Decepcionados, desplazados y perdidos

El “no voto” como actor político

Un grupo de investigación de la UBA realizó un estudio que mide las transferencias de voto porteñas: quiénes pasaron a votar a otros partidos, quiénes repitieron su voto y quiénes ahora deciden no votar. Partidos a pérdida, decepcionados y balances del peronsimo, LLA y Juntos por el Cambio.

Foto: cedoc

Cuando en mayo se renovaron treinta de las sesenta bancas de la Legislatura porteña, la primera sorpresa de la noche fue que solo el 53,35% de los votantes habilitados concurrieron a las urnas.

Este ausentismo histórico implicó la participación más baja desde 1996. La segunda sorpresa fueron los resultados en sí mismos: La Libertad Avanza ganó con el 30,13% de los votos, Es Ahora Buenos Aires, el frente peronista, obtuvo el 27,35% y Buenos Aires Primero (PRO) quedó en tercer lugar con el 15,92%. Lejos de las principales fuerzas, Volvamos Buenos Aires, de Rodríguez Larreta, alcanzó el 8,08% mientras que el Frente de Izquierda apenas superó el umbral del 3%. El bajo nivel de participación y la redistribución de los votos hacen que los resultados de CABA trasciendan lo coyuntural y se coloquen en el centro del análisis político actual.

El estudio. Los resultados electorales en sí mismos son fuente valiosa de información. Lamentablemente, es imposible inferir comportamientos individuales a partir de datos agregados viendo los porcentajes globales por sección o mesa, comparando 2023 contra 2025. No es válido poner un mapa al lado del otro e inferir lo sucedido. A dicho error estadístico se lo conoce como falacia de la inferencia ecológica y consiste en pensar que lo que vale para el conjunto vale necesariamente para cada uno de sus miembros.

Para sortear dicho problema, la ciencia política y la estadística han desarrollado en el último tiempo modelos conocidos como “inferencia ecológica”. Estos modelos estiman comportamiento individual, a partir de los votos agregados y de información poblacional, logrando generar una matriz de transición que permite estudiar las transferencias entre partidos, la retención (qué proporción de votantes se mantiene fiel a cada fuerza) y la volatilidad (qué porcentaje abandona una opción para migrar a otra, o hacia la abstención). Estas técnicas son esenciales en análisis post mortem de una elección.

A partir de los resultados de las elecciones a presidente primera vuelta de 2023 y los resultados de las elecciones legislativas de 2025 (removiendo las mesas de extranjeros para hacerlas comparables), hemos logrado un detallado análisis de lo sucedido. El resultado de dicho análisis es un mapa detallado de flujos de voto: quién se quedó, quién se fue y hacia dónde. Cada uno es un insumo fundamental para comprender el comportamiento electoral, asignar recursos de campaña, segmentar mensajes y ajustar la estrategia.

El mapa. El gráfico muestra la transferencia de votos desde 2023 a 2025. Verticalmente aparecen los partidos de 2023 y horizontalmente los de 2025. Cada columna muestra cuánto porcentaje de ese partido (partiendo de 2023, vertical) pasó a cada fuerza en 2025 (horizontal).

Por ejemplo, la segunda fila “no voto” (2023, vertical) muestra que un 2,4% de los no votantes en 2023 eligieron a LLA en 2025; mientras que un 88,6% mantuvo su no voto. La tercera fila, de Unión por la Patria, muestra la retención del peronismo: un 58,9% de los votantes de 2023 de dicho partido votó a Es Ahora Buenos Aires, mientras que un curioso 2,6% votó a LLA (pasando del peronismo a la derecha), y un 18,2% del voto peronista en 2023 decidió no votar.

Finalmente, la sexta fila, de Juntos por el Cambio, muestra que el 37,3% de los votantes de 2023 ahora se vuelca por LLA, y un 13,6% no votó.

De Juntos por el Cambio a LLA. ◆ El PRO obtuvo un mal desempeño intentando retener los votos de Juntos por el Cambio en 2023.Su base electoral se movilizó en apoyo de otras fuerzas políticas: casi uno de cada cuatro de sus votantes en 2023 optó por La Libertad Avanza mientras que el 13% optó por no ir a votar. 

◆ Este giro del PRO hacia La Libertad Avanza se expresó de forma marcada en casi toda la capital y de manera más concentrada en ciertos barrios del centro. Un 37,3% de quienes votaron a Juntos por el Cambio en 2023 optaron por La Libertad Avanza en 2025; un nivel muy por encima del 27,8% que se mantuvo fiel a esta fuerza.

◆ En el sur y en los barrios más vulnerables, apareció cierta migración de votos para nada despreciable en favor de la lista Es Ahora Buenos Aires; y aquella proporción de históricos votantes del PRO que no fueron a votar provinieron del corredor norte, su bastión electoral.

La Libertad Avanza exhibe dinámicas territoriales diferenciadas en la Ciudad de Buenos Aires en términos de sus transferencias de voto. Su retención interna es relativamente significativa, especialmente en el noroeste porteño, una zona caracterizada por un perfil demográfico de clase media alta y una gran proporción de residentes jubilados. En esta área, el desempeño de LLA podría vincularse con la persistencia de un electorado con valores conservadores en lo político y económico, para quienes el partido representa una opción atractiva.

Por otro lado, en el corredor norte, donde el valor del metro cuadrado es de los más altos de la Ciudad, se observa una marcada transferencia de LLA hacia el no voto. Este patrón podría reflejar un corrimiento de sectores de altos ingresos –tradicionalmente inclinados hacia opciones de centroderecha– que habían acompañado a LLA, pero que hoy optan por no renovarle su voto de confianza. Si bien a primera vista puede interpretarse como desinterés electoral, este retiro podría ser también un indicio de cierto malestar con el rumbo que viene tomando la gestión nacional.

Dado que estas interpretaciones se basan en datos agregados, y en el marco de las elecciones nacionales del próximo 26 de octubre, resulta clave que La Libertad Avanza profundice esta línea de análisis mediante encuestas o focus groups que indaguen la relación entre voto, edad, nivel educativo y movilidad residencial. Algunos de estos patrones podrían estar operando ya en la Ciudad de Buenos Aires y replicarse de forma similar en el conurbano bonaerense, por lo que valdría la pena explorarlos en ambos territorios.

Peronismo: entre la retención y el desplazamiento. El peronismo porteño, bajo el sello Es ahora Buenos Aires, muestra patrones duales de retención y pérdida. La retención de voto se circunscribe a barrios más tradicionales y de clase media-alta (Recoleta, Palermo), donde existe una base peronista más modesta.

En simultáneo, en la zona sur de la Ciudad y en sectores socioeconómicos bajos como son los barrios populares, históricamente identificados como su base electoral, su electorado optó de una forma más marcada por no votar este 18 de mayo.

El balance de las elecciones permite destacar el desplazamiento de la identidad peronista: un candidato de extracción radical en Es ahora Buenos Aires no logró sostener el caudal histórico del peronismo en la Capital Federal; retuvo mejor a los votantes del norte de la Ciudad, mientras cede terreno en los barrios populares, desplazando la tradicional geografía peronista.

Al profundizar en los patrones diferenciados según la opción electoral de origen, se observa que la principal alternativa peronista es la que muestra mayor capacidad de retención, con un 58,9% de votantes de Unión por la Patria (2023) que optan por Es Ahora Buenos Aires (2025). Este relativamente alto grado de fidelidad contrasta con el 36,4% en el caso de La Libertad Avanza y apenas el 27,8% en el espacio vinculado al PRO.

La abstención consolidada. El no voto se comporta como un actor político con sus propias geografías de transferencia. Desde Juntos por el Cambio, la abstención se concentra en la franja norte. Desde La Libertad Avanza, existe un flujo sustantivo hacia la no emisión del sufragio, especialmente en barrios pudientes.

Desde Es Ahora Buenos Aires, el ausentismo electoral se concentró en el sur de la Ciudad y en la Villa 31.

Además, se profundiza la fragmentación del electorado de centroderecha. El PRO pierde electores en el norte de la Ciudad, los cuales optan por no asistir a votar. La abstención se consolida: amplios sectores del electorado parecen haberse desmovilizado en la última elección.

Si bien todas las agrupaciones políticas transfieren votos hacia el no voto, un dato no menor es que La Libertad Avanza es el espacio que más contribuye al crecimiento de este fenómeno, con un 44,5% de quienes lo acompañaron en 2023 inclinándose por la no participación en las últimas elecciones. En cambio, un 36,4% de sus votantes originales volvió a apoyarlo, lo cual evidencia que la capacidad de retención del oficialismo nacional se ha erosionado en tan solo dos años.

Al mismo tiempo, se observa un traspaso significativo de votos del PRO a La Libertad Avanza, lo que refleja el vacío que dejaron los votantes tradicionales del PRO al decidir no acompañar con su voto en esta ocasión.

Los desafíos de la campañas electorales en 2025 Si bien podemos seguir identificando claros patrones de fragmentación electoral en la Ciudad, estos no parecen seguir los patrones históricos y más estudiados. Es notable cómo la irrupción de nuevas fuerzas políticas pone en jaque viejos bastiones y cómo el crecimiento de la desmovilización electoral se consolida como fenómeno a tener en cuenta de aquí en más.

El problema que actualmente enfrentan los partidos políticos a la hora de diseñar sus campañas es que las encuestas de opinión pública tradicionales plantean limitaciones para indagar en el comportamiento electoral, en particular de quienes eligen no participar de los comicios. Costos elevados, no respuesta desmedida, dificultades de acceso: resulta cada vez más difícil sondear lo que piensan los votantes. Si a esto le sumamos el hecho de que frecuentemente quienes no tienen interés por votar tampoco lo tienen por manifestar su opinión en una encuesta, se plantea un panorama en donde resulta difícil desentrañar los patrones de aquellos que se alejan de las urnas.

Frente a este escenario, los consultores electorales refuerzan, o incluso reemplazan, los sondeos clásicos por metodologías mixtas que combinan campo, llamadas telefónicas y estudios online.

Lamentablemente, estos últimos concentran usuarios muy activos en internet y excluyen a quienes participan menos en la vida digital, lo que introduce un sesgo de cobertura. A esto se suma un sesgo de autoselección y “ruido”: tienden a responder sobre todo quienes tienen una motivación fuerte, y no se logra una muestra equilibrada.

En un contexto en el que la emergencia de un nuevo partido político como La Libertad Avanza rompe patrones tradicionales de voto y la abstención electoral toma fuerza y constituye una opción política en sí misma, resulta imprescindible contar con sondeos precisos de la opinión pública. En otras palabras, las encuestas de opinión atraviesan una crisis justo cuando más se las necesita.

Parte de la sorpresa de ese domingo electoral puede atribuirse a la falta de previsión y estrategia derivada de diagnósticos fallidos.

Metodología. Partiendo de los datos electorales de las elecciones presidenciales de primera vuelta de 2023 y las legislativas locales en la Ciudad de Buenos Aires de este año, eliminando las mesas de los extranjeros y asignando el total de urna en función de los padrones, se aplicó una versión kernelizada del algoritmo de inferencia ecológica a nivel circuito electoral con aerial smoothing posterior con el objetivo de inferir la matriz de transición.

*Profesores y docentes de la materia Metodología de la Investigación en la Opinión Pública de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Este trabajo fue realizado en el marco del grupo de investigación Data Science en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.