A la espera del acuerdo con Estados Unidos, CEOs del agro buscan oportunidades en la "guerra comercial"
Bajo el paraguas de Washington, el sector agroindustrial llamaron a "aprovechar las disrupciones" del comercio global pero pidieron previsibilidad, baja de retenciones y mejoras logísticas, una factura pendiente para después de las elecciones del 26 de octubre.
La dimensión geopolítica marcó el debate empresarial en el Coloquio de IDEA 2025, en línea con uno de los mayores desafíos de la coyuntura: el impacto de la "guerra comercial" entre Estados Unidos y China en los negocios internacionales. Mientras el gobierno de Javier Milei aguarda la letra chica del acuerdo comercial con Washington, en el sector agroindustrial coincidieron en un diagnóstico: bajo el paraguas norteamericano, la Argentina tiene una posición "privilegiada". Pero no debe descuidar las "oportunidades" que se desprenden de las "disrupciones" en el comercio global, lo que incluye la apertura hacia otros mercados afectados por el garrote arancelario del Liberation Day trumpista.
Entre los CEOs del agro sostienen que Argentina debe jugar su propio partido en un concierto internacional convulso que proyecta una creciente demanda de alimentos. Una mirada que supera la retórica ideológica del Presidente que ancló su programa económico a los derivados de la amistad entre Luis Caputo y Scott Bessent. De esta forma, se diferencian de otros industriales del mundo metalúrgico y textil que también bancan al gobierno pero que deslizaron en off una creciente impaciencia por los detalles del acuerdo comercial con Estados Unidos (con énfasis en los aranceles al acero y aluminio) y por la "inundación de productos chinos" que siguió a la flexibilización de las importaciones.
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En el caso del agro, el consenso respecto a la apertura argentina al tablero multipolar fue amplio: en un escenario marcado por la puja entre Washington y Beijing en materia comercial, militar y tecnológica, a nivel sector privado existen "más oportunidades que riesgos". Sin embargo, la capacidad para que Argentina "las tome" quedará sujeta a las reformas estructurales prometidas por el Gobierno para dar previsibilidad y "bajar el costo argentino", una carta que el establishment se reserva para el escenario posterior al 26 de octubre, indistintamente del resultado de la elección legislativa.
"Hay que buscar las oportunidades que se van generando. Hay que hacer es estar listos para capturarlas con competitividad, tecnología, producción", opinó Marcos Bradley, director de Syngenta para el Cono sur, en un encuentro entre ejecutivos del sector y periodistas del que participó PERFIL en el marco del Coloquio. "Cuando empezaron las tarifas entre Estados Unidos y China a principios de este año lo primero que paso es que empezaron a venir compradores chinos de soja a Argentina", citó a modo de ejemplo. "Argentina abierta al mundo puede agregar mucho valor", sumó Juan Lariguet, director de Corteva.
La mirada regional también dominó la conversación en el 11° piso de Hotel Sheraton de la ciudad costera. "El mundo necesitará producir un 70% más de alimentos en los próximos años, y América Latina —particularmente Argentina y Brasil— tendrá un rol central", afirmó por su parte Gustavo Portis, director regional de BASF.
"Hay que salir de la micro discusión interna", agregó, bajándole el tono a la disputa geopolítica que abrió el debate del Coloquio que tuvo una fuerte impronta internacional y que tuvo como protagonista del cierre al director de la Organización Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, este viernes por la mañana. "Abrirse al mundo no es entregarse, es buscar las oportunidades que se generan. Los acuerdos con Estados Unidos, la Unión Europea y Asia son los caminos a seguir", sostuvo.
En el marco de la última jornada del Coloquio en Mar del Plata, el apoyo del agro, el "principal aportador de divisas", coincidió con el anuncio de la administración de Trump de que elevaría el rescate financiero a 40 mil millones de dólares, sumando al swap un paquete extra de asistencia de bancos privados y fondos soberanos. Las palabras del empresario farmacéutico Peter Lamelas, pronto a desembarcar en Buenos Aires como nuevo embajador, tampoco pasaron inadvertidas: "Pronto habrá grandes noticias que fortalecerán más la alianza económica".
Pero las medidas necesarias para apuntalar la competitividad exceden a las reformas impositiva y laboral, ejes de la proclama empresarial de IDEA, sino que apuntan a que el Gobierno continúe con la quita de retenciones pero que tome cartas en dos asuntos que preocupan al sector: la regulación de la propiedad intelectual y la reactivación de obras de infraestructura para salvar el déficit logístico federal. "Hasta ahora, la mayoría de nuestras exportaciones tuvieron bajo nivel de integración. El caso del maíz es emblemático: es el cultivo con mayor rendimiento por hectárea, pero el más afectado por la falta de infraestructura y logística", sostuvo Lariguet.
Coloquio de IDEA reunió a mil empresarios en Mar del Plata, un récord en la historia del evento.
Por su parte, el CEO de Bayer, Juan Farinati, resaltó que la apertura comercial no es solo una cuestión de ideología, sino de productividad. "Argentina tiene acuerdos que representan apenas el 8% del PBI mundial, mientras Chile alcanza el 60%. Cuanto más te abrís, más oportunidades tenés, aunque también más desafíos para ser competitivo" señaló, y citó a modo de ejemplo la expansión de las cerezas chilenas, destinadas casi exclusivamente al mercado chino, un nicho simbólico que fue "aprovechado".
En ese sentido, el plan de desregulación y la quita sistemática de retenciones aparecen como una hoja de ruta compartida entre el gobierno libertario y el panel agroindustrial con otros de los principales jugadores del negocio exportador: Adecoagro (Mariano Bosch y Diego Del Carril), CN Grupo (Eduardo Gómez Naar), Corteva (Juan Lariguet), Grupo Benetton (Agustín Dranovsky), Lartirigoyen (Ignacio Lartirigoyen y Luis Colmegna), Milicic S.A. (Federico Lufft), NUSEED S.A. (Rubén Dicún) y Tempra S.A. (Gustavo Armendáriz).
"El campo necesita previsibilidad, porque desarrollar genética lleva entre diez y quince años”, explicó Portis. "Sin un marco lógico y sin reconocimiento de la propiedad intelectual, no habrá inversión para cerrar la brecha de productividad con Brasil, que hace dos décadas producía menos soja que nosotros y hoy nos duplicó”, apuntó.
El reclamo se sostiene: previsibilidad jurídica, conectividad rural y eficiencia logística. En esa línea, también se destacó el impacto positivo de la llegada de Starlink, la red satelital de Elon Musk: "La conectividad dinamizó la actividad. El agro argentino es uno de los sectores más innovadores del país, pero necesita infraestructura y marcos estables para crecer", sostuvo otro de los disertantes.
Por último, parte de la agenda de competitividad que el sector buscará del Gobierno post elecciones incluye incentivos a la trazabilidad y la huella de carbono, y una apuesta renovada por los biocombustibles como parte del nuevo esquema de transición energética. "Hay que volver a la agronomía", resumió otro ejecutivo que sonrió ante la frase que dejó el CEO de YPF en su paso por el Coloquio de IDEA: "El sector energético va a ser el nuevo campo"
CP
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