conocido como "araña", y es necesaria debido al "impacto que la gran cantidad de visitantes" ejerce sobre la conservación de los frescos. La Capilla Sixtina recibe millones de turistas al año, lo que genera preocupaciones sobre el deterioro ambiental, como la acumulación de polvo y humedad.

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Esta medida busca minimizar las obstrucciones visuales para el público durante el proceso, asegurando una experiencia cercana con la obra mientras se acelera el trabajo. Adicionalmente, Violini mencionó que se emprenderá un proyecto de cinco años para restaurar la Logia de Rafael, compuesta por catorce tramos de estucos y frescos exquisitos, obra de Giovanni da Udine y colaboradores, destacando el compromiso continuo del Vaticano con su patrimonio artístico.

El “Juicio Final”, un encargo especial de Clemente VII a Miguel Ángel

El “Juicio Final” representa uno de los logros culminantes de Miguel Ángel Buonarroti, pintado entre 1536 y 1541 en la pared del altar de la Capilla Sixtina, en el Vaticano. Encargado inicialmente en 1534 por el Papa Clemente VII, el proyecto continuó y se completó bajo el pontificado de Pablo III, quien alentó al artista a avanzar pese a las dificultades.

Miguel Ángel, que entonce tenía unos sesenta años, regresó a Roma para esta tarea, transformando el muro en una visión apocalíptica de la Segunda Venida de Cristo y el juicio de las almas, cubriendo cerca de 160 metros cuadrados con una composición dinámica de cuerpos desnudos ascendiendo al cielo o descendiendo al infierno.

La creación del fresco fue marcada por controversias significativas, particularmente por la profusión de figuras musculosas y desnudas, que llevaron a acusaciones de que el artista había convertido la capilla papal en un "baño público".

Investigaciones históricas sugieren que Miguel Ángel se inspiró en escenas observadas en los baños públicos romanos, que funcionaban también como lugares de prostitución masculina y femenina, donde el artista pudo estudiar poses viriles y dinámicas de trabajadores y porteadores.

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Elementos como un condenado arrastrado al infierno por sus testículos o hombres abrazándose ambiguamente en camino al cielo reflejan influencias neoplatónicas, donde el amor por la belleza eleva el alma, aunque generaron especulaciones sobre la orientación sexual del pintor y tensiones con la Iglesia.

Inaugurado el 31 de octubre de 1541, el fresco fue recibido como un éxito rotundo en Roma, atrayendo multitudes a la Capilla Sixtina, pero la polémica por la desnudez persistió, llevando a que, en décadas posteriores, artistas menores añadieran paños, loincloths y draperías para cubrir las figuras.

Una gran restauración en 1994, dirigida por Gianluigi Colalucci y que duró 14 años, removió casi la mitad de estos añadidos posteriores, revelando la visión original de Miguel Ángel y destacando su maestría en la representación del cuerpo humano.

Esta obra no solo encapsula la mortalidad y el juicio divino, influenciada por el sentido de finitud del artista a los 60 años, sino que también refleja su evolución estilística, diferenciándose de contemporáneos como Rafael por su enfoque autoral y fiel a sí mismo.

LT