Peronismo

Gustavo Sáenz: "CFK puso candidatos a dedo y así le fue"

El gobernador de Salta sostuvo que el Partido Justicialista se transformó en una “PyME familiar” y reclamó que las autoridades sean elegidas por los afiliados. También advirtió que el interior del país necesita una “reparación histórica” para desarrollarse.

Gustavo Sáenz Foto: Gobierno de Salta

Gustavo Sáenz, gobernador de Salta, planteó la necesidad de una renovación interna del peronismo y un regreso al federalismo real. En ese sentido, cuestionó la conducción actual del Partido Justicialista (PJ) y afirmó que Cristina Kirchner “puso candidatos a dedo y así le fue”. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), agregó: “El PJ se ha convertido en una PyME familiar, y no le ha hecho bien a los resultados que hemos visto en todo el país”, advirtió.

Gustavo Sáenz es político, empresario y abogado egresado de la Universidad Católica de Salta. Fue intendente de la capital provincial salteña entre 2015 y 2019, y senador provincial en representación del departamento de la capital. Actualmente se desempeña como gobernador de la provincia de Salta desde el año 2019.  

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Me resulta especialmente interesante por su posición respecto de Cristina Kirchner y su intento frustrado de competirle a Urtubey y su planteo inmediatamente después de las elecciones discutiendo la necesidad de que la conducción oficial del peronismo se reformule. ¿Cómo tendría que ser el remedio del peronismo para volver a ser una alternativa confiable de gobierno?

Es lo que venimos planteando desde siempre. Es importante consensuar y volver al Partido Justicialista, y no tenerlo como una trinchera o un lugar desde donde se pueda digitar o elegir a dedo. Se ha convertido en una PyME familiar, lamentablemente, y no le ha hecho bien a los resultados que hemos visto en todo el país. Esta es la enfermedad que tiene hoy día el Partido Justicialista, y a la enfermedad hay que curarla. Y para curarla hay que buscar las soluciones que entendemos que son importantes, y la única forma de curar un partido es dándole la posibilidad de que elijan sus propios afiliados en cada pueblo, en cada provincia.

De hecho, nosotros teníamos el PJ con autoridades legítimamente elegidas por los afiliados. No había ningún motivo para intervenirlo, como tampoco al partido de Misiones, al partido justicialista de Jujuy, y darle infinidad de partidos que han sido lamentablemente intervenidos para poder, desde Buenos Aires y desde el PJ nacional, poner candidatos a dedo. Y así les fue, tanto en las provinciales como en las nacionales. Pero nunca hay una autocrítica, nunca hay una renuncia, siempre se buscan culpables.

Se baila cuando ganan en las provinciales y se trata de asumir ese triunfo como propio, y se baila cuando se pierden las provinciales en Buenos Aires también, como diciendo “yo les dije, yo les avisé”. Nunca tenemos la culpa de nada y no nos hacemos cargo de nada. La culpa siempre es de otro. Creo que eso le ha hecho mucho daño al Partido Justicialista y le sigue haciendo daño. Si de una vez por todas los que ya tuvieron la oportunidad de gobernar no dan un paso al costado y dejan que se renueve de una vez por todas el partido, va a terminar desapareciendo. Lamentablemente, para los que entendemos que es fundamental tener una opción o una alternativa para el futuro. 

Dado que sigue siendo el principal partido de la oposición, gobernadores como usted tienen la obligación y oportunidad de producir esa renovación. La mayoría de los gobernadores son del peronismo y del panperonismo, incluso el peronismo cordobés, que se escindió ya hace más de quince años, que perfectamente podrían proponer y llevar adelante esa renovación.

Sí, nosotros los gobernadores estamos hablando mucho. De hecho, sobre todo vengo hablando mucho con los gobernadores de frentes provinciales, donde en la mayoría de los casos están integrados por el Partido Justicialista, no así por el Frente para la Victoria. Porque dentro de mi frente, que es un frente absolutamente amplio y plural, hemos dejado de lado las diferencias ideológicas y hemos buscado trabajar de manera conjunta con distintos dirigentes políticos de distintos partidos para poder trabajar por Salta, que en definitiva es mi responsabilidad, dejando de lado las diferencias y buscando qué es lo que nos une.

