Reconfiguración electoral

A pesar del giro a derecha, la mayoría de la población de Latinoamérica tiene gobiernos de izquierda

El panorama electoral chileno mostró un cambio de fuerzas pese al triunfo inicial de Jeannette Jara, que obtuvo el 26,7%. Aún así, el espacio opositor superó el 50% al reunir las candidaturas que respaldan a José Antonio Kast y figuras afines, y alcanzó desde el retorno democrático la mayoría en la Cámara de Diputados.

Jeannette Jara Foto: AFP

Las elecciones presidenciales de Chile expusieron un marcado avance de las fuerzas conservadoras: aunque la candidata de izquierda Jeannette Jara quedó primera con el 26,7%, el bloque opositor sumó más de la mitad de los votos al reunir el apoyo a José Antonio Kast —líder del Partido Republicano y referente ultraconservador— junto con Johannes Kaiser, Evelyn Matthei y Franco Parisi. Ahora, la segunda vuelta está prevista para el domingo 14 de diciembre, en un escenario donde la derecha llega con una base electoral más amplia y una ventaja difícil de revertir.

El economista y académico español Alfredo Serrano Mancilla es director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Se desempeñó como asesor político de distintos gobiernos de la región, entre ellos Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, México y Colombia. Actualmente escribe columnas en medios como Página/12 (Argentina) y La Jornada (México), además de conducir Radio La Pizarra, un programa dedicado al análisis político latinoamericano.

Primero Argentina, Paraguay y Bolivia, y ahora Chile. Perú muestra una tendencia similar. Quedan aún Colombia y Brasil, con elecciones en meses y poco más de un año respectivamente, donde la derecha podría imponerse. La posible eclosión, impulsada por Estados Unidos en Venezuela, también se inscribe en este escenario. Todo parece indicar un giro más marcado que nunca hacia la derecha en Sudamérica. ¿Cuál es la explicación?

Parto de una hipótesis teórica para América Latina, que expuse en 2015 en mi libro América Latina en disputa y que sigo actualizando con datos y análisis: la región está en gran disputa política, más que en un simple corrimiento hacia la derecha. Aunque Bolivia y Chile muestran avances recientes de la derecha, y aunque existen vaivenes en otros países, a pesar de su peso poblacional y económico, la mayoría de América Latina sigue gobernada por fuerzas de izquierda.

Esto es importante, pues a veces se subestima el peso de países clave como México, Brasil y Colombia —donde las fuerzas de izquierda continúan siendo competitivas y en algunos casos líderes en encuestas, como en Brasil y Colombia— y países pequeños con gobernanza progresista, como Honduras y Ecuador. Incluso en Ecuador se rechazaron intentos recientes de constitucionales propuestos por la derecha, relacionados con la presencia de bases militares extranjeras.

En Brasil, el lulismo sigue siendo la fuerza política con mayor intención de voto según todas las encuestas recientes. Lula da Silva lidera ampliamente todos los escenarios de primera vuelta para las elecciones presidenciales de 2026, con porcentajes que oscilan entre el 32% y el 43%, superando de manera sostenida a sus principales rivales, incluido Jair Bolsonaro y otros candidatos de derecha.​ En Colombia, situación similar: las fuerzas progresistas como el petrismo están demostrando una gran competitividad en el escenario electoral, manteniéndose como opciones principales.

La reciente derrota del intento de modificar la Constitución en Ecuador a través de una Asamblea Constituyente impulsada por Noboa pone de relieve que no todas las iniciativas derechistas logran consolidarse, y en varios países persiste un apoyo significativo a políticas sociales y al rol del Estado en derechos básicos, como salud y educación.

Sigo pensando que todo está mucho más en disputa, igual que ocurrió en 2015, cuando se habló en exceso de que el macrismo en la Argentina venía a construir una hegemonía sólida. No fue así. Considero que estamos en un momento de fuerte competencia de ideas y sentidos comunes. Hay ámbitos donde se observa un avance de las propuestas de la derecha —en seguridad y en ciertos temas específicos— pero en otros, como la discusión sobre el rol del Estado, no veo una mayoría latinoamericana que rechace su presencia en derechos básicos.

Latinobarómetro y la POP, que miden de manera constante variables cualitativas centrales, tampoco muestran un giro hacia la eliminación del Estado en salud, educación o derechos sociales. No interpreto el escenario como un cambio tan profundo, más allá del impacto que generan figuras como el presidente Javier Milei, del mismo modo que en 2015 lo produjo el expresidente Mauricio Macri, influyendo en muchas usinas de análisis regional. Desde una mirada más internacionalista, casos como México cuestionan varios de los supuestos sobre un corrimiento general hacia la derecha.

Jeannette Jara y José Antonio Kast irán al balotaje de diciembre

Por eso, insisto: estamos en un momento de disputa con vaivenes, donde los resultados electorales no responden sólo a ideologías, sino a múltiples factores sociales, económicos y culturales.

MV