Día 656: No hay salvataje para Caputo, Milei, Espert o Argentina
El mito del salvador refleja la necesidad humana de esperanza frente al caos, pero en política suele derivar en frustración ante el incumplimiento de las altas expectativas. Ni la reputación ni la asistencia internacional pueden reemplazar la institucionalidad y la acción colectiva.
Salvador y salvataje son las palabras del día. El equipo económico viaja a Estados Unidos para coordinar el salvataje del Tesoro norteamericano al plan económico argentino. Javier Milei trata de salvar la candidatura de José Luis Espert llevándolo a un acto con Patricia Bullrich y apadrina su explicación reconociendo que recibió dinero del procesado por narcotráfico en Estados Unidos Fred Machado. Mauricio Macri vuelve a Olivos a reunirse con el Presidente para salvar al gobierno de Milei y aportarle la institucionalidad y capacidad de gestión que carece. El propio Milei fue electo presidente en 2023 como el salvador de la Argentina siendo hoy el que precisa ser salvado.
El mito del salvador, presente en diversas culturas, refleja la necesidad humana de esperanza frente al caos, pero en política suele derivar en dependencia, personalismos y frustración ante el incumplimiento de las altas expectativas que se depositan sobre un salvador.
En Argentina, esta tendencia se refleja en la fascinación por líderes que prometen soluciones milagrosas, desde las metáforas mesiánicas de Milei y su hermana hasta la expectativa depositada en Scott Bessent como posible “salvador” económico. Sin embargo, la crisis institucional y los escándalos políticos recientes muestran que ningún respaldo externo puede reemplazar la acción colectiva y la responsabilidad ciudadana. En este caso, es la salvación externa de Bessent y el Tesoro norteamericano la que se espera para poder solucionar la economía Argentina, al menos hasta las elecciones.
Y hablando de salvación, la situación de Espert se convierte en otro caso paradigmático del salvataje fallido. Mientras algunos sectores de la política reclaman medidas urgentes para “salvar al Presidente”, como Patricia Bullrich lo expresó recientemente, Espert se presenta como otro insalvable, un reflejo de las limitaciones de quienes dependen de apoyos externos para sostener su credibilidad y su acción. La metáfora es clara: así como el propio Espert no logra salvar su reputación, el gobierno de Milei parece incapaz de rescatar la economía únicamente con el respaldo financiero de quienes “fabrican dólares”.
Este paralelo entre Espert y el gobierno oficialista subraya la fragilidad de la narrativa del salvador. La idea de que alguien externo, con recursos o influencia, pueda resolver los problemas de manera inmediata choca con la realidad estructural: ni la reputación de Espert ni la asistencia internacional pueden reemplazar la gestión interna, la institucionalidad y la acción colectiva. O en el caso de Espert, su propia actitud. El salvataje, en este sentido, se revela como una ilusión política que prolonga la dependencia y posterga la resolución de conflictos esenciales.
El mito del salvador es una de las narraciones más recurrentes en la historia de la humanidad. Su recurrencia en distintas culturas muestra que es un arquetipo universal: el anhelo de que un ser especial aparezca para liberar al mundo del mal y conducirlo hacia la plenitud. En las mitologías más antiguas aparece la figura de un héroe o semidiós que viene a liberar a los hombres de algún mal cósmico o terrenal.
En Mesopotamia, por ejemplo, Gilgamesh es un rey que busca trascender la mortalidad y rescatar a su pueblo del olvido. En la India, el avatar Kalki de Vishnú es esperado como quien pondrá fin al ciclo de corrupción en el mundo.
En la tradición judía, el Mesías ocupa un lugar central como esperanza colectiva. Se esperaba que este enviado de Dios fuera un descendiente de David que restablecería el reino de Israel, traería justicia, paz y redención.
El cristianismo transformó radicalmente este mito al identificar a Jesucristo como el Mesías prometido. A diferencia de la concepción judía, se le atribuyó una naturaleza divina que lo convertía en Hijo de Dios y redentor universal, no solo de Israel sino de toda la humanidad.