Y nos unen muchas cosas, muchas necesidades, muchas asimetrías que existen con el poder central. No con este Gobierno, sino con todos los gobiernos, que siempre han tenido una mirada absolutamente centralista. Y es el momento de que los dirigentes políticos provinciales y nacionales nos sentemos en una gran mesa de discusión a ver la agenda política y legislativa del interior de la provincia, no solo la de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. No la de los intereses, porque lo que se discute a nivel nacional entre los dirigentes nacionales son intereses: quién va a la Corte, quiénes son los auditores generales, quiénes son los jueces que tienen que mandar los pliegos. Y esa no es la agenda política y social que necesita el interior del país.

Yo insisto y voy a insistirlo siempre: hay que terminar con esa lógica de que Dios está en todas partes, pero solo atiende en Buenos Aires. Y para terminar con eso, tenemos la responsabilidad histórica los gobernadores y los legisladores del interior de, de una vez por todas, decir basta para que no sigamos quejándonos eternamente. Nuestra Constitución establece claramente que este es un sistema representativo, republicano y federal. La palabra “federal” no debe ser mala palabra para los gobiernos nacionales. Porque acá, si nos tenemos que echar la culpa, nos la tenemos que echar todos nosotros, por haber permitido que gobernadores y legisladores del interior del país nos hayan dejado de lado tanto tiempo, que no hayamos hecho respetar lo que significa el federalismo. Porque se lo ha pregonado por mucho tiempo, pero no se lo ha practicado para nada. Y creo que hoy es el momento de hacerlo.

Creo que hoy es el momento de decir que el Gobierno nacional necesita estas leyes y todo eso, y que los gobiernos provinciales, sobre todo los del NOA y el NEA, necesitamos una reparación histórica, la que no la tuvo nadie desde que nació la patria. (Martín Miguel de) Güemes ya se venía quejando de esto y ya tenía problemas con el poder central. Y nosotros tenemos que ponernos firmes y decir que tenemos todo para crecer, porque si no estamos constantemente con la mano extendida en Buenos Aires pidiendo limosna, cuando somos provincias ricas, pero que no nos dieron las obras de infraestructura para poder mostrar el potencial, poder crecer y poder tener gente trabajando, que es lo que más buscamos.

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En los gobernadores peronistas hay responsabilidad fiscal, hay un ánimo productivista. Se nos produce aquí la paradoja de por qué no puede resolver el peronismo esa “vecinización” en el conurbano bonaerense del peronismo a nivel nacional. ¿Cómo no pueden lograr que Cristina Kirchner deje de ser la presidenta del partido y haya elecciones con un nuevo presidente del partido que represente ese partido federal, no simplemente la Argentina federal? El partido también tendría que serlo.

Yo nunca fui kirchnerista, de hecho, nunca me colgué de su pollera ni en los mejores momentos, y tampoco voy a aprovechar ahora, en los peores momentos, para poder hablar de ella. Yo siempre pensé que la forma de manejarse de la expresidenta era autoritaria, arbitraria y que nunca se consensuaba nada. A mí me gusta discutir, que el partido sea un ámbito de discusión. El Partido Justicialista es un movimiento donde hay opiniones distintas, donde se establecen con consensos y diálogo cuáles son las políticas a seguir.

Yo entiendo al Partido Justicialista como aquel que brinda la posibilidad de la movilidad social ascendente, no la de planes sociales, no la de poder acompañar y ayudar para que llegues a fin de mes pero nunca puedas salir de la pobreza, sino la de dar mayor cantidad de oportunidades a todos, que las oportunidades sean iguales, independientemente del lugar donde hayas nacido. Si has tenido el privilegio de nacer en los lugares donde hay productividad, donde hay grandes riquezas, está bien. Pero si naciste en lugares donde no tenés esa posibilidad, eso te lo garantiza el sistema federal solidario, para que no haya argentinos de primera y de segunda.

Los escucho muchas veces quejarse y argumentar de los chicos que se van de la Argentina desde Ezeiza. Y a mí me preocupan los que se van de la terminal de ómnibus de Salta, de la terminal de ómnibus de Santiago del Estero, de la de Jujuy, de la de Tucumán, de todo el NOA y el NEA. Sus padres los despiden con lágrimas en los ojos porque se van a Buenos Aires, a la Capital Federal, y terminan viviendo en el Conurbano. Pero se van con sueños, con búsqueda de esperanzas, con ver de conseguir trabajo que no se lo podemos dar acá o no los podemos generar porque no nos dieron las obras necesarias de infraestructura para poder hacerlo.

Hoy somos la gran oportunidad de la Argentina porque tenemos todo lo que Argentina necesita. Ahora, necesitamos esas obras de infraestructura que nos permitan que ese crecimiento sea sólido, si no, vamos a seguir discutiendo durante todos los gobiernos que vengan que nuestros productos no son competitivos, porque lo que nos cuesta llevar el flete desde aquí hasta Rosario es más caro que a Holanda. Y esto lo vienen escuchando ustedes y lo venimos discutiendo hace años los gobernadores.

