Por qué los argentinos se vacunan menos: razones de un peligro silencioso
El infectólogo Eduardo López sostuvo que la caída en la vacunación infantil y el avance del sarampión responden a un problema de "acceso" y a la "desinformación”.
Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina e Infectología del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez, sostuvo que el país atraviesa un escenario crítico ante la caída de la vacunación y un creciente impacto de discursos antivacunas. “Los grupos antivacunas son habitualmente irracionales, con cero de información científica”, denunció en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).
Eduardo López es un reconocido médico infectólogo con una destacada trayectoria en la salud pública y la pediátrica. Se desempeña como jefe del departamento de Medicina e Infectología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Además, es titular de la cátedra de vacunas en la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador.
Crece el sarampión y hay una tendencia de menos gente vacunada. Ayer en el Congreso con una diputada antivacunas planteó que las vacunas magnetizan a las personas. Pareciera que las vacunas del COVID generaron un mayor grupo contra vacunas. Eso genera un efecto en menos gente vacunándose, con un Gobierno que le pone menos foco a ese tema.
En primer lugar, es desafortunado que se haga un evento antivacunas en un evento en lugares anexos a la Cámara de Diputados, especialmente porque hay una ley contada por ambas cámaras y en ejercicio, que es la ley de vacunas, en la cual dice que las vacunas son gratuitas y obligatorias. Entonces, en primer lugar creo que fue desafortunado, teniendo en cuenta además que varias sociedades científicas, incluyendo la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, enviaron una nota a Presidencia de la Cámara de Diputados diciendo que no era correcto que un grupo antivacunas iba en contra de todas las disposiciones y que no debía hacerse en el ámbito legislativo.
Dicho esto, en general diríamos que los grupos antivacunas son grupos habitualmente irracionales, con cero de información científica, muchas veces no éticos, porque generan miedo a la población. Informan sobre hechos que ya están demostrados en la ciencia que no eran correctos. El mejor ejemplo es lo de sarampión, rubiola y papera, la famosa triple viral, que volvieron a insinuar que podía dar autismo cuando está perfectamente demostrado que esto lo liberó un médico que después reconoció que había mentido y que además se le sacó la matrícula y no puede ejercer en Inglaterra.
Nosotros en Argentina, las coberturas de vacunación han ido bajando, especialmente la de edad pediátrica y adolescencia. Para que usted tenga una idea de esto, en los primeros 18 meses de vida, en el año 2023 se dejaron de dar alrededor de 200.000 vacunas, y en el año 2024 sí mejoró, pero también se dejaron de dar casi 100.000 vacunas. Dos encuestas de dos fundaciones muy serias demostraron que el porcentaje de acceso a la vacunación no supera el 67%. ¿Qué significa eso? O los vacunatorios estaban cerrados, o cierran en horarios restringidos, o cuando fui no tenía la vacuna que tenía que aplicarle a mi hijo, o tuve que esperar más de una hora, con lo cual perdí el presentismo. Dado que los vacunatorios en Argentina no funcionan más de las 2 de la tarde, y además no abren sábado, domingo ni feriado, a la gente que trabaja le es muy difícil acceder a la vacunación.
Sí hay un porcentaje de 5 a 10% de individuos que tienen vacilación o reticencia a vacunarse, habitualmente con una vacuna. Esta vacilación aumentó hacia alrededor del 10%, 15%, con la vacuna de COVID, porque la vacuna del COVID tuvo idas y vueltas, y Argentina, como otros países, la implementó en forma muy rápida. Aun así, las vacunas de COVID evitaron la enfermedad en 22 millones de personas.
¿Puedo decir que la campaña antivacuna se potencia por el COVID y que el gobierno anterior quedó catectizado con encierros más prolongados que generaron una reacción política que fue muy exitosa? Por ejemplo, en su momento Patricia Bullrich la llevaba adelante en contra del encierro, y por carácter transitivo el encierro y las vacunas todas eran significantes del COVID. Al mismo tiempo, el Gobierno reduce el presupuesto para que los vacunatorios estén abiertos, y que en todo eso es el resultado reactivo al enojo con determinadas medidas que se tomaron durante el COVID. ¿Es una hipótesis plausible?