Las religiones orientales también aportan variaciones del mito. En el budismo, por ejemplo, se habla del futuro Buda Maitreya, que vendrá cuando la enseñanza de Buda se haya perdido, para volver a guiar a la humanidad hacia la iluminación.
Esta diversidad y variedad de relatos en los que se repite la estructura nos habla de que el mito del salvador refleja la profunda necesidad humana de esperanza y de redención frente al sufrimiento y el caos. Ya sea en forma de héroe mítico, mesías religioso o redentor espiritual, esta figura encarna la promesa de un futuro mejor.
Sin embargo, cuando el mito del salvador se traslada a la política, genera riesgos significativos para la sociedad. Primero, fomenta la dependencia emocional en un líder, desplazando la responsabilidad colectiva. Segundo, puede debilitar las instituciones y procesos democráticos al centrar el poder en una sola persona. Tercero, perpetúa ciclos de frustración y crisis, al prometer soluciones rápidas que raramente se sostienen. Por último, infantiliza a la ciudadanía, limitando su capacidad de acción y pensamiento crítico frente a problemas complejos.
Algo así le ocurre a la sociedad argentina, que ante las reiteradas crisis y dificultades que enfrenta nuestro país, es propensa a confiar en promesas de líderes salvadores.
Milei se aprovechó de esto, presentándose como el redentor ante “decenas de años de decadencia” impulsados por la “casta política”. Además, presentó a su hermana Karina Milei como Moisés, a él mismo como su divulgador, y a sus seguidores como “las fuerzas del cielo”. La gente, hasta cierto punto, le creyó, o le quiso creer, por la desesperación de encontrar una solución al deterioro económico sostenido que sufre nuestro país en los últimos años.
Pero los escándalos de corrupción que involucran al oficialismo y la crisis económica interminable comienzan a poner en cuestión el relato de La Libertad Avanza.
Sin embargo, Milei ahora nos propone en materia económica otro salvador, que esta vez viene de afuera: Scott Bessent, secretario del Tesoro norteamericano. En su última entrevista radial, el Presidente elogió a Kristalina Georgieva y al Bessent, llegando a decir que era Messi. "Georgieva es una superestrella. Messi es Scott Bessent", sostuvo Milei en radio Mitre.
Messi, en este caso, es el significante de “salvador”, quien con su habilidad y bondad nos va a sacar de los problemas económicos que tenemos. No es la primera vez que se utiliza el nombre del 10 de la Selección como metáfora. Ya anteriormente lo había usado el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, respecto a Luis Caputo, y agregando a la vez la figura de Maradona para referirse al propio Milei, y dijo: “Milei y Caputo son los Maradona y Messi de la economía”
Pero este epíteto para Caputo no es original del ministro de Justicia. Quien bautizó a Caputo como “El Messi de las finanzas” fue Marcos Peña, durante una entrevista con Alejandro Fantino durante la presidencia de Mauricio Macri.
Y si bien no fue tan lejos en las metáforas y comparaciones, la situación actual recuerda a los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri. Tras encontrar una fuerte oposición al “reformismo permanente”, que comenzó con la reforma previsional, Macri acudió a un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional. En aquel momento, con un poco de humor y ambigüedad, decía que las relaciones habían salido muy bien y afirmaba que “había que enamorarse de Christine Lagarde”.
Sin embargo, quizás por haber aprendido de la experiencia, Macri ahora tiene otra actitud frente al apoyo de Estados Unidos. Recientemente, volvió a reunirse con el Gobierno y, si bien valoró ciertos aspectos del rumbo económico, le transmitió una fuerte advertencia en materia de política exterior: “apostar a un único socio sería limitarnos”.
El expresidente planteó que la estrategia del Gobierno no puede quedar atrapada en una relación exclusiva con Estados Unidos, ya que eso reduciría el horizonte de oportunidades para el país. Según su visión, Argentina corre el riesgo de repetir errores del pasado si se focaliza en un grupo muy reducido de alianzas internacionales.
