San Martín: erudito, político y conciliador
La llegada del absolutismo francés a España, en donde el Libertador vivía desde los 6 años, despertó en él la necesidad de regresar a su país para colaborar con lo que se gestaba. De moral inclaudicable, se mantuvo al margen de los enfrentamientos pasionales y decía que militaba en el “partido americano”.
José de San Martín es la figura histórica que más adhesiones y cohesión genera en el complejo escenario político y social de la Argentina. Esto no solo se debe a sus evidentes logros militares en la guerra de la independencia, sino también a su moral y actitud política que sigue siendo un ejemplo.
Desde los seis años residió en España donde recibió una educación erudita en saberes, pero también moral en su fondo y en sus formas. Se formó en matemática, filosofía, idiomas, poética, historia, esgrima, agricultura, música y dibujo, en cuyas áreas mantuvo el interés a lo largo de su vida, en especial por la filosofía estoica, adecuada a la moralidad y la templanza virtuosa que expresaría de adulto. Ello se evidenciaba en la biblioteca que conservaba y que lo acompañó en sus viajes.
Las fuerzas francesas avanzaron sobre España entre 1808 y 1810, mientras permanecía preso el rey Fernando VII, lo que desencadenó una crisis de legitimidad de la autoridad. Ante ello, se iniciaron procesos revolucionarios en Hispanoamérica y su consecuente guerra que implicaría la militarización social y la inestabilidad política de la región.
Ante ello, San Martín decidió regresar al Río de la Plata y colaborar con los movimientos revolucionarios, que consideraba que debían avanzar hacia la independencia.
Así emerge el San Martín político, que participó de la sociedad secreta conocida como Logia Lautaro y arribado en Buenos Aires formó parte de diferentes movimientos. San Martín permaneció con el objetivo definido de lograr la independencia, a pesar del cambio de contexto internacional y los giros diplomáticos del Directorio gobernante. Siendo Intendente-Gobernador de Cuyo diseñó el Plan Continental que implicaba poner fin a la guerra a través de la liberación de Chile y Perú. Para ello, buscó acordar con el Directorio e impulsó la convocatoria al Congreso de Tucumán.
Allí, a través de sus cartas y mediante los diputados cuyanos, presionó para la declaración de independencia el 9 dejulio de 1816.
Independencia: 10 meses sesionando para ponerse de acuerdo en un solo punto
En términos políticos expresó siempre su deseo por un gobierno liberal, esto significaba la oposición al régimen absolutista, mediante la existencia de la división de poderes y el respeto por derechos civiles y políticos.
Aunque no por eso, dejó de pensar en la posibilidad de una monarquía constitucional que respetara tales parámetros. A su vez, se expresó preocupado por mantener el “orden” y la “unidad”, en un contexto de guerra donde la estabilidad e integridad del territorio estaba en riesgo.
Su moral lo llevó a buscar conciliar aun en el marco de la guerra y la convulsión política vivida. Al llegar a Chile, prefirió no asumir el gobierno y dejar en su lugar a su amigo, el chileno Bernardo O’Higgins. Pese a sus diferencias con José Gervasio Artigas, optó por no dirigirse a reprimir su movimiento en el litoral rioplatense y avanzar en el Plan Continental.
Llegado a Perú, estuvo dispuesto a entrevistarse con el virrey antes de iniciar una ofensiva directa cuya violencia era evitable. Ya como Protector del Perú, se encontró con Simón Bolívar, a quien delegó la continuación dela campaña militar, a pesar de las diferencias personales que tenía con el caraqueño.
Tampoco quiso tomar parte de las guerras civiles entre unitarios y federales que enfrentaron a ex subordinados suyos. Ante el cuestionamiento sufrido por diversos sectores, decidió regresar a Europa en ostracismo. Pero a pesar de eso, expresó ser del “partido americano” y continuó colaborando con la diplomacia hispanoamericana hasta sus últimos días.
Hasta el final de sus días, supo mantenerse la margen de los enfrentamientos entre americanos, sin por eso dejar de sostener una posición política inclaudicable, pero moral y conciliadora, desde su amplia erudición y preparación.
*Universidad del Salvador, Conicet-Universidad Católica Argentina, Academia Nacional de la Historia
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