Y pasa con las industrias. ¿Qué industria va a venir a instalarse al norte de la provincia si pagamos tres veces más los servicios en luz, en gas? Esto no se hace competitivo. Si no tenemos una salida propia al Pacífico, que podríamos tener hace muchos años, si no tenemos acueductos, gasoductos, rutas y tantas otras cosas más. Pero tiene que llegar un momento en que hay que decir: “Hasta aquí llegamos”. A partir de ahora todo lo que se hizo, se hizo mal, porque Salta, a través de Mosconi y Tartagal, le dio a la Argentina durante mucho tiempo gas, y hoy día tenemos esos lugares que no tienen agua, donde no se han hecho grandes obras.

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Por eso no voy a culpar solamente a los gobiernos centralistas, sino también a los gobernadores y a los legisladores de toda la región, que en vez de unirse para pelear por las necesidades que tenemos en conjunto, que son las mismas, siempre han respondido a una autoridad partidaria, a un partido político. Yo no digo que se dejen de lado las convicciones, pero tiene que haber un límite. Tienen que poder decir: "No puedo levantar la mano para ir en contra de algo que pueda afectar a los intereses de la gente a la cual represento, porque después tengo que volver, porque se apagan las luces de Buenos Aires y tengo que volver a mi pueblo y mirarlos a los ojos”. Y por eso es que los gobernadores y los legisladores que vuelven no se animan ni a salir a la calle, porque no tienen la autoridad moral para mirar a la gente a los ojos.

Yo creo que ha llegado el momento de que los gobernadores de distintas provincias peleemos por los intereses de cada una de nuestras provincias, independientemente del PJ y de la agenda nacional, que vamos a acompañar. Estamos dispuestos al diálogo y entendemos que están buenas las reformas. Yo no digo reformas, porque la palabra “reforma” suena mal, siempre se hizo mal y se planteó mal. Hay que hablar de modernización y federalización también.

Por ejemplo, en las provincias no tenemos subsidio al transporte. Desde que asumió este Gobierno, le cortó el subsidio al transporte a todo el interior de las provincias, y no así al AMBA. Cuando van a hacer un convenio colectivo de trabajo con los que trabajan con los choferes de colectivo, les incrementan lo que les corresponde. Como son convenios colectivos de trabajo nacionales, vuelven a Salta, Tucumán, Jujuy, y los choferes, con toda razón y con todo derecho, quieren cobrar lo que cobran en Buenos Aires. Pero allá están subsidiados, entonces el boleto de colectivo no sufre un aumento, y en definitiva lo sufre el usuario.

Por eso hablamos de federalización de convenios colectivos. Al no tener ese subsidio, tenemos que hacer que paguen los usuarios el sueldo de los choferes del colectivo, en este caso los salteños, o los santiagueños, los jujeños, los tucumanos porque no tenemos subsidio. Y estas son las cosas que tenemos que rediscutir y tenemos que terminar con esto de que cuando el Gobierno nacional necesita algo, estamos dispuestos a acompañar. Y lo hemos hecho.

De hecho, yo soy uno de los gobernadores que más he acompañado, porque entendía, después de haber soportado históricamente ataques, golpes, insultos y agravios, que pongo delante de eso los intereses de la Nación. Pero delante de los intereses de la Nación pongo los intereses de mi pueblo, de mi Salta y de todo el norte argentino, porque se necesita una gran reparación histórica para todo el NOA y el NEA. Y yo les aseguro que de esa manera nuestros hijos se van a quedar trabajando en su tierra con su familia. El arraigo es fundamental.

Cuando voy a Buenos Aires me cruzo con muchos santiagueños y salteños que son taxistas y me de la tristeza de haberse tenido que ir a Buenos Aires o a Capital Federal en busca de trabajo porque acá no se lo puede brindar, o en busca de nuevas oportunidades de estudio. Pensar que las universidades públicas de las provincias generan desequilibrio fiscal es una locura. Generan oportunidades, generan crecimiento, y eso es lo que tenemos que pelear y luchar: que tengamos el federalismo con las mismas oportunidades. Las mismas oportunidades significan en educación, en salud, en trabajo y en infraestructura. Es fundamental para el crecimiento y el progreso del norte que tengamos esas obras que se nos negaron desde que nació la patria.

 

TV/ff