En un documento publicado por la Fundación Pensar, Macri criticó la política exterior kirchnerista por haber mantenido al país aislado, pero al mismo tiempo cuestionó que el actual oficialismo pueda caer en el extremo contrario, dependiendo de un solo vínculo, jugar una sola carta. Alertó que el mundo ya no gira en torno a un único centro de poder y que emergen múltiples polos de influencia económica y política, lo que obliga a diversificar socios para no quedar atados a los vaivenes de un solo aliado.
Pero además, el regreso del presidente del PRO al escenario político no se limita a gestos protocolares, su presencia en reuniones con Milei y Guillermo Francos también funcionan como un intento de salvataje para un gobierno que parece depender solamente de apoyos externos. Se especula con recambio de ministros aportados por los equipos que el PRO desarrolló en sus 16 años de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y cuatro de la Nación.
Mauricio Macri advirtió Javier Milei por Estados Unidos
Tampoco un salvataje de Macri al Gobierno será suficiente sin un gran acuerdo con otros sectores políticos aunque sí pueda contribuir a construir puentes como le gustaba decir al ingeniero.
Este acercamiento de Milei a Macri responde también a las advertencias del propio FMI, que a través de su vocera, Julie Koczack, si bien ratificó el apoyo al Gobierno argentino, advirtió sobre la necesidad de “construir un amplio apoyo político”.
Pero el pedido llega justo en el momento de mayor aislamiento del oficialismo. Ayer, el Senado ratificó el rechazo al veto de Javier Milei sobre la ley de Financiamiento Universitario con 58 votos a favor y 7 en contra, obligando al Poder Ejecutivo a promulgar la norma. La ley busca recomponer los salarios de docentes y no docentes según la inflación, actualizar los gastos de funcionamiento y garantizar la continuidad de la educación, la salud y la investigación científica en estándares de calidad reconocidos internacionalmente. Y choca de frente con el relato de ajuste fiscal de Milei.
Durante la misma sesión, el Senado también rechazó el veto a la ley de Emergencia en Salud Pediátrica, impulsada por los trabajadores del Hospital Garrahan. La norma garantiza recursos para recomponer salarios del personal de salud, asignar fondos a bienes de uso y consumo, y revertir cambios en el sistema de residencias médicas. Según la OPC, la inversión anualizada alcanzaría los 133.433 millones de pesos, asegurando la continuidad y mejora del sistema de salud pediátrica en todo el país.
Por si fuera poco, a estas derrotas parlamentarias se suma el escándalo que impacta de lleno en el principal candidato del oficialismo en provincia de Buenos Aires, Espert.
Como trascendió en todos los medios y fue anticipado por el diario Perfil en su tapa del domingo pasado, un documento del Bank of America incorporado en la investigación judicial en Texas confirmó que Espert recibió una transferencia de 200 mil dólares de una empresa vinculada al narco detenido Fred Machado, realizada en enero de 2020, pocos meses después de su campaña presidencial por UNITE. Cabe destacar también que los balances financieros del partido fueron rechazados por la Justicia Electoral.
Las explicaciones iniciales del candidato fueron bochornosas. Ni siquiera negó la transferencia, lo que desató incluso críticas internas en el propio espacio, con Bullrich y Francos diciendo que tenía que dar explicaciones. Hasta ayer, la estrategia de Espert era decir que todo se trataba de una campaña política de Juan Grabois en su contra, pero ahora cambió la estrategia. Mediante un video que publicó en redes sociales, optó por decir que “fue ingenuo”.
"Machado me dijo que una empresa minera vinculada a él necesitaba de mis servicios como economista. (Iván Morales, de la empresa Minas del Pueblo de Guatemala) me solicitó fue asesoramiento sobre distintos proyectos que tenían. A principios de febrero de ese año, terminada la elección y totalmente dedicado a mi actividad privada de consultor, recibí un adelanto en virtud de ese contrato. Fue en una cuenta a mi nombre radicada en Estados Unidos y que estaba declarada en Argentina. Pude haber pecado de ingenuo, pero de delincuente jamás", declaró Espert.
También vale la pena analizar el descargo del periodista Pablo Rossi, quien luego de la entrevista en la que no logró que Espert negara o afirmara haber recibido la transferencias de Machado, dijo sentir que “Espert le mintió en la cara”. "Si ahora sale a dar explicaciones, ¿por qué no lo hizo anoche?", cuestionó.
