Álvaro García Linera analizó las elecciones en Bolivia, el hundimiento del MAS y el giro del electorado
Tras la derrota de la izquierda, el exvicepresidente sostuvo que el nuevo presidente deberá "entender que Bolivia ha cambiado para bien". "La gobernabilidad no es solamente la que tienes en el Parlamento, sino la que tienes con la sociedad", agregó.
Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia, sostuvo que las transformaciones sociales iniciadas por el Movimiento al Socialismo (MAS) en su país llegaron a su fin por errores políticos y económicos, lo que redujo la representación del partido en el Parlamento. Sin embargo, destacó los avances en el “empoderamiento indígena” y la mejora en los niveles de ingresos. “No estará la fuerza política que representó esos cambios, pero sí están los cambios estructurales que van a ser decisivos”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Álvaro García Linera es un referente del Movimiento al Socialismo en Bolivia y exvicepresidente de Bolivia entre 2006 y 2019. Es el intelectual que acompañó a Evo Morales viviendo la experiencia guerrillera. Es autor de libros como “La potencia plebeya” y “Socialismo comunitario”. Es probablemente el más brillante intelectual latinoamericano que representa lo que fue un movimiento progresista en toda América Latina que hoy parece entrar en un proceso de fin.
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Me gustaría si usted nos pudiera explicar, de la manera más didáctica posible, qué significa el casi convertirse en algo infinitesimal el MAS hoy en Bolivia y, al mismo tiempo, si es buena noticia de que no gana la extrema derecha, como normalmente ha venido sucediendo en los países que han pasado durante cierto tiempo movimientos progresistas.
Lo que ha pasado en Bolivia es el cierre de un periodo largo de transformaciones sociales que se iniciaron a inicios del siglo XXI con una serie de levantamientos populares, una modificación del sentido común de la sociedad y una victoria electoral que le dio a Evo Morales mayorías absolutas. Durante 13 años se pudieron llevar adelante reformas económicas y sociales. Las más importantes fueron el empoderamiento de sectores indígenas, un crecimiento económico de 5% anual a lo largo de 14 años, una reducción sorprendente de la pobreza y de la extrema pobreza que caracterizaba a Bolivia como el segundo país más pobre del continente, y ahora ya está en un nivel de ingresos mínimos. Ese proceso ha llegado a su fin por fallas internas, por debilidades internas, por errores políticos y económicos, y hemos entrado en un momento lineal en el que va a definirse un nuevo sistema político, no sabemos si largo o corto.
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Y si bien el partido de Morales, y las fuerzas políticas que lo acompañaron, han sido derrotadas catastróficamente el 17 de agosto al quedar marginados del Parlamento -de haber estado siempre con los dos tercios, ahora no se llega ni al 5%-, lo interesante es que la sociedad no ha girado de manera pendular hacia otro extremo, sino que ha girado hacia un centro derecha que ha sorprendido a todos. Y veremos qué resulta el 19 de octubre, que serán la segunda vuelta de esa modificación del sistema político. Y ahí se definirá si es que es la extrema derecha que encabeza el señor Quiroga o si es este centro derecha que encabeza el señor Rodrigo Paz el que se queda con la presidencia del Estado.
Cuando uno analizaba América Latina se decía hace unos años que la gran diferencia de Argentina con el resto de América Latina era que Argentina había tenido peronismo, y que al haber tenido peronismo a mediados del siglo pasado se había generado una conciencia social, una valoración de los derechos, una autonomía del ciudadano que no tenía el resto de América Latina. Y que dejó un cambio cultural respecto de la autopercepción de las personas de menores ingresos respecto de una dignidad y de la posesión de derechos que reclamaban al Estado. ¿Se podría decir que estos años de un proceso que ahora concluyó, pero dejan una base definitiva para que Bolivia no vuelva a ser nunca el segundo país más pobre de América Latina?
Lo que usted menciona es clave. Si bien el partido político que encabezó estos procesos de transformación ha sido derrotado y literalmente marginado de la representación parlamentaria, el conjunto de logros, de derechos y de empoderamientos que ha llevado adelante este proyecto político no han desaparecido. En primer lugar, el empoderamiento indígena. No se olvide que en Bolivia los indígenas eran considerados subhumanos, personas que no tenían derechos, reconocimiento ni facultades para ejercer funciones públicas hasta hace 20 años. Eso se ha modificado. Los indígenas de mi patria hoy son de pleno derecho, empoderados no solamente políticamente por su presencia en la vida política, desde presidente, ministros, parlamentarios, gobernadores, alcaldes, sino también en la vida económica. Ha habido un proceso de ascenso social de los sectores indígenas que hoy se han convertido en sectores de ingresos medios. Algunos son ricos en dinero.
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Esta revolución social y estas transformaciones sociales están ahí, no han desaparecido y hay que ver cómo el siguiente gobierno va a tratar eso. Ya no está con los indígenas de hace 40, 50 años que se movían en la oscuridad y a quienes se podía tratar con un desprecio colonial. Hoy el sector indígena de Bolivia es un sector que se siente seguro, que tiene poder económico, que tiene poder, que no quiere a las catacumbas de la marginación. Y veremos si el nuevo presidente, las nuevas fuerzas políticas, el Parlamento pueden lidiar, si tienen la habilidad de entender que Bolivia ha cambiado para bien, negocian posiciones y saben recoger expectativas, pueden tener gobernabilidad, porque la gobernabilidad no es solamente la que tienes en el Parlamento, sino la que tienes con la sociedad. Pero si son personajes fósiles políticos, estos nuevos gobernantes que quieren regresar a los años 50, 60 o 70 en términos de discriminación y marginamiento de los pueblos indígenas, con seguridad que van a tener problemas, porque Bolivia ha cambiado para bien. No estará la fuerza política que representó esos cambios, pero sí están los cambios estructurales que van a ser decisivos a la hora de garantizar la estabilidad y la gobernabilidad del nuevo presidente en los siguientes cinco años.
TV/MU
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