Creo que hay algunos elementos que uno tiene que diferenciar. En primer lugar, Argentina tiene un problema de acceso, de la facilidad que le damos a la gente para que se vaya a vacunar. Esto no es el COVID. Argentina en el fondo tuvo que utilizar distintos tipos de vacuna, con lo cual perdió la confianza en esa vacuna porque cambiamos mucho. Sin embargo, tuvimos la suerte de que utilizamos pocas veces la vacuna de AstraZeneca, que fue la vacuna que provocó mayores efectos adversos, ya reconocidos por el laboratorio, y fue la que tuvo mayor impacto en Europa.
Por otro lado, creemos que hay que pensar distinto. Una cosa es poner vacunas en el calendario y otra cosa es que la vacuna le llegue a la gente, porque la única vacuna eficaz es la que está en el brazo del individuo que la tiene que recibir. Entonces, se van generando porciones de dudas, y se arma una cadena que hace que la gente común tenga dudas sobre determinadas vacunas. Generalmente es a una o dos vacunas, no hay una reticencia a todas las vacunas. Y ahí tiene un rol el médico, porque los médicos somos los que las personas les tienen más confianza. Ya hay múltiples encuestas diciendo que el rol del médico de cabecera, ante la duda de vacunarse, es quien mejor puede responder y ayudar a esto, siempre y cuando también el médico esté obviamente convencido.
Siempre digo que las vacunas no se presentan como un antibiótico o un antitérmico. Usted tiene que conversar, consensuar y convencer. ¿Por qué? Porque las enfermedades de las que nos vacunamos evitan enfermedades graves o eventualmente la muerte. Fíjese que prácticamente ha desaparecido la poliomielitis, por ejemplo. Esto fue gracias a la vacuna. La varicela desapareció gracias a las vacunas, y aparece el sarampión porque la gente no se vacuna. Ese es un tema muy importante, en el cual creo que tienen un rol el Estado y las sociedades científicas. Cuando nosotros en la encuesta de la Fundación Argentina de Infectología Pediátrica preguntamos si tienen suficiente información sobre la vacuna, el 75% de los encuestados dijo que no hay suficiente información sobre las vacunas.
¿Me equivoco yo o antes del COVID no existía esta aversión a las vacunas en un porcentaje determinado de la población?
Es correcto. La pandemia de COVID hizo generar dudas o vacilaciones o reticencias a la vacunación. En general es alguna u otra vacunación, pero no es universal. La diferencia que hay con los grupos antivacunas es que ellos dicen que no hay que vacunarse para nada y son verdaderos talibanes antivacuna. Entonces, eso es grave porque no informan adecuadamente. Pero sí es cierto que la pandemia de COVID y las diferentes vacunas hizo aumentar un poco la duda a vacunarse.
Yo no estoy diciendo que las diferentes vacunas crearon el aumento de los antivacunas. Yo estoy diciendo que la politización que se hizo es la que creó que se generase cierto temor en la población, porque pasó a ser un tema de disputa política, y que eso aumentó la actitud de suspicacia sobre la calidad de las vacunas, que ya no tiene nada que ver con el COVID. Estamos hablando de sarampión, por ejemplo.
Sí, estoy totalmente de acuerdo. Cuando la política se mete en la ciencia, la que pierde es la política en la ciencia. Esa es la realidad. No tengo duda de eso, y no es un problema de una orientación política. Fíjese usted lo que está pasando en Estados Unidos. El secretario de Salud es antivacuna, y ahora tienen un brote epidémico de sarampión.
¿Es probable que el encierro haya generado otro tipo de patologías? Como que la menstruación, por ejemplo, sea a edad más temprana. ¿O es parte también de los mitos que se crearon en la politización de la pandemia?
No. Lo que sí es cierto es que el encierro prolongado generó, sobre todo en chicos, diríamos, algunos trastornos al aprendizaje y adecuación. Pero no está para nada demostrado que tuvieron ausencia de menstruación por estar retirados de la cotidianidad. Sí es cierto que los chicos tuvieron un impacto con respecto a la escolaridad. Y esto es cierto, esto no se puede negar, pero de ahí a multiplicarlo para que fue por la menstruación y demás, no hay datos que lo confirmen para nada y no hay ningún trabajo publicado al respecto.
Estas son notas que ayudan mucho para que la gente se convenza de vacunarse. Y hay que decir a los gobiernos, con todo respeto, tienen que tener los vacunatorios más tiempo abiertos y tienen que estar todas las vacunas. Hay que empezar a analizar si ciertamente no tenemos que empezar a vacunar en las escuelas.
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