Pero la situación de Espert se sigue complicando. Se sumó recientemente el informe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que confirmó que realizó 36 viajes en dos aviones pertenecientes a Federico “Fred” Machado. Entre 2018 y 2019, Espert utilizó las aeronaves en campaña presidencial y compartió algunos vuelos con Machado. Los viajes no aparecen registrados en los gastos rendidos ante la justicia electoral. Los registros indican que utilizó los aviones incluso para traslados mínimos, como entre San Fernando y Pergamino, donde tiene su campo familiar, lo que refuerza la sospecha de que no todos los vuelos fueron de campaña.
Además, se conocieron declaraciones de ex colaboradores de campaña que contradicen a Espert, al afirmar que Machado fue más que un simple aportante y que existieron varias reuniones entre ambos, incluso en Estados Unidos. El costo estimado de los 36 vuelos no declarados ronda los 315.000 dólares, cifra muy superior a lo declarado oficialmente. Paralelamente, se investiga el notable crecimiento patrimonial de Espert tras la campaña, lo que refuerza las sospechas de financiamiento irregular.
El problema del Gobierno con la candidatura de Esper es que la Boleta Única ya está impresa y tiene su rostro encabezando el distrito más numeroso de Argentina, la provincia de Buenos Aires con casi 40% del total de los votantes del país. ¿Cómo hace para bajar su candidatura? El remedio y la enfermedad tienen el mismo poder dañino.
Pero si del escándalo político vamos a la economía, tampoco parecen despejarse los nubarrones. En Washington, algunos operadores financieros ponen en duda la capacidad de gobernabilidad de Milei frente a la oposición y las provincias. Además, en Estados Unidos la asistencia a la Argentina genera críticas internas. A los productores sojeros que critican favorecer a un competidor directo en los mercados internacionales se sumó oficialmente todo el Partido Demócrata reclamando no dedicar recursos públicos al salvataje de la economía argentina.
Esto obligó a Scott Bessent a aclarar que el apoyo a la Argentina no se trataba de un préstamo, sino “simplemente” de un swap. ¿Por qué simplemente? "No vamos a poner dinero en Argentina", afirmó.
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Un swap de divisas es un acuerdo entre dos bancos centrales para intercambiar monedas en un plazo determinado. En este caso, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) recibiría dólares estadounidenses a cambio de pesos argentinos, con el compromiso de devolver los dólares en una fecha futura. La principal diferencia entre un swap y un préstamo radica en la naturaleza del acuerdo, el swap de divisas es un intercambio temporal de monedas pero dado que la moneda argentina, el peso, se desvaloriza a mayor velocidad que el dólar finalmente funciona como un préstamo aunque se lo pueda contabilizar de otra manera, porque en la contraparte hay pesos argentinos en el Tesoro norteamericano.
Pero aunque un swap es un apoyo crediticio, las declaraciones de Bessent y las idas y vueltas sin definiciones claras -inicialmente se especuló con que la ayuda del Tesoro podría incluir la compra de bonos argentinos o un crédito stand-by-, generan inquietud en el los mercado financiero y Caputo tiene todavía 15 días hábiles de mercados operando por delante hasta las elecciones del 26 de octubre, en las que deberá mantener la flotación dentro de las bandas establecidas por el ejecutivo para mantener la inflación.
Por eso se anunció un viaje para este viernes, a Washington junto con Santiago Bausili, José Luis Daza y Pablo Quirno para reunirse con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y cerrar los detalles de un auxilio financiero y ver si así finalmente logran calmar a los operadores financieros.
Además, el encuentro Milei-Trump del 14 de octubre adquiere un carácter simbólico y estratégico, siendo la primera visita de un presidente sudamericano a la Casa Blanca en este nuevo mandato republicano. En círculos oficiales se especula con que el Tesoro podría anunciar medidas antes de esa fecha para evitar que la reunión ocurra en medio de una crisis cambiaria aguda en Argentina.
