El quiebre del deseo

¿Qué hay más allá de la muerte?

¿Qué hay más allá del cuerpo?

¿Qué hay más allá del cringe?

En su álbum debut Post Cringe (2023), la artista transfronteriza Fifi cruza el umbral de su pasado en el tango y se entrega a la música electrónica; para llevar un mensaje profético a la pista de baile. Como un testimonio techno-pop de alguien que volvió de la muerte.

Hablar de existencias trans siempre viene acompañado de hablar de la muerte, como si eso fuera todo lo que se sabe acerca de nosotras, como si la muerte fuera el precio que tenemos que pagar por existir. Ya lo nombraba Lana del Rey en su álbum debut Born To Die (2012): “la muerte es lo único certero en la existencia humana”. Sin embargo, la artista trans fronteriza Fifi, parece anunciar algo distinto en su álbum debut Post Cringe; manifestando que para las personas trans la muerte no es más que un estado transitorio.

Es por eso que encuentro tantos paralelismos entre las brujas y las trans. Siendo las brujas estas entidades superpoderosas condenadas al ocultamiento y forzadas a coartar su magia; porque sería muy peligroso para nuestra sociedad que una mujer demuestre tanto poder. Lo mismo ocurre con las travestis.

Y es que el acto de transicionar es una muerte en sí mismo, dejar atrás un cuerpo, un nombre, una vestimenta, una performatividad e, incluso, una geografía. Cruzar un río y desembarcar en un nuevo puerto, con el instinto de supervivencia más afilado que nunca y la excitante promesa de una nueva identidad. En este traspaso, se encuentran Buenos Aires, la noche, las drogas, el sexo y el techno; ya que las brujas trans conforman sus aquellarres en los sótanos y los antros de las grandes ciudades, que les prometen una nueva vida de libertad; pero que las precarizan laboral y económicamente. 

La historia familiar de Fifí se teje entre Brasil, Paraguay y Argentina, es por eso que se define a sí misma como una artista transfronteriza; dada la multiplicidad de su identidad. Quizás por eso su traspaso del tango a la música electrónica resulta ser bastante orgánico, lógico, incluso; pero no por ello menos sorprendente. Y es que si de brujas se trata -invoquemos a la mismísima Arca-, también existe una relación muy íntima entre las feminidades trans y la música electrónica; casi una alianza sagrada. Si lo pensamos desde lo socioeconómico, al ser la noche uno de los pocos espacios favorables para las travestis, la fiesta también se convierte en un espacio laboral donde brillan DJs y performers trans.

Sin embargo, así como les da la vida y les brinda un espacio seguro donde construir una comunidad, la noche puede ser también un destino fatal, como ese espectro de la muerte que le respira a las travestis en el cuello. Es así como Fifi condensa en este álbum tres duelos: el del temprano y trágico fallecimiento de lx drag queen, performer y amigx Le Brujx en 2019, el fallecimiento de sus abuelas y el duelo de su propia transición; procesos dolorosos que se resignifican a través de la música electrónica, para ser devueltos a la pista de baile en tracks como “Invócame” o “Purgatorio”.

Todo proceso de transición conlleva enfrentarse a la pregunta: ¿Y ahora quién va a amarme, y ahora quién va a desearme? Porque, históricamente, las trans hemos sido puestas en el lugar del objeto deseado y no del sujeto que ejerce un deseo propio; mientras nuestros cuerpos quedan relegados al fetiche y las fantasías de alguien más.

Fifi marca ese quiebre gracias a su voz y a su lírica, ahora su cuerpa gorda, trans fronteriza y no binaria, es el territorio de la fantasía, es el habitáculo de la bruja propia, es la directora de escena que devuelve a la fiesta y a la música electrónica al lugar donde pertenecen junto a las mostras, las trans y las travestis. Y es que quizás de eso se trata Post Cringe, de cruzar el umbral, sobrevivir a la muerte y adueñarse de lo que a una le pertenece.

Post Gringe disponible en todas las plataformas digitales.

*Artista trans.