Chile: la carrera de los extremos

Hace un mes fuimos testigos de una jornada electoral que reordenó el puzzle político chileno de cara a las presidenciales de noviembre. En Comsulting lo veníamos anticipando: la carrera se polariza y nos dirige, ineludiblemente, hacia una contienda de extremos.

Los números hablan por sí solos. Con casi el 100% de las mesas escrutadas, Jeannette Jara (PC) logró un triunfo arrollador en las primarias oficialistas con el 60,16% de los votos, consolidándose como la figura principal de la izquierda. Dejó muy atrás a Carolina Tohá (28,07%), Gonzalo Winter (9,02%) y Jaime Mulet (2,74%). Este resultado no es un hecho aislado; se suma a la firmeza de José Antonio Kast (24% Cadem) en la derecha y a la sorpresiva caída de Evelyn Matthei (10% Cadem) al tercer lugar en las preferencias presidenciales generales. El escenario está servido: una carrera que se jugará en los polos.

La victoria contundente de Jeannette Jara no es solo un triunfo personal; es un espaldarazo histórico para el Partido Comunista, que consolida su influencia y liderazgo dentro de la izquierda chilena. Jara emerge como una figura con una oportunidad inédita de llegar al poder por la vía democrática, sustentada en su carisma, gestión y conexión con las bases. Si bien su victoria unifica a la izquierda, el principal desafío de Jara será romper el “techo del anticomunismo” y atraer a votantes de centro, cruciales para una eventual segunda vuelta. Las advertencias de Óscar Landerretche (PS) y la polémica sobre el apoyo a un candidato del PC subrayan las reticencias que deberá sortear para ganar legitimidad más allá de su nicho.

La derrota de Carolina Tohá, con un porcentaje muy por debajo de lo esperado, plantea un desafío crítico para el Socialismo Democrático. Esta coalición se ve obligada a una profunda revaluación de su liderazgo, su capacidad de convocatoria y su peso político dentro de la alianza de gobierno, ahora bajo un liderazgo de izquierda más radical y popular.

Este resultado también fue un duro revés para el Frente Amplio y el legado Boric. La candidatura de Gonzalo Winter (FA), que nunca pudo remontar, culminó en un decepcionante tercer lugar con una votación muy baja. Representa una derrota para el joven liderazgo de Winter y plantea interrogantes importantes sobre el actual arrastre electoral del Frente Amplio y, por extensión, sobre el legado y la capacidad de transferencia de apoyo del presidente Gabriel Boric de cara a los próximos desafíos electorales.

Con Jara como la carta presidencial de la izquierda, la derecha, liderada por Kast y con Matthei buscando recuperar terreno, recibirá en bandeja el discurso “Chile no quiere comunismo”. Este será un eje central y potencialmente muy efectivo para aglutinar el voto moderado y de centroderecha, capitalizando miedos históricos y reticencias ideológicas.

De ser la favorita indiscutida, Matthei ahora baja al tercer puesto en las encuestas (10% última Cadem), superada por Kast y una robustecida Jara. Es un golpe devastador para Chile Vamos, que evidencia problemas estratégicos y de cohesión interna. La pérdida de terreno de Matthei –atribuida por parte del votante de derecha al rol de CHV en reformas como la de pensiones– exige una autocrítica y una rearticulación urgente para definir una estrategia clara para el centro y sumar liderazgos. Necesitan recuperar la iniciativa para competir en un escenario donde ya no tienen la ventaja.

En este contexto, la contienda presidencial se dibuja con Jara liderando con holgura el flanco izquierdo y José Antonio Kast ratificando su fortaleza en la extrema derecha. El centro político, antes un actor relevante, se ve cada vez más complejo. Anticipo una elección de bandos bien definidos, donde los discursos apelarán fuertemente a sus bases y a la emocionalidad. 

Con el voto obligatorio, la capacidad de movilización de las bases será crucial. La izquierda, con un liderazgo fuerte y legitimado como el de Jara, podría tener una ventaja significativa, aunque la contienda estará en persuadir al votante apolítico o descontento a no anular o votar por opciones fuera del sistema.

El balotaje es hoy el escenario más probable para definir la próxima presidencia. Las primarias han clarificado las principales cartas, proyectando una segunda vuelta con perfiles altamente contrastados y con los extremos marcando la cancha.

Un eventual balotaje entre José Antonio Kast (extrema derecha) y Jeannette Jara (izquierda) obligaría a los votantes a elegir entre dos visiones de país diametralmente opuestas, por lo que la capacidad de cada candidato para moderar su discurso y atraer al votante de centro será clave.

Aunque hoy está en tercer lugar, la capacidad de recuperación de Evelyn Matthei y la eventual fragmentación del voto de Kast por otros candidatos de derecha podrían abrirle una ventana. Si logra repuntar y capitalizar el voto de centro y de su sector, el balotaje sería entre dos figuras de derecha.

Pero como la política es siempre veleidosa, la desconfianza ciudadana y la baja participación en primarias dejan espacio para que figuras “outsider” o un nuevo liderazgo de centro (como un fortalecido Franco Parisi, con un 10% en Cadem) puedan irrumpir y reordenar las preferencias en la primera vuelta, alterando los escenarios de balotaje. Es un escenario menos probable, aunque no descartable frente a la volatilidad y polarización política chilena.

Con todo, el resultado de estas primarias es un punto de inflexión, que encamina a Chile hacia una elección donde los extremos tomarán un protagonismo inédito y que plantea desafíos a las fuerzas políticas en materia de moderación y la capacidad de diálogo en la construcción de futuro. La consolidación de Jeannette Jara es una señal potente de que la izquierda chilena ha encontrado una nueva forma de liderar desde sus bases, lo que forzará a la derecha a redefinir sus propias estrategias para no quedar fuera de juego.