El propio Bessent, a través de sus mensajes en redes sociales y declaraciones posteriores, buscó calmar a los mercados, aunque la desconfianza persiste entre los inversores. Los flujos récord del agro en septiembre, que aportaron 7.100 millones de dólares por la baja de retenciones no alcanzaron para engrosar reservas netas estimadas en apenas 5.000 millones de dólares, insuficientes para cubrir importaciones y deuda.
La suspensión de ventas de dólares oficiales por billeteras virtuales sumó tensión y aceleró la demanda en los mercados paralelos. La estrategia oficial depende ahora de financiamiento externo, mientras analistas advierten que las medidas paliativas del BCRA solo postergan el ajuste del tipo de cambio. ¿Será Bessent finalmente el salvador que Milei espera? Pero aún si así fuera, será una solución momentánea que no aporta elementos estables para sacar al país adelante de manera sostenible.
Nuestra tendencia a buscar salvadores se intensifica en contextos de crisis reiteradas: económicas, sociales o institucionales. Cada nueva crisis refuerza la idea de que la sociedad es incapaz de superar sus problemas por sí misma y que necesita un líder extraordinario que actúe como catalizador de cambio. Esta dinámica no solo infantiliza a la ciudadanía, sino que perpetúa la sensación de impotencia y dependencia, reforzando un ciclo en el que se alternan líderes mesiánicos y frustraciones colectivas, sin que se aborden las causas estructurales de los problemas.
Ni solo en Milei en 2023 los votantes creyeron estar eligiendo como salvador a quien se ofrecía como mesias sino también en 2015 cuando votaron a Macri como una especie de rey Midas que todo lo que tocaba lo transformaba en oro sobre los antecedentes de los éxitos deportivos de Boca y los éxitos económico de sus empresas familiares.
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El peligro de esta mitificación es que puede derivar en un culto a la personalidad y en políticas centradas en la figura del líder más que en soluciones sostenibles. Al convertir a una persona en el símbolo de la salvación, se subestima la importancia de la acción compartida, la institucionalidad y la participación ciudadana.
Así, el mito del salvador en política actúa como una trampa psicológica y social: promete un alivio inmediato y emocional, pero erosiona la autonomía colectiva y la capacidad de los ciudadanos de construir soluciones duraderas.
Pero la inclusión de Messi permite una lectura un poco contradictoria con el mito del mesías. En el Mundial de Qatar 2022, Messi brilló con su habilidad y liderazgo, pero siempre destacó la importancia del trabajo en equipo. El director técnico, Lionel Scaloni, jugó un papel crucial en la construcción de este equipo, como también el ambiente de camaradería que se formó entre todos los jugadores.
La victoria de Argentina en Qatar subraya la relevancia del trabajo en equipo y la colaboración. Aunque Messi fue una pieza clave, el título fue el resultado de un esfuerzo conjunto, donde cada miembro del equipo aportó su granito de arena. Este logro demuestra que, en el fútbol, como en la vida, el verdadero éxito radica en la unidad y el compromiso colectivo. La combinación de talento individual, liderazgo, estrategia y unidad de equipo es la fórmula que llevó a la selección argentina a conquistar el título, desafiando la idea tradicional del héroe solitario.
Y hay otro mito de la cultura argentina que refuerza esta idea, al que dedicamos una columna en su momento: nos referimos a El Eternauta, el gran aporte de la historieta argentina a la ciencia ficción. Creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López en 1957, la cual presenta una visión profundamente colectiva de la resistencia y la supervivencia.
La historia narra cómo un grupo de personas comunes enfrenta una invasión alienígena representada por una nevada mortal que arrasa Buenos Aires. A lo largo de la trama, se destaca que la única forma de sobrevivir y resistir es a través de la cooperación y la solidaridad entre los miembros del grupo. Este mensaje se resume en la frase "nadie se salva solo", que se ha convertido en un lema emblemático de la obra.
La conclusión es que el verdadero héroe es un héroe colectivo. En lugar de esperar un salvador, debemos buscar las virtudes de nuestra sociedad, para combinarlas y, juntos, salir adelante.
Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira
TV